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Vale, aprender música es un bálsamo para el cerebro, pero… ¿aún estoy a tiempo?

Si buscas un propósito ambicioso, de esos que te cambian de verdad, plántate (con tus canas) frente a un instrumento en 2020. Pero antes, lee esto

La escena tuvo lugar en el Puente de Carlos, en Praga, sobre el río al que el compositor Bedrich Smetana dedicó uno de los allegros más célebres de la historia de la música, El Moldava. A sus 30 años, el informático malagueño Ignacio Pérez Martín pisaba sus transitados adoquines cuando, entre las estatuas barrocas, un cuarteto de violonchelos llamó su atención. Siempre le había interesado la música, pero nunca había podido adentrarse en su estudio. Todo cambió entonces: sobre el Moldava encontró la puerta hacia la interpretación, y demostró que nunca es demasiado tarde para aprender a tocar un instrumento... ni para experimentar sus beneficios.

"De vuelta en España empecé a indagar acerca de cómo podría aprender de cero y sobre si merecía la pena a mi edad. Pregunté a profesores del conservatorio e investigué... No encontré ninguna razón por la que, al contrario de la opinión popular, la edad adulta fuese un algún impedimento para llegar a tocar bien este instrumento, así que me compré un violonchelo y me matriculé en una academia. No me puse ningún reto, simplemente me lancé con la premisa de dedicarle el tiempo necesario". El informático asimiló en su primer año todo el solfeo de los cuatro primeros cursos del grado Elemental. Hoy cursa el quinto nivel del Profesional de violonchelo y ha cumplido el sueño que aún tienen muchas personas que también puede convertirse en realidad. ¿Por qué no comenzar a darle forma en 2020?

Internet y un profesor flexible, ayudas inestimables

La ciencia lleva décadas estudiando cómo tocar un instrumento impacta en el cerebro de los intérpretes, y solo han encontrado ventajas. Multitud de estudios concluyen que ayuda a establecer mejores conexiones neuronales, influye en la memoria a largo plazo y protege del deterioro cognitivo. En este sentido, un estudio reciente de la Universidad de Montreal, en Canadá, sitúa la música como la actividad que tiene una repercusión más positiva en el rendimiento cerebral. Y las investigaciones no apoyan la idea de que sea más difícil aprender de adultos: como dice el neurocientífico Mariano Sigman, "no es cierto que alguien toque muy bien la guitarra porque aprendió de pequeño, sino porque pasó miles de horas tocando".

Nunca es tarde para aprender música, como refleja la actividad de Espai Senior, un proyecto de la fundación barcelonesa destinada al aprendizaje musical para mayores de 40 años Taller de Mùsics. El programa comenzó hace seis años con 28 alumnos, hoy cuenta con 160 aprendices, quince grupos instrumentales y dos bandas. Glòria Torres, coordinadora académica y profesora de saxo, explica que "no hay una edad límite para aprender música o llegar a ser buen músico, con ningún instrumento. Lo que le digo a mis alumnos es que la finalidad de una carrera musical en este momento de la vida no debe enfocarse hacia el éxito profesional, sino hacia el triunfo personal".

Tampoco hace falta aprender solfeo, y el trabajo de los maestros está más a mano que nunca gracias a Internet. El pianista James Rhodes, por ejemplo, explica en el libro Toca el Piano (Blackie Books), cómo tocar bien el Preludio en Do Mayor de Bach en un período de 6 semanas sin necesidad de tener conocimientos previos. Es una obra del genio de Hamburgo también apta para novatos a los que no les apetezca pelearse con el pentagrama gracias a los tutoriales de YouTube con el método Synthesia, un sistema en el que las teclas aparecen iluminadas en colores para que el aprendiz reproduzca la colocación exacta de los dedos en cualquier teclado. En esta línea, otro buen ejemplo para practicar es el Preludio Op. 28, nº 4 de Chopin. Aprender acordes de guitarra también es más fácil que nunca gracias a multitud de videotutoriales gratuitos, o a la aplicación Fender Play con el que la emblemática firma realiza un gran despliegue de recursos multimedia para allanar el camino a quienes parten de cero en guitarra, bajo y ukelele, con un método que promete enseñar a ejecutar el primer riff en 7 minutos.

Estas propuestas son muy interesantes para probar cómo sabe la música cuando discurre por los propios dedos, pero está claro que si uno desea conocer a fondo los beneficios de tocar un instrumento debe ir un poco más lejos. Eso no significa que haya que dominar por completo las figuras y los silencios, de hecho, genios como Paco de Lucía y Luciano Pavarotti tenían grandes dificultades para leer partituras. Pero elegir un buen profesor es importante, y Torres recomienda apostar por aquellos que son capaces de ser flexibles, como los docentes curtidos en jazz o folk, alejados de pedagogías rígidas.

Nunca es tarde para convertirse en cantante de ópera

No nos olvidemos de que los instrumentos musicales de carne y hueso. Cantar es un estímulo fundamental para el desarrollo humano que ejercemos casi inconscientemente y al que merece la pena acercarse en serio en cualquier momento de la vida. "Con dedicación, la inmensa mayoría de las personas pueden alcanzar un buen nivel técnico. Es cierto que la voz cambia con la edad por motivos hormonales, pero no podemos hablar de un envejecimiento. En el caso de las mujeres, el timbre experimenta una transformación con los embarazos y la menopausia, va cogiendo más cuerpo", asegura Rita Moldao, soprano y directora de la escuela CPV Rita Moldao.

Tampoco es que necesariamente haya ser joven para triunfar en los escenarios. La soprano Nadine Benjamin, una de las estrellas emergentes de la ópera británica dejó a los 26 años su trabajo en la ventanilla de una sucursal bancaria para empezar de cero en el estudio de la técnica vocal. Pero Moldao matiza: "Debutar con más de 40 años es infrecuente, solo ocurre con voces muy particulares o habilidades específicas, como los cantantes wagnerianos".

En este territorio musical, la profesora subraya que la mayor dificultad de la enseñanza de adultos frente a la de adolescentes reside en los vicios adquiridos por cantar sin entender el papel de la respiración o el diafragma, contribuyendo a las típicas afonías de karaoke. "La presión debe ejercerse siempre sobre el suelo pélvico y con la apertura del diafragma, nunca con la garganta, que es un tubo que se limita a dejar pasar la voz", explica. Exige algo de dedicación, pero la técnica no es lo que más vas a disfrutar si decides dar el paso y aprender música aunque casi peines canas, si el informático que encontró su camino sobre el río Moldava. "Mi experiencia es que los adultos entienden mejor que los niños la dimensión expresiva de la música, y pueden transmitirla mejor a través del instrumento", concluye.

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