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Esta (no) es otra foto más de gatos

Willy Kurniawan (Reuters)

HAY REFUGIOS de montaña, refugios antiaéreos, refugios para niños sin familias y refugios para pudientes temerosos de una hecatombe nuclear. Los hay de mil tipologías y naturalezas. Este es un refugio para gatos. Ahí los tienen en sus estanterías, tranquilos e incluso alguno de ellos posando para el fotógrafo, mientras esperan la adopción que puede cambiar sus vidas. No es seguro que, de producirse, la cambie para bien: aquí están como reyes. El local se llama Rumah Kucing Parung, está en Bogor, oeste de Java, Indonesia, y lo regenta una señora de 45 años llamada Dita Agusta que, gato más, gato menos, viene a ser una especie de Noé de los felinos. Aquí, en su personal Arca, no los salva del diluvio, sino de la soledad. Los alimenta, los cuida y les da cariño en espera de un dueño. Pero si estos animales hablaran, alguno diría, quizás, que prefiere quedarse.

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