Se buscan héroes de lo cotidiano
El compromiso con la sostenibilidad del planeta es un acto personal que va más allá del rescate de plásticos en el fondo oceánico y otras escenas televisivas de alto impacto. Timberland lo demuestra con su nueva guía
La protección del medioambiente, la lucha contra el cambio climático y la conservación del planeta constituyen una preocupación social muy proclive a los sermones apocalípticos y a los alegatos culpabilizadores. Discursos que, lejos de animarnos a actuar, desaniman y muchas veces paralizan.
Consciente de ello, la firma Timberland ha presentado una atractiva guía (gratuita, además) que huye por completo de esos tonos conminatorios e inquietantes tan generalizados. El lema que preside la publicación es Nature needs heroes (‘La naturaleza necesita héroes’) y es de esos manuales básicos que deberíamos guardar por su amena lectura, atractivo diseño y acertada síntesis sobre uno de los grandes desafíos actuales.
Dentro de quince años, según la ONU, más de un tercio de la población española vivirá en las cinco ciudades más importantes del país: Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza y Sevilla. La España rural mengua a pasos agigantados, y Timberland dirige su guía ecológica a este habitante urbanita que será pieza decisiva para la sostenibilidad. La Timberland Urban Greening Guide ha sido escrita por Guada Guerra e ilustrada por Carla Fuentes con un objetivo: “Inspirar un movimiento sostenible por un mundo más verde que marque la diferencia día a día con pequeñas acciones cotidianas y tangibles”.
La guía estructura su contenido en torno a consejos útiles con la sostenibilidad siempre como referente. Hay orientaciones ecológicas para el día a día ilustradas con casos concretos, recomendaciones para el reciclaje y consejos sobre consumo responsable que comprenden una gran variedad de facetas. Timberland lo tiene claro: el movimiento se demuestra andando, y nuestro comportamiento diario es tanto o más importante que las grandes cumbres mundiales sobre el medioambiente. En definitiva, preservar el entorno natural será factible si existen a diario millones de héroes desconocidos dispuestos a conseguir este objetivo.
Algunos de estos héroes salen por primera vez de su anonimato y se asoman a las páginas de la guía. Es el caso de Miquel Cabassa, creador de junglas urbanas y espacios vegetales saludables. O el de Catalina Trujillo y Sergio Fernández, que convierten el aceite usado en jabón. Hasta diecisiete ejemplos similares podemos encontrar a lo largo de la guía, inspiradores todos de un modo de vida respetuoso con el entorno. Con pequeños gestos, en definitiva, se pueden lograr muchas cosas. Algunos ejemplos que menciona la guía:
La reducción del consumo de plásticos es uno de los desafíos más urgentes. Cualquier tentativa de sostenibilidad es imposible con el actual ritmo de utilización de este material que está devastando nuestro medioambiente. En algunos lugares ya se han prohibido los plásticos de un solo uso, pero debemos ir más allá. Por ejemplo, deberíamos empezar a discriminar alimentos por su modo de envase y optar siempre por sustitutivos del plástico, que está omnipresente en nuestra vida, hasta en nuestros cepillos de dientes. Pensar siempre en materiales naturales o reciclables.
Saber vivir con menos. Es uno de esos sabios consejos que hemos oído desde nuestra infancia pero que nunca nos hemos tomado en serio. Y nunca es tarde para hacerlo. No se trata de tirar lo que tenemos, si no de no comprar aquello que no necesitamos realmente. Y ello en todos los ámbitos de nuestra vida. Puede que el mundo se mueva por el consumo, pero el planeta no.
Turismo ecológico. Viajar es un placer. Y será mucho más satisfactorio si se reducen al mínimo los impactos negativos sobre las comunidades que se visiten. El turista debe afinar su sensibilidad ambiental allá donde se encuentre.
No tirar comida. El desperdicio de alimentos es una de las realidades más lacerantes del llamado mundo desarrollado. Cada año se desperdician en España 7.700 millones de kilos de comida. Un dato que conduce a dos reflexiones. Una de carácter ético: arrojamos al vertedero toneladas de comida cuando hay 821 millones de personas que pasan hambre en el mundo según la ONU. La segunda consideración es sobre el ingente derroche de materias primas y recursos naturales que acaban multiplicando el temible ‘efecto invernadero’. Por si fuera poco, es una leyenda urbana lo de que bares y restaurante son los que más alimentos tiran. El mayor desperdicio viene de los hogares.
Pon una planta en tu vida. No piden mucho. A cambio de un poco de agua y luz, las plantas nos ayudan a respirar aire purificado en los hogares. Dan además un toque de color y alegría y las más recomendables son muy fáciles de encontrar y de cuidar, como la palmera amarilla, sansevieria, hiedra…
Movilidad urbana. Los principales ayuntamientos ya se han percatado de que el uso indiscriminado de los automóviles y motocicletas conduce al colapso urbano y a un incremento insostenible de la contaminación. En las ciudades, la bicicleta se ha abierto paso decidido, junto a otras formas de transporte respetuosas con el medioambiente como el patinete eléctrico. En última instancia, la solución para aminorar la contaminación es el uso del transporte público en los desplazamientos largos.
