_
_
_
_

David Reed: del ‘soul’ a Zambia, 40 años de reportero gráfico

Documentó la música negra estadounidense hasta que abrazó el fotoperiodismo puro y duro. Cualquier cosa, asegura, antes que un trabajo normal que solo paga facturas

“Es una pareja anónima en el Nueva York de los setenta. Me resultaba fascinante lo estilosos que eran los jóvenes amantes del ‘soul’ de aquella era”, dice David Reed.
“Es una pareja anónima en el Nueva York de los setenta. Me resultaba fascinante lo estilosos que eran los jóvenes amantes del ‘soul’ de aquella era”, dice David Reed.

David Reed, nacido en Londres en 1946, mal estudiante pero buen aficionado al atletismo y a la bicicleta, un buen día se puso a juguetear con las cámaras que utilizaba su padre, profesional especializado en la fotografía industrial. Así fue como el virus se inoculó en las venas de aquel muchacho. Hasta hoy. Tras pasar por la Ealing Technical & Art College se metió en el ajo de los flases al convertirse en asistente de Terence Donovan, uno de los grandes fotógrafos de moda de los años sesenta y padre de lo que se dio a llamar el Swinging London. En aquella época, Londres era como un gigantesco imán que atraía a jóvenes. Desde más o menos 1965 la capital británica se consolidó como el principal centro internacional del pop con un renacer creativo y una fiesta continua. De él aprendió técnica, luces y sombras. El resto lo hicieron otros maestros de su época: Irving Penn, Robert Frank o Bruce Davidson.

Jimmy Reid, líder sindical de los astilleros de Glasgow. La foto fue adquirida por la National Portrait Gallery de Londres
Jimmy Reid, líder sindical de los astilleros de Glasgow. La foto fue adquirida por la National Portrait Gallery de LondresFoto: David Reed

A principios de los años setenta llamaron a Reed del Sunday Times Magazine y del sello discográfico Stax, la alternativa sureña a la Motown de Detroit, para deambular por Nueva York y Memphis y retratar a esa marabunta del soul y el blues que estaba cambiando las reglas del ritmo. Seres y artistas venidos de otro mundo que revolucionaron, entre otras cosas, la manera de vestir. “La vida por entonces era divertida, aunque trabajábamos duro. No había horarios establecidos, currábamos a la hora que fuera y donde fuera. Yo era un fanático del soul y el blues. Para mí fue un sueño fotografiar a muchos de mis héroes musicales… aunque a menudo no les gustaba mi acento de blanco inglés”, relata Reed.

Del universo musical pasó al reporterismo gráfico puro y duro. En Zambia (África) sintió el peligro. “Fui arrestado allí en 1986, acusado de ser un presunto espía sudafricano, y me obligaron a marchar calle abajo con el cañón de una pistola pegado a mi espalda. No fue una experiencia agradable. Menos mal que un ministro de aquel país dio la cara por mí y terminaron soltándome bastante rápido”, informa.

Rufus Thomas en su casa de Memphis en los setenta con uno de los trajes que usaba en sus conciertos.
Rufus Thomas en su casa de Memphis en los setenta con uno de los trajes que usaba en sus conciertos.Foto: David Reed

Más tarde, ya en 1994, se interesó por el retrato más íntimo. Como los que realizó para el proyecto Material World, promovido por el fotógrafo Peter Menzel, en el que 30 familias corrientes de todo el mundo se retrataban en la calle junto a todas sus posesiones. El fin era mostrar sus diferencias socioculturales y económicas. “Este trabajo implicó captar la vida cotidiana de una familia británica sin concesiones a lo accesorio, solo ellos y sus costumbres. El libro y las exposiciones que salieron de allí comparaban los estilos de vida de familias de todo el mundo. El proyecto incluso logró un patrocinio de las Naciones Unidas, con motivo del Año de la Familia”, recuerda.

 David Reed durante el rodaje de un documental en Sierra Leona en 1973.
David Reed durante el rodaje de un documental en Sierra Leona en 1973.

Reed se resistió al cambio cuando llegó provocado por la llegada de la era digital (“por fortuna, siempre he tenido un gran don para el Photoshop”) y ahora vive retirado en una pequeña casa en la campiña inglesa. No es fácil dar con él. “He tenido la suerte de pasar mi vida viajando por el mundo, cubriendo una increíble variedad de historias y temas, conociendo lo bueno y también lo simplemente grande, viendo lo ordinario y extraordinario, y cobrando por ese privilegio. ¡Ha sido mucho más emocionante que trabajar para ganarse la vida!”. Ahora, con 73 años, cuando hace balance de su brillante carrera, si algo no se considera es artista. “Yo no soy fotógrafo de arte, lo que soy es documentalista, me describo como reportero gráfico. Lo que me gusta es mostrar los temas en su entorno natural”. Con más pretensiones no habría llegado tan lejos.

El mítico Ben E. King, intérprete de ‘Stand by me’, en Harlem en 1973.
El mítico Ben E. King, intérprete de ‘Stand by me’, en Harlem en 1973.Foto: David Reed

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_