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Columna
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Primero vinieron por...

Sánchez e Iglesias, que pretenden, según sus propias declaraciones, ser muy transparentes, han empezado mal. No hay más excusas

Jorge M. Reverte
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, tras la firma del acuerdo.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, tras la firma del acuerdo. EFE

A los anglosajones les debemos muchas cosas, y no es la menor su respeto por un oficio que pueden ejercer desde los seres más abominables hasta los mejores. Me refiero al periodismo, claro, no a la prostitución.

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Yo tengo un amigo anglosajón, llamado Dwight Porter, un excelente periodista ya retirado, que me recuerda, de cuando en cuando, la importancia del oficio. Y este año lo ha hecho con un añadido al poema del pastor luterano Martin Niemöller, popularizado después por Bertolt Brecht. El texto es muy sencillo: “Primero vinieron por los periodistas… después, no sabemos qué pasó”.

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Pedro Sánchez y Pablo Iglesias decidieron el día 30 de diciembre de 2019 que la presentación de su programa de coalición se haría sin periodistas de los de preguntar y escribir, solo con gráficos.

Estos dos políticos que pretenden, según sus propias declaraciones, ser muy transparentes, han empezado mal. No hay más excusas. Su firma del programa conjunto ha tenido la mitad de testigos de lo normal, como si se tratara de la boda de algún personaje de revistas. Los ciudadanos hemos podido ver los abrazos que se daban Sánchez e Iglesias, sin ningún “pico” que explicara que se habían perdonado anteriores declaraciones.

Puede ser que yo sea muy obtuso, pero no acabo de entender por qué decidieron tal cosa. Ni la peor de las ideas me encaja: no querían tener que explicar en público los sapos que se han regalado el uno al otro, y los que ERC les ha hecho comerse a los dos. Pero sí sabemos, al menos en parte, lo que va a pasar: los periodistas de preguntar y escribir van a seguir preguntando y escribiendo siempre que puedan. Unos les serán más simpáticos que otros a Iglesias y a Sánchez.

La otra posibilidad no es demasiado remota, y está anunciada por la actitud conjunta de Iglesias y Sánchez. Es muy sencillo crear un equipo que nos vaya diciendo lo coherente y lo bien que va todo. Yo no creo que su intención sea esa.

Yo quiero creer que la intención de Sánchez e Iglesias se basa más en un sentimiento tan noble como la pereza que en un desprecio tan evidente por el derecho de los ciudadanos a estar informados de verdad sobre lo que pasa más allá de los abrazos, que ya sabemos lo que valen.

Primero quisieron que los periodistas no preguntaran...

No es eso, ¿verdad?

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