Globalización sin andamios
¿Seguro que nadie se habría tomado en serio estas noticias hace diez años?
Déjenme compartir tres noticias del último mes que nunca hubiéramos considerado verosímiles hace solo diez años. La primera, que la principal herramienta de la Organización Mundial de Comercio para resolver las disputas entre países ha dejado de funcionar. La causa de esta parálisis es la negativa de la Administración norteamericana a renovar los miembros del comité de apelaciones de la institución, pero la razón última es el creciente rechazo a aceptar como legítimas (por parte del Gobierno de Trump, pero no solo) las decisiones de estos órganos internacionales.
La segunda, que los conservadores británicos han concurrido a las elecciones con un líder con rasgos nacionalpopulistas, ferviente defensor de la salida del Reino Unido de la UE, y cuya principal propuesta económica en la campaña ha sido el fin de la austeridad y el incremento de la inversión pública y el gasto social. Y que este líder no solo ha ganado las elecciones, sino que lo ha hecho atrayendo a su causa a parte del electorado más tradicionalmente laborista, lo que le ha permitido obtener el mayor porcentaje de votos que ningún partido, ni de izquierdas ni de derechas, ha obtenido en el Reino Unido en los últimos treinta años.
Y la tercera, la amenaza de la Administración americana de imponer aranceles de hasta del 100% a vinos y otros productos franceses como respuesta a la aprobación, por parte de una Asamblea Nacional controlada por un partido centrista liberal, de un impuesto a las grandes multinacionales tecnológicas. No sería la primera medida proteccionista de Trump contra Europa, pero sí la primera vez que es consecuencia de una reforma fiscal nacional diseñada para responder al reto de unas bases imponibles cada vez más móviles internacionalmente.
¿Seguro que nadie se habría tomado en serio estas noticias hace diez años? En realidad, historiadores, economistas y politólogos, pese a su mala fama haciendo pronósticos, nos llevan advirtiendo desde hace mucho tiempo de la fragilidad de una hiperglobalización económica construida sin un andamiaje institucional que la haga políticamente aceptable. Todas estas turbulencias globales les dan la razón. Queda por ver si sus consejos para garantizar un orden liberal abierto y sostenible (más multilateralismo y coordinación fiscal a escala internacional, más políticas económicas inclusivas a escala nacional) van a ser igual de ignorados que sus predicciones. @jfalbertos
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