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El precio de la soltería: por qué vivir sin pareja sale más caro pero puede ser más rentable

Quizá la sociedad penalice económicamente estar soltero, pero hay partidas en las que los beneficios son notables

La soltería vive su mejor momento. Los solterones ahora son singles y su modo de vida, antaño señalado por insolidario o extravagante, destinado a vestir santos, se ha convertido en todo un señuelo para las marcas, empeñadas en formar parte de sus vidas. Se impone la imagen de que gastan con libertad y se muestran antojadizos, fieles (a sus firmas), sibaritas y amantes tanto de su cuerpo como de la buena cocina. Con esta estampa, es difícil no imaginar el saldo de sus cuentas a fin de mes como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando. Pero tanta conjetura exige algún matiz.

Según una encuesta de la entidad bancaria Lloyds Bank, a la que han respondido más de 4.300 británicos, es cierto que los solteros gastan 193 libras (229,50 euros) más de su ingreso mensual que los ciudadanos emparejados. Son unos 2.735 euros al año. Sin embargo, a las parejas se les van unos 356 más en el coste de la vida, lo que suma 4.280 euros anuales. Y según el estudio británico, aunque los solteros gastan menos en lo cotidiano y en la intendencia del hogar, su capacidad de ahorro es microscópica, de unos 229 euros al mes frente a los 278 de los emparejados. Parece que, por mucho que puedan librarse de fiestas y regalos de aniversario, los solteros viven en perpetuo estado de penalización financiera asumiendo a cada paso un costo adicional de vivir, en vivienda, vacaciones y comida.

La vida nos la sirven en formato familiar

No está muy claro si sale más rentable compartir mesa y mantel. Según como se mire, los mercados castigan la soltería. Pensemos en las ofertas más típicas: el 3x2 en los supermercados, descuentos en los envases XXL, menús para compartir o el requisito de gastar cierta suma para disfrutar del servicio. Y puede parecer una insolencia para un soltero que las agencias viajes reservan sus mejores propuestas a las escapadas románticas. Los casados obtienen ventajas fiscales y posibilidad de tributación conjunta, mejores pólizas de seguros, ventajas por planes familiares y bonificación en el impuesto de sociedades en comunidades como Cataluña y Madrid. La carga económica en el hogar es también mayor si tenemos en cuenta que no hay con quien compartir el alquiler, la hipoteca, la luz, el gas o la conexión wifi. Es la tasa single. Pagas más por vivir solo.

El 25,4 de los hogares españoles son unipersonales, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y uno de sus grandes quebraderos de cabeza es la financiación por parte de las entidades bancarias. Un soltero gasta una cuarta parte de sus ingresos en la compra de vivienda, según el último estudio del portal inmobiliario Casaktua, aunque en ciudades como Madrid el porcentaje supera el 32%. Aún así, dos tercios prefieren la compra al alquiler.

Tampoco es fácil para los padres que crían a sus hijos sin pareja. Una nueva investigación realizada por la plataforma de cuidado de niños Yoopies y Meetic revela los desafíos que supone el cuidado de niños para los solteros, que representan casi 1,84 millones según los últimos datos del INE. Ellos gastan más del doble en cuidadores que las parejas.

Pero, a pesar de todo ello, es la tendencia al hedonismo lo que más le pierde, según se desprende de un estudio de la consultora Nielsen. Es una actitud que se aprecia, en general, en la población más joven de todo el mundo y se traduce en un mayor desembolso en cuidado personal, comida preparada y mascotas. De hecho, la generación milenial prefiere adoptar un perro antes que tener un hijo. La decisión afecta a un 71% de los hombres y 62% de las mujeres menores de 34 años, según la agencia de investigación de mercado Mintel. En lo que respecta a alimentación, el soltero prefiere calidad y está empezando a adquirir productos a granel que le permiten adecuar la compra a sus necesidades, y evitar mayor despilfarro.

Un interesante aporte al PIB

Los solteros viajan más y hacen un mayor desembolso al Producto Interior Bruto (PIB), hasta un 79% más, según un análisis de datos de los clientes de Destinia recogidos entre 2016 y 2018. No siguen tendencias estacionales y se muestran más flexibles a la hora de disfrutar. Tampoco escatiman en citas. Si a Meetic no le fallan las cuentas, más de mil encuentros por minuto solo en Europa, lo que supondría un gasto de unos 24.800 euros anuales en restaurantes, cine, copas, lencería y algún que otro detalle, de acuerdo con esta plataforma de encuentros. Hay muchos más estudios que confirman que gastan más en relaciones, bares y otras formas de ocio. Si nos atenemos a los cálculos del comparador de precios británico uSwitch, si no fuera por estos dispendios, un soltero acabaría sus días con unos 300.000 dólares más en su cuenta corriente.

Los singles son un filón para la economía y la industria no está dispuesta a dejar que sus ingresos germinen en la cartilla de ahorro. El perfil es el de una persona que ronda los 40, sin pareja relación estable, universitario, con hogar en el centro de la ciudad y un poder adquisitivo por encima de la media, toma sus propias decisiones de compra y prefiere el consumo de calidad. El 47% no se identifica con el discurso tradicional de muchas marcas que siguen reproduciendo en sus campañas los roles de familia convencional, según la agencia PHD. Es un grupo poco ahorrador que prefiere reinvertir los ingresos en ellos mismos y con cierta tendencia a la compra impulsiva. Son fieles a esas marcas que les permiten potenciar su personalidad o proyectar una determinada imagen. Se cuidan y gastan en productos ecológicos y un estilo de vida saludable.

¿Pero eso significa que el matrimonio es más rentable? Es difícil dar una conclusión contundente. La escritora británica Lucy Vine, que ha participado en la investigación de Lloyds Bank con la que arranca este artículo, confiesa que ella se siente soltera y feliz por no tener que contar con nadie para tomar una decisión financiera ni sonrojarse por su falta de pericia para ahorrar. Como una buena parte del resto de los encuestados, celebra su libertad, no tener que lidiar con problemas de convivencia, la posibilidad de actuar con mayor improvisación y, sobre todo, tener el control de sus finanzas. La felicidad, tal y como cada uno la entienda, no tiene precio.

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