El diseño de los espacios educativos mejora el rendimiento y el aprendizaje de los alumnos
Los colegios comienzan a transformarse en lugares donde los colores, la luz o la calidad del aire juegan un papel esencial
“No podemos subrayar a los alumnos que el estudio será probablemente lo más decisivo para encauzar el futuro de sus vidas y sin embargo, escolarizarlos en espacios inhóspitos, mal acondicionados, feos y deteriorados, más parecidos a almacenes que a verdaderos lugares de encuentro y aprendizaje”. Estas son las palabras del director del IES Las Musas de Madrid, José Antonio Expósito, para referirse a uno de los tres elementos básicos a la hora de enfrentarse a la transformación educativa: el cambio de método en la enseñanza, una nueva organización de los centros y los espacios físicos donde los alumnos pasan varias horas en el desarrollo de su aprendizaje.
“La sociedad actual solo ofrece a los adolescentes espacios atractivos, limpios, luminosos y cómodos en cines, centros comerciales, en el Burger King o en McDonald, que contrastan sobremanera con el aspecto lúgubre de los edificios escolares”, añade Expósito. Este es un tema, el de los espacios físicos donde estudian, aprenden y pasan gran parte de sus vidas los alumnos, que permanece en parte ajeno, aunque es parte sustancial, del debate en torno a los nuevos métodos de enseñanza y las transformaciones de la educación.
El director del IES Las Musas está empeñado desde hace años en transformar su centro con aulas dotadas de grandes cristaleras, con unos servicios luminosos donde hay espejos, luz y puertas con pestillos, con despachos donde las puertas y las paredes son también de cristal, etc. No es el único. Hay más. Podemos añadir el Luis Vives de Leganés, Felipe Trigo en Móstoles, Beatriz Galindo, y otros en Alcalá de Henares, Coslada, barrio del Pilar, etc.
No se trata de un aspecto menor. Hay estudios que relacionan las aulas bien diseñadas con un incremento del rendimiento académico. Es el caso del informe Clever Classrooms (Aulas inteligentes), realizado por Peter Barrett para la Universidad de Salford (Reino Unido). En él se destaca que “las diferencias en cuanto a la calidad del aire, la luz y los colores pueden incrementar en un 16% los progresos de los alumnos en su aprendizaje en un solo año”
También la Sociedad Internacional para la Tecnología Educativa (ISTE) en su informe de 2015, recoge una mayor implicación del alumnado “en las aulas diseñadas intencionadamente para el aprendizaje activo si se las compara con las aulas tradicionales”. Los porcentajes son muy altos. Conseguir una nota superior y venir a clase un 72%, y capacidad de ser creativo un 77%.
Sobre esta idea, y unida a un proyecto educativo basado en enfoques didácticos innovadores, la escuela Ideo ha completado la rehabilitación del 60% del edificio que alberga las aulas, laboratorios, comedor y el resto de estancias de este centro.
Espacios abiertos y polivalentes, pasillos muy amplios, mucho cristal, tabiques móviles, lugares relacionados con las distintas edades de los niños y su evolución (alegre y divertido y con mucho color para los más pequeños, luego hay una transición según se hacen mayores con menos colorido).
Los espacios contagian, son amables y contribuyen a muchos de los propósitos que tienen nuestro proceso educativo”, asegura el director del colegio José Canales. “Esos espacios permiten que el alumno encuentre su sitio para poder desarrollar todo ese proceso de aprendizaje”, continúa, y conectan “estas metodologías de relaciones sociales y habilidades con lugares que te las faciliten para colaborar, estar solo o lo que se necesite”.
Canales señala que está cambiando el diseño de las aulas en España tras de muchos años en que ha permanecido inamovible. “La creatividad puede suceder sentado en una silla o tumbado en el suelo. Esos espacios le dan un valor añadido a la educación”, concluye.
Carlos Francesch, arquitecto de F2M, el estudio que ha transformado todos los espacios de los colegios que los jesuitas tienen en Cataluña, vincula directamente las nuevas tecnologías educativas con estos lugares modernos y no con la educación tradicional: “La arquitectura va de la mano con el modelo pedagógico. Tú cambias los espacios para que se adecúen a lo que quieren, no al revés”. Si cambias estos ambientes y luego el profesorado no los sabe usar, las familias no lo entienden, etcétera, “no son útiles, están hechos solo para la foto”, afirma.
Así cada lugar tiene su edad y sus características. Los más pequeños con espacios más grandes, jugando con los colores y la luz. En primaria se va simplificando todo un poco y en secundaria todo es más abstracto, con mucho vidrio, transparencias y colores más suaves. Los espacios comunes también son ahora más útiles y se integran con las aulas.
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