_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

México en el exterior

El polémico asilo de Evo Morales es el primer gesto importante en política exterior del Gobierno de López Obrador no dirigido hacia el norte

López Obrador y Marcelo Ebrard durante una conferencia el pasado 12 de noviembre.
López Obrador y Marcelo Ebrard durante una conferencia el pasado 12 de noviembre.Cuartoscuro

El polémico asilo de Evo Morales en México, que seguro será de corta duración, ha catapultado al terreno hemisférico el pleito interno entre chairos (a favor de AMLO) y fifis (en contra). Es el primer gesto importante en política exterior del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador no dirigido hacia el norte.

No está claro si el asilo será un gesto aislado o si, como parte de un mismo esquema, se desencadenarán movimientos que ubiquen a México en el centro de los conflictos de sus vecinos del sur, que en poco se parecen a las revueltas y golpes de Estado del siglo XX. Nada es tan claro hoy como lo era entonces, menos en política, cuando el presidente del país mas poderoso del mundo no gobierna: tuitea.

¿Habrá un reacomodo en la política exterior mexicana que recupere el sitio protagónico que perdió hace años como tierra de asilo y refugio para perseguidos de la izquierda en la región, y le permita retomar su capacidad de negociación con Estados Unidos?

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

“Si México fortalece su presencia y participación en la región amplía su margen de maniobra frente a Estados Unidos y no se cierra con la agenda del norte”, reflexiona el analista René Delgado.

Más información
Las manifestaciones abren grietas en el régimen de Daniel Ortega
Una represión sin sentido
La disputa por los símbolos del sandinismo divide Nicaragua

El asilo a Evo Morales ha sido una primera medida acertada en ese sentido.

Aunque a lo interno del país la llegada de Morales no fue recibida con entusiasmo por muchos -según encuestas-, México tuvo excelente olfato al lanzar una iniciativa contraria a Estados Unidos que no altera el fondo de su relación bilateral con el presidente Donald Trump.

Siempre y cuando, por supuesto, el expresidente boliviano deje de calentar a su exhomólogo del norte acusándolo de ser responsable de los sucesos en su país -haya sido un golpe de estado, como él y sus aliados consideran-,o no.

¿Regresará al ruedo regional aquél reacomodo de intereses entre Estados Unidos y México como antaño? Mientras México apoye de manera incondicional la prioridad de Trump -detener el flujo migratorio cueste lo que cueste-, éste se hará de la vista gorda sobre asuntos que no le sean críticos.

Si Cuba, Venezuela o Nicaragua, países con gobiernos que simpatizan con Morales, le ofrecieron asilo, no le convenía aceptar. Así ha evitado polarizar más aún su situación. México era el candidato perfecto para Evo, cuyos casi 14 años en el poder tuvieron luces y sombras. En Argentina, su aliado Alberto Fernández aún no asume el poder, pero ya le ofreció trasladarse allá en cuanto lo haga el 10 de diciembre.

Hasta ahora, la oferta de asilo a Morales y el aumento de la presencia de México en la región son proyectos complementarios. Le permiten, con Marcelo Ebrard al timón, proyectarse con un protagonismo nuevo y recuperar una tradición que le dio prestigio en el pasado.

Hay otras evidencias del impulso por fortalecerse en el hemisferio, luego de que el Gobierno de AMLO anunciara que mantendría una posición de no intervención en los asuntos de otros países con aquello de que solo así “no se meten” con México.

En 2020, México estará activo fuera de su territorio. El gran listón, con Juan Ramón de la Fuente a la cabeza de la campaña de promoción, es haber obtenido el aval de América Latina y el Caribe para integrar el Consejo de Seguridad de la ONU. AMLO, más preocupado hasta ahora con sus programas sociales a lo interno, no dejó pasar la oportunidad para ufanarse en su cuenta de Twitter el pasado 22 de Julio: “Estamos recuperando en el mundo la fama y la gloria de nuestra gran nación".

Además, México preside el Consejo Regional de la Cepal y, a partir del 1 de enero, también se hará cargo de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Muchos ya lo celebran. Para el presidente de la Fundación Euroamérica y parlamentario europeo, Ramón Jáuregui, “es imprescindible un México más activo” en la región.

Ojo: Bolivia preside la Celac ahora. El presidente pro tempore es Evo, quien tiene un muy limitado espacio para maniobrar. La candidatura mexicana, procesada de último minuto, podría cerrarle el paso a la presidenta interina Jeanine Áñez en caso de algún movimiento de última hora.

Hay más. En 2021, por decisión de Belice, Canadá, Costa Rica, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana, México presidirá la Conferencia Regional sobre Migración, que decide las metas a favor de los migrantes.

Si bien es cierto que hubo varios guiños mediáticos para candidatearse como reemplazo de Luis Almagro en la OEA, México ahí tendría el juego perdido. El uruguayo cuenta con su reelección casi garantizada con el apoyo vital de Estados Unidos.

Son los datos. No hay duda que México busca recuperar protagonismo en la región sin entrar en conflicto con Estados Unidos. Aunque quizás el primer intento de recuperar ese lugar perdido en el hemisferio fue a principios de este año, cuando llamó a un diálogo en Venezuela.

Habrá que ver hasta dónde llega su presencia ecuánime en política exterior; si cambia o mantiene su cómodo dogma de “no intervención” hacia Nicaragua, por ejemplo, donde la polarización ha alcanzado un nivel peligroso, con más de 300 muertos, 2.000 heridos y 100 prisioneros políticos.

¿Se ubicará AMLO a favor de los perseguidos políticos y las víctimas de la represión o a favor del presidente Daniel Ortega, si es que éste termina pidiendo asilo también?

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_