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Por qué los ingleses dejan de beber en septiembre

La moda comenzó como un reto para recaudar dinero para luchar contra el cáncer, y no ha dejado de crecer

Cada vez que terminan las vacaciones de verano, gran parte del mundo anglosajón recibe septiembre con una moda conocida como Sober September (septiembre sobrio, en inglés), un movimiento que promueve la abstinencia durante todo el mes para compensar los excesos de las vacaciones -una fiesta que en España se traduciría como las interminables rondas de cervezas y tintos de verano del chiringuito-. Los ingleses también tienen el Dry January (enero seco), que viene a ser lo mismo pero tras las fiestas navideñas. Abandonar los malos hábitos nunca está de más, pero, ¿se obtienen beneficios reales para el organismo tras esos 30 días de ley seca? ¿Podría esconder consecuencias menos positivas? Empecemos por lo último.

La creación del Sober September se atribuye a la organización benéfica Cancer Research UK. En un principio lo llamaron Dryathlon, y el reto consistía en recuperar las horas de resaca dejando de beber durante septiembre y recaudando el dinero ahorrado para ayudar en la lucha contra el cáncer. La actividad beneficiosa y caritativa se expandió a través de las redes sociales (#soberseptember), y rechazar un gintonic y sumarse al cóctel sin alcohol –cada vez más de moda en cualquier bar– caló entre los millenials. Algunos instagramers influyentes se sumaron a la iniciativa, y hasta aparecieron aplicaciones para ligar entre personas que no necesitan una cerveza como lubricante social. Luego surgieron foros de debate como el de la periodista Ruby Warrington, la autora de una guía para "elegir vivir sin resaca" porque "estar sobrio no es aburrido".

Si no hay un problema de adicción, el reto puede tener cosas buenas. Para Nacho Serván, especialista en psicología clínica, "proponerse un periodo de abstinencia es beneficioso, puede ayudar a tomar conciencia de los efectos nocivos del consumo, las dificultades individuales para dejarlo y los beneficios de la abstinencia". Aunque Serván cree que "el objetivo final debe ser el de mantener hábitos saludables de forma estable". Proponerse el reto está bien, pero mejor aún sería convertirlo en estilo de vida.

Según la psicóloga sanitaria y forense Mónica Moreno, se necesitan 21 días para crear un hábito, así que cumplir todo un mes "se percibe como un hito alcanzado con gran esfuerzo, lo que puede alimentar el deseo de seguir la abstinencia más tiempo e, incluso, definitivamente". El principal inconveniente, según Serván, es "el riesgo de favorecer un patrón de abuso intensivo y supuesta compensación que sabemos que no es la alternativa más sana". O lo que es lo mismo: no beber durante un mes no equilibra el consumo anterior. Teniendo presentes todas estas pautas, estos son los posibles beneficios para el organismo de dejar de beber durante un mes.

Sensación de logro

¡Lo conseguí! Se cumple el propósito marcado como objetivo. "En una sociedad tan alcoholizada socialmente, soportar la abstinencia con la consecuente condena velada social hace aumentar el motivo de logro. Uno tiene un mayor sentimiento de motivación y autocompetencia", explica Moreno. Al dejar el alcohol sentimos que podemos conseguir lo que nos propongamos. Una vez comencemos se recomienda no contar los días para volver a beber. Hay que vivir el momento. No idealices lo que no puedes tener, aprovecha lo que ya tienes. Ayuda animar a los amigos a hacer lo mismo. Si recaes vuélvelo a intentar. Y si lo consigues, busca nuevas metas.

El cuerpo tiene más energía

Esta desintoxicación a corto plazo te pondrá las pilas. Al no tener que procesar el alcohol, nuestro cuerpo contará con una mayor energía. A veces beber es lo más parecido a la automedicación: bebemos cuando estamos felices, cuando estamos tristes, cuando estamos aburridos. Así que cuidado. El alcohol no soluciona los problemas, sino que puede provocarlos. Con la edad, además, el alcohol cada vez sienta peor.

Descanso total

Antes de acostarte anota algo de lo que estés orgulloso, lo que no hubieras hecho si hubieras bebido. Y, después, a dormir a pierna suelta. Si dejas el alcohol, que afecta directamente a la corteza prefrontal del cerebro, "obtendrás más estabilidad y, especialmente, mayor calidad del sueño (más reparador)", apunta Serván.

Más concentración

Lo lógico es pensar en todas esas veces que una resaca te impidió estar a la altura. Ese tiempo que la sufrías lo podrás invertir en hacer cosas nuevas. Sin el alcohol podrás centrarte mejor en tus proyectos. Para Moreno, "el cese de consumo mejora las funciones ejecutivas más complejas, como la atención, la concentración, el control de impulsos…" Serván recalca que afectará menos en consumos esporádicos, pero se notará la diferencia "si antes había un consumo mantenido (estados de intoxicación prolongados) o intensivo con resacas prolongadas".

Puerta a los kilos de más

La operación bikini perfecta. Aunque no lo parezca, el alcohol contiene esas calorías de más que, además, no aportan nutrientes. Pero mantente alerta, tu cuerpo puede pedirte más alimentos con azúcar (ojo con los cócteles sin, pero dulzones). Según Lina Robles, jefa del servicio de Nutrición y dietética del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, cuando se deja de beber alcohol se pierde la gula. "Tras una noche de copas confundimos la deshidratación que nos aporta el alcohol con hambre lo que nos lleva a arrasar la nevera".

Mejor cara y mejor salud

No solo tu rostro estará más radiante –el alcohol deshidrata la piel–, al dejar de beber disminuyen los niveles de grasa en el hígado (que favorece el daño hepático), baja el colesterol y se mejoran los niveles de azúcar en la sangre. No hay que olvidar que el cuerpo almacena las calorías del alcohol en forma de grasa, especialmente, abdominal, en los hombres a partir de los 30 y en las mujeres desde los 40 años.

Si eres joven, tendrás más amigos

Según un estudio de la Universidad de León, publicado el pasado abril, los adolescentes que beben alcohol tienen menos amigos. Enedina Quiroga-Sánchez, del departamento de Enfermería y Fisioterapia, explica que "los individuos con los que los jóvenes mantienen una relación de verdadera amistad no son los que les impulsan a beber, ya que los verdaderos amigos te previenen de las consecuencias y, por lo tanto, del consumo".

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