Limpiar sin ensuciar. Parece un juego de palabras, pero es real. Sin darnos cuenta, empleamos una enorme cantidad de productos químicos como soluciones de limpieza. Muchas veces, estas sustancias tóxicas dejan reluciente una superficie a costa de contaminar el aire y el agua. Deberíamos mirar mucho más la composición de los productos de limpieza que compramos. Nos asombraría su composición. Muchas veces, los remedios de la abuela son igual de eficaces y más respetuosos con el entorno natural.
Reciclar, reciclar y reciclar. Debemos someter nuestros desperdicios a un proceso de transformación o aprovechamiento para que puedan ser nuevamente utilizados. Es uno de esos hábitos aptos y beneficiosos para toda la familia que resulta sencillo desarrollar en cualquier ámbito: en el hogar, en la oficina y hasta en el colegio. Hay que tener claro el contenedor en donde se deposita cada tipo de residuo y no está de más recordarlo. Amarillo para envases, plástico y latas. Azul, para papel y cartón limpio. Marrón, para desperdicios orgánicos. El contenedor gris, para el resto de desechos. Las personas comprometidas con el medioambiente debieran saber también dónde se encuentra el Punto Limpio más próximo a su domicilio para desembarazarse de aparatos electrónicos, electrodomésticos… Tirar colchones viejos a un contenedor de escombros de madrugada y a escondidas es todo un clásico que debemos evitar. Los ayuntamientos tienen servicios de recogida especial para ciertos enseres.
Medicamentos. Mucha gente ignora aún que en las farmacias existen los llamados puntos SIGRE (Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases). Es un estilizado contenedor de color blanco para depositar todos los restos de medicamentos caducados o no utilizados, así como sus envases. Es decir, las cajas de cartón de los medicamentos no deben ir al contenedor azul. Tampoco los envases de los medicamentos debe arrojarse al cubo amarillo. Los fármacos tienen su propio sistema de recogida en las farmacias.
Ahorro de agua. Otro consejo que muchas veces entra por un oído y sale inmediatamente por el otro. ¿Hasta cuándo? Timberland nos recuerda que con determinadas rutinas se puede lograr un gran ahorro. Hay que cerrar los grifos durante el enjabonado o el cepillado de dientes. Con abrirlos para el aclarado es suficiente. Es conveniente poner el lavavajillas o la lavadora a máxima carga con el programa eco. Y desde el punto de vista del consumo, siempre será preferible la opción de una ducha a un baño.
Consumo energético. Es un terreno en el que el nivel de conciencia es cada vez mayor, tanto desde el punto de vista del consumidor como del de las empresas. Hay una tendencia imparable al uso de las energías procedentes de fuentes renovables, siempre limpias y que no depredan el entorno natural como los combustibles fósiles. También es cada vez más habitual que los consumidores miren cuidadosamente las etiquetas de los electrodomésticos para saber su potencia y su certificación energética. Así se evitan muchos sustos en la facturación.
Cuidar la alimentación. Un buen chuletón de Ávila no es incompatible con una alimentación algo más ecológica. Es todo cuestión de equilibro. Si somos capaces de ir eliminado los alimentos procesados de la dieta, nuestro organismo lo agradecerá. Muchas personas están volviendo la vista a determinadas recetas ecológicas elaboradas con materias primas frescas de primera calidad. ¿Qué tal si variamos de vez en cuando nuestra dieta con un risotto de algas o unos espaguetis de calabacín con salsa de aguacate?
Predicar con el ejemplo
Timberland se ha comprometido a plantar 50 millones de árboles en los próximos cinco años para paliar la deforestación del planeta. Según la compañía, “no solo se busca la mejora del medioambiente, sino también el impacto social positivo que implica para las comunidades que se localizan en las distintas regiones. Para ello, ha firmado acuerdos con varias asociaciones sin ánimo de lucro dedicadas al cuidado y defensa de la naturaleza. La empresa, además, se ha sumado al proyecto desarrollado por Great Green Wall, una organización que apuesta por la reforestación en el continente africano como una herramienta altamente efectiva para luchar contra el cambio climático, la sequía, la hambruna y la migración masiva. Así, se plantará una franja de 8.000 kilómetros en África empezando este mismo año. En las políticas de sostenibilidad de Timberland figura también el compromiso de que el año que viene todo su calzado será 100% libre de PVC. Además, todos sus productos incluirán materiales reciclados, orgánicos o renovables y todo el algodón utilizado será orgánico o procedente de la iniciativa Better Cotton.
BuenaVida no se hace responsable ni comparte necesariamente las opiniones y/o datos expresados o difundidos a través de este artículo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.