La guerra olvidada en Sudán del Sur
El jefe de protección de Unicef en el país africano asegura que hay más de 2.100 niños soldados que esperan ser liberados de los grupos armados y están en peligro de caer en el olvido
Llegar a Sudán del Sur es como llegar a otro mundo. La medianoche del 9 de julio de 2011 se convirtió en un país independiente bajo el nombre de República de Sudán del Sur. Es un Estado completamente nuevo, con una capital que solo tiene electricidad desde noviembre de 2019. Aquí los grupos armados rebeldes siguen luchando contra las tropas progubernamentales, pero también entre ellos. Los dos principales intentan desesperadamente, desde hace aproximadamente dos años, crear un gobierno de unidad.
Hace solo unas semanas, en un pequeño pueblo lejos de la capital, Juba, liberamos a dos adolescentes de unos 15 años que habían sido arrestados durante una confrontación entre un grupo armado y los militares. Ambos resultaron heridos por bala. Fuimos informados de su ubicación 10 días después de ser capturados. Mi colega Stener, un noruego, estaba en el campo con los menores de edad buscando una clínica para que recibieran atención médica. Finalmente, después de varias llamadas durante todo el día, pude coordinar su evacuación a un hospital dirigido por Médicos Sin Fronteras (MSF), situado a 50 kilómetros de ruta en malas condiciones.
Si uno de los niños no hubiera recibido asistencia médica en ese momento, habría requerido la amputación y habría perdido el brazo. Encontrar servicios básicos de salud es un desafío en Sudán del Sur. Someterse a una cirugía por lesiones de bala es aún más difícil.
En un país de 14 millones de personas, 2,2 millones de niños y niñas no van a la escuela. La tasa de alfabetización de los adultos es del 26,83%. Y, además de los desafíos en acceso a salud y educación, es uno de los lugares donde más menores son secuestrados y reclutados por grupos armados: desde 2014, Unicef ha registrado 5.988 incidentes de reclutamiento.
Sudán del Sur es uno de los países donde más niños son secuestrados y reclutados por grupos armados: desde 2014, Unicef ha registrado 5.988 incidentes
Afortunadamente, también hemos podido liberar a 3.677 de estos grupos armados. Estas liberaciones significan días de negociaciones, conversaciones con comandantes en aldeas y áreas muy remotas. A veces tienen dificultades para entender por qué los niños no deberían ayudarlos y, en cambio, sí tendrían que ir a la escuela.
En ocasiones, ellos mismos se escapan de los grupos armados o milicias. En Ecuatoria Central, uno de los estados de Sudán del Sur, dos niñas y diez niños huyeron y fueron a buscar refugio en una ONG local. Les gustaría volver con sus padres, pero no pueden porque en su región de origen todavía hay inseguridad. Ahora esos chicos van a la escuela y tienen muy buenos resultados. En mi última visita me mostraron espontáneamente sus últimos boletines de notas. Estaban muy orgullosos de sacarlas buenas. Me sentí como un gran padre a quien daban las gracias.
Los chicos están viviendo en una casa atendidos por dos matronas; las dos chicas residen con la familia de un pastor. Pero más de 2.100 niños siguen a la espera. Y Sudán del Sur no sale en las noticias tanto como otros países, como por ejemplo Somalia.
Estos menores de edad esperan ser liberados pronto y, cuando suceda, necesitarán ropa, apoyo psicosocial, artículos de higiene, colchonetas. Han sufrido, algunos durante años. Tienen derecho a vivir su infancia, a participar en actividades de juegos como cualquier niño; derecho a ser amados por su parientes. Necesitamos buscar a sus familias y apoyar su reunificación familiar, cuando sea posible. Darles condiciones de vida dignas y acceso a actividades recreativas y educativas.
En Sudán del Sur me despierto cada día sabiendo que mi trabajo es importante. Sabiendo que nada más pisar terreno me encontraré con las miradas de niños y niñas inquietos que confían en mí. No quiero pensar que podría llegar el día en que no podamos ayudarlos o en que la liberación y reintegración de esos más de 2.000 aún prisioneros simplemente caiga en el olvido.
Jean Lieby es jefe de protección de Unicef en Sudán del Sur.
La sección En Primera Línea es un espacio en Planeta Futuro en el que miembros de ONG o instituciones que trabajan en terreno narran sus experiencias personales y profesionales con relación al impacto de su actividad. Siempre están escritos en primera persona y la responsabilidad del contenido es de los autores.
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