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El Brexit, el fascismo y el personaje más malvado de la quinta temporada de ‘Peaky Blinders’

Oswald Mosley, considerado "el demonio" en la serie, está basado en un personaje real que fundó el primer partido nazi británico y se casó con su amante en presencia de Hitler y Goebbles

Sam Claflin en el papel de Oswald Mosley, el último enemigo de Tommy Shelby en 'Peaky Blinders'.
Sam Claflin en el papel de Oswald Mosley, el último enemigo de Tommy Shelby en 'Peaky Blinders'.
Aitor Marín

“Es el demonio”. Por Peaky Blinders, una de las series más alabadas de la actualidad, ha paseado una gran galería de malvados, pero nunca ninguno fue así descrito por Tommy Shelby, líder de la banda de Birmingham que protagoniza esta ficción. Nunca, hasta esta, la quinta temporada en la que sus protagonistas tienen enfrente a Oswald Mosley, líder de la Unión Británica de Fascistas. La encarnación que el actor inglés Sam Claflin (Suffolk, 1986) hace del personaje, racista, machista, xenófobo y mujeriego, no está muy lejos del auténtico retrato de Mosley.

Este malvado de manual está basado en un personaje real que, como cuenta la serie de la BBC ofrecida por Netflix, pasó del Partido Conservador al Laborista, luego fundó un partido fascista y (atención spoiler) acabó muriendo en París en 1980 convencido, paradojas de la historia, en los beneficios de la unión de Gran Bretaña y el resto de Europa. Lo contrario de lo que pasa hoy con el Brexit.

Mosley nació entre algodones londinenses en 1896. En una familia angloirlandesa de ricos terratenientes y con un padre baronet del que heredó el nombre de pila. Su infancia fue bucólica hasta el divorcio de sus progenitores, lo que provocó que al chaval lo enviaran a madurar con sus abuelos cuando no estaba, nobleza obliga, formándose en esos exclusivos colegios privados que tanto gustan a los británicos.

El auténtico Oswald Mosley, pasando revista a sus tropas fascistas en octubre de 1936.
El auténtico Oswald Mosley, pasando revista a sus tropas fascistas en octubre de 1936.Foto: Getty.

Cuando llegó el momento, ingresó en una prestigiosa academia miliar, Sandhurst, donde siguió codeándose con los más rancios apellidos de Europa. Lo echaron, porque no solo utilizaba los codos, sino también los puños, en las habituales disputas con sus compañeros. Superó el disgusto de la expulsión alistándose con 18 años en el 16 Regimiento de Lanceros cuando estalló la I Guerra Mundial. Luego pasaría al Real Cuerpo Aéreo, donde se quedó cojo por culpa de un accidente. No volvió a casa, pero aquello le alejó del frente y de nuevos peligros. Acabó la contienda sirviendo en oficinas y con el estimable grado de teniente. El hijo de un baronet no merecía menos.

Sirviendo en éste último sufrió un accidente que le produjo una cojera permanente, por lo cual fue destinado a labores de oficina durante el resto de la guerra, que acabó con el grado de teniente, no tanto por sus méritos en el campo de batalla como por su rancio abolengo. Después de la guerra podía haber hecho como el resto de excombatientes y buscarse un trabajo honrado (o hacer como los peaky blinders y dedicarse abiertamente al crimen), pero él, sibilino y sin estudios, prefirió dedicarse a la política, ingresando en el Partido Conservador. Para que la cosa no decayera, en 1920 se casó con lady Cinthya Curzon, hija del antiguo virrey de la India y ministro de Asuntos Exteriores.

El matrimonio fue de todo menos tranquilo porque, como le acusa Tommy Shelby a Mosley en la serie, este no se conformaba con acostarse con su esposa, también lo hizo con su cuñada, Baba Metcalfe, e incluso se rumoreaba que también con su suegra. Eso sí, le sirvió para afianzar su posición social hasta que entró en firme desacuerdo con el gobierno conservador, cuya política para con el IRA le parecía excesivamente dura. Durante dos años se mantuvo como independiente, pero en 1924 ingresó en el Partido Laboralista, en cuya bancada se sienta, en la ficción el líder de los peaky blinders, Tommy Shelby.

Sin embargo, a diferencia de lo que sostiene la serie, Mosley no fundaría la Unión Británica de Fascistas (BUF, British Union of Fascists) hasta 1932. El mismo año en el que tomó como amante a Diana Mitford, una de las famosas y pizpiretas hermanas Mitford, quien, a la muerte de Cinthya a causa de una peritonitis un año más tarde, se convertiría en su segunda esposa. Gracias a la amistad que Diana mantenía con Adolf Hitler, el 6 de octubre de 1936 la pareja contrajo matrimonio en Berlín con el Führer y Goebbels como únicos invitados. Cuentan las crónicas que el primero regaló a la pareja un retrato suyo en un marco de plata.

Después de la II Guerra Mundial, Mosley seguía siendo muy aficionado a los discursos grandilocuentes.
Después de la II Guerra Mundial, Mosley seguía siendo muy aficionado a los discursos grandilocuentes.Foto: Getty.

La curioso es que, a diferencia de su esposa, Oswald no era tan fan de Hitler como de Mussolini. Incluso llegó a vestir a sus seguidores con un uniforme copiado al Partido Nacional Fascista italiano. A pesar de las grandes miras de su fundador, el BUF pinchó enseguida, sobre todo porque sus demostraciones violentas horrorizaron a la mayor parte de la clase media británica.

Además, preocupados por el auge del fascismo en Europa los gobiernos fueron poco a poco cercando legalmente al partido de Mosley. Si ne 1936 se prohibió a los partidos políticos lucir lustrosos uniformes, en 1940, con la entrada de Reino Unido en la contienda mundial, el BUF fue disuelto acusado de traición y su cabecilla, arrestado, al igual que su esposa, Diana, aunque antes le permitieron dar a luz al hijo que esperaban. Durante tres años permanecieron confinados en una casa anexa a la prisión de Holloway, en Londres, tiempo que él dedicó mayormente a leer sobre civilizaciones clásicas.

Liberado por motivos de salud, Mosley volvió a las andadas políticas, creando esta vez la Union Movement, partidaria, lo que son las cosas, de convertir el Viejo Continente en una sola nación. Tampoco le fue bien. Solo consiguió montar una serie de follones de orden público que lo animaron a emigrar primero a Irlanda y luego a Francia. Allí, en Orsay, a las afueras de París, moriría de Parkinson en 1980.

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Sobre la firma

Aitor Marín
Es redactor de EL PAÍS. Antes ejerció cargos de diversa responsabilidad en Man, Interviú, Maxim y Quo, entre otras publicaciones. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra. Escribe a veces de cómics porque le hubiera gustado dibujar. Además, es autor de la novela Conspiración Vermú (Suma de Letras).

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