El éxito del matrimonio Clooney en el que nadie creía
El actor y la abogada celebran el quinto aniversario de boda con dos hijos e inmersos en múltiples causas solidarias
George Clooney (58 años) era hasta 2013 el soltero de oro de Hollywood. Había estado casado con la actriz Ralia Balsam durante cuatro años y se había conjurado para no repetir experiencia. Incluso es conocida la apuesta que tenían en este sentido varias compañeras de profesión, como las actrices Michelle Pfeiffer, Sandra Bullock y Nicole Kidman. Durante 20 años las mujeres se sucedieron a su lado en fiestas y eventos, pero el matrimonio siguió siendo un asunto que no entraba en sus planes.
Amal Alamuddin (41 años), no tenía nada que ver con el mundo del espectáculo. Su fama se lidiaba en los juzgados internacionales, un escenario totalmente ajeno a las alfombras rojas. Había trabajado en Nueva York en la oficina del fiscal en el Tribunal Especial para Líbano en las Naciones Unidas y en el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia. Después, en Londres y como parte de un prestigioso despacho de abogados, participó en diferentes causas de gran relevancia, desde asesora de Kofi Annan cuando fue enviado especial de la ONU para Siria, a procesos en los que representó al Estado de Camboya o a Julian Assange, fundador de WikiLeaks.
Clooney nació en Lexington (Kentucky). Su madre fue reina de belleza y concejal y su padre, Nick Clooney, un presentador de la cadena de televisión AMC, bastante conocido en Cincinnatti. Él mismo estudió Periodismo, aunque nunca llegó a licenciarse. Sus primeras incursiones como actor llegaron a finales de los años setenta, pero no fue hasta mediados de los noventa cuando su interpretación del doctor Doug Ross de la serie Urgencias le dio el pase definitivo al mundo de las estrellas de cine.
Amal nació en Beirut (Líbano), hija del creador de la agencia de viajes COMET; se estableció en el Reino Unido con su familia huyendo de la guerra. Nada parecía que pudiera unir dos mundos tan diferentes, pero en julio de 2013 lo hizo un amigo común de la pareja que se presentó con ella en la casa que el actor tiene en el lago de Como, en Italia.
“Fue diferente a cualquiera de las otras relaciones que le he conocido, y las he conocido desde que él tenía 13 años”, contó el padre del actor años después sobre aquel encuentro que presenciaron en directo él y su esposa Nina. “Fue increíble. Esta jovencita significó mucho para él casi inmediatamente. Ella es extraordinaria y él, a su lado, también”, explicó en una entrevista a la revista People. Aunque sus padres lo vieron claro, casi nadie apostaba por una relación a distancia y entre dos personas tan diferentes. La boda llegó a finales de septiembre de 2014, fue en Venecia y duró cuatro días. Al prestigio profesional, Amal Alamuddin, añadió entonces un halo de elegancia y estilo que consiguió el visto bueno incluso de los más escépticos.
Cinco años después de su boda, la unión de esta pareja que se antojaba insólita, parece consolidada. En parte se debe a que Amal —que adoptó el apellido de su marido tras su boda— ha sido capaz de mantener su posición y hacerle sombra al mismísimo George. Y a que él, lejos de sentir celos de la posición de su esposa, se siente orgulloso, feliz y dispuesto a ser solo su acompañante cuando toca. No se corta en alabar su inteligencia y en marzo de este año llegó a decir al New York Daily News: “Muchas veces me siento como un idiota cuando hablo con mi propia mujer”.
Unas palabras que expresaban la admiración que la profesa y que ella ya había confesado sentir también hacia él, unos meses antes, durante la entrega de los Premios del American Film Institute: “Es más fácil para mí dirigirme a un tribunal en nombre de un detenido, que hablar en público como lo hago esta noche por primera vez sobre mi esposo. Lo hago por el inmenso orgullo de ver todo lo que ha logrado”, dijo entonces. Y añadió que era “un caballero en todo el sentido de la palabra” y que aunque él creía en la suerte como factor de su éxito, ella lo atribuía “a su talento y a su increíble carácter”.
Los Clooney se convirtieron en padres de los mellizos Ella y Alexander en junio de 2017. Ni siquiera esa doble responsabilidad les ha apartado de sus profesiones, ni de implicarse juntos en numerosas y significativas causas solidarias a las que han prestado su apoyo y donado generosos fondos: desde apoyar la lucha contra las armas de fuego en Estados Unidos a escolarizar niños sirios, colaborar en momentos de catástrofes naturales, combatir el racismo o secundar a jóvenes que tratan de cambiar sus comunidades.
A buen seguro Clooney habrá saldado ya sus apuestas con Pfeiffer, Bullock y Kidman, y por el recorrido de su matrimonio no le habrá costado reconocer lo que pronosticaron sus amigas seguras de que renunciaría a su soltería cuando la mujer adecuada llamara a su puerta.
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