Qué es y para qué sirve la infraestructura sostenible
Las construcciones respetuosas con el entorno son indispensables para lograr un crecimiento inclusivo, sostiene el autor
¿Qué es la infraestructura sostenible? Una respuesta clara a esta pregunta era quizá impensable hace una década. Sin embargo, el concepto ha ganado terreno exponencialmente durante los últimos años. Un reporte de The New Climate Economy la describe como el elemento clave para lograr un crecimiento inclusivo, y que, además, nos ayudaría a cumplir con las metas del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La buena noticia es que ya se está trabajando para esto. El G20 y los bancos de desarrollo del mundo se han comprometido a proporcionar una infraestructura sostenible mediante el aumento de sus inversiones en miles de millones de dólares. Sin embargo, un editorial en Nature nos advierte de que los esfuerzos existentes para gestionar los impactos ambientales y sociales de estas obras son "similares a tratar el cáncer con una tirita", lo que nos hace preguntarnos qué significa para la sociedad civil el crecimiento propuesto en infraestructura, y ¿por qué debería esta sociedad civil involucrarse, cada vez más, en hacerla sostenible?
Infraestructuras que sirvan a las personas y el planeta
En primer lugar, es importante destacar que los servicios de infraestructura son críticos para lograr un desarrollo sostenible, ya que proporcionan servicios de electricidad, agua, residuos sólidos, saneamiento, transporte, logística y comunicaciones. El 80% de la población de América Latina vive en ciudades, y se espera que este número alcance el 90% en 25 años. Se necesitan entonces mayores inversiones en equipamientos para brindar servicios públicos básicos y asegurar un crecimiento equitativo. El papel de las organizaciones de la sociedad civil es clave, ya que pueden ayudar a garantizar que esta nueva infraestructura sirva a las personas y al planeta.
La sociedad civil tiene, ahora y en el futuro, un papel vital para alcanzar los objetivos internacionales a través de una infraestructura sostenible
Segundo, es fundamental asegurar que el tipo que construyamos en los próximos 15 años sea sostenible. La sociedad civil ha tenido una relación tensa con este tipo de proyectos en el pasado porque, a pesar de ser muchas veces una gran solución, también puede ser un motor de cambio negativo. Por ejemplo, en grandes obras hidroeléctricas, los conflictos ocurren durante la etapa de prefactibilidad a causa de las preocupaciones y expectativas comunitarias. Por eso, involucrar a la sociedad civil desde el inicio del ciclo de un proyecto, en la definición de los contextos institucionales, es crucial para garantizar que la infraestructura sea sostenible.
Asimismo, la infraestructura afecta a la biodiversidad. América Latina y el Caribe tiene el 40% de la biodiversidad del mundo y seis de los 17 países más megadiversos. Pero, como describe el 2019 reporte del IPBES, estamos perdiendo la guerra. Las principales causas directas de esta pérdida son cambios en el uso de suelo, la explotación de organismos, el cambio climático, la contaminación, y las especies invasoras; pero la infraestructura desempeña un papel crítico en abrir espacios para cambios y explotación. Sin embargo, se puede construir en una forma coherente con el ambiente. En Costa Rica, por ejemplo, el proyecto hidroeléctrico de Reventazón incluye un sistema para compensar las pérdidas de biodiversidad acuática y preservar la conectividad de la fauna a través de un corredor de jaguares. La sociedad civil puede entonces ayudar a aumentar la conciencia y exigir que la infraestructura apoye todas las vidas.
La infraestructura sostenible es, además, la columna vertebral de los acuerdos y diálogos internacionales. Su construcción promoverá el crecimiento económico inclusivo. La sociedad civil tiene, ahora y en el futuro, un papel vital para alcanzar así los objetivos internacionales. En el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estamos trabajando para involucrarnos más con la sociedad civil, ya que entendemos que pueden ayudar a lograr un desarrollo sostenible y reflexionar de manera crítica sobre los enfoques existentes.
Durante el 2018, el Grupo BID desarrolló un marco para brindar infraestructura sostenible que incluye más de 60 criterios de sostenibilidad en todas las dimensiones ambientales, sociales, financieras, económicas e institucionales; y que debe aplicarse a lo largo de todo el ciclo de un proyecto, incluido el contexto político, la planificación, las adquisiciones, el diseño, la construcción, las operaciones y el cierre definitivo. La sociedad civil es un actor crítico para mejorar y ayudarnos a avanzar en este enfoque, para garantizar que “los proyectos se realicen correctamente” y que además “hagamos los correctos”.
Finalmente, el concepto de infraestructura sostenible debe estar más presente en las discusiones sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Marco de Sendai, la Nueva Agenda Urbana, el G7, el G20 y el Foro Global de Infraestructura, así como en las discusiones relacionadas con el Convenio sobre la Diversidad Biológica y el Acuerdo de París. Debe ser la pieza central de los enfoques nacionales y subnacionales para impulsar el desarrollo sostenible. La sostenibilidad no puede ser concebida como una limitación para el desarrollo. La infraestructura sostenible representa la gran oportunidad de desarrollo del siglo XXI y la sociedad civil puede y debe desempeñar un papel cada vez más importante en la configuración creativa del discurso