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Columna
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Torra en modo Sansón

A veces es necesario y forzoso que un hombre muera por un pueblo. Pero nunca al revés

El presidente de la Generalitat, Quim Torra. En vídeo, división en el independentismo por la inhabilitación como diputado de Torra.Foto: atlas | Vídeo: EFE | ATLAS
Xavier Vidal-Folch

Si Sansón se hubiera ido de weekend, aún existiría el templo de Jerusalén. Pero quiso vengarse de los filisteos, y en cuanto le creció el pelo, segó sus columnas y lo derrumbó, con ellos y él mismo dentro. Si Quim Torra, que se sabe la Biblia, quiere emularle, lo tiene fácil: desafiar al Tribunal Supremo, a la Junta Electoral Central (JEC), a sus socios de Esquerra, y a la estabilidad de las legislaturas catalana y española.

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La cosa es compleja. Recapitulemos. La JEC no desposeyó a Torra de la presidencia ni de su escaño autonómico. Pero hizo el día 2 algo equivalente a lo último: dejó “sin efecto la creedencial de diputado electo”. Fue una resolución polémica, de siete contra seis. Quizás legal, porque aplicaba la ley electoral (LOREG).

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Pero probablemente sin encaje constitucional, pues su artículo 6.2, en el que se basó, permite anular el acta a los condenados por sentencia “aunque no sea firme” si fueron contra las instituciones del Estado y por ello inhabilitados. Así que legal pero inconstitucional —a juicio de expertos solventes—, ya que el artículo 24 de la Constitución garantiza que “todos tienen derecho” a “la presunción de inocencia”, es decir, a no ser sancionados hasta que sean objeto de una sentencia firme.

Torra fue condenado por el Tribunal Superior catalán por desobediente (no retirar lazos amarillos de la Generalitat), pero no en firme, pues el Supremo (Sala Penal) aún no ha validado esa sentencia en casación. Sin duda alguna la ratificará, pues el reo ya se declaró culpable en sede judicial y en el púlpito público.

Pero mientras, el Supremo (Sala contenciosa), aunque tampoco le confiscó el asiento, le negó medidas cautelarísimas (superurgentes) y luego cautelares (urgentes) contra la evaporación por la JEC de su escaño, no de la presidencia. Así que hoy debe abandonarlo, no esta. Ha prometido que se resistirá. Veremos.

Hay al menos cuatro alternativas al lío: 1. Que recapacite, se lo diga al presidente del Parlament, Roger Torrent (de Esquerra) y siga al frente de la Generalitat: no problem. 2. Que además, interponga recurso de amparo al Constitucional, contra la base jurídica de la LOREG. 3. Que convoque elecciones y así no incumpliría, pero abortaría el pacto de presupuestos y las ayudas por el temporal. 4. Que no haga nada de eso y Esquerra le retire el apoyo como president por empecinarse en una conducta ilegal.

Tiene escrito Salvador Espriu contra los Sansones: a veces es necesario y forzoso que un hombre muera por un pueblo. Pero nunca al revés, “mai tot un poble per un home sol”.

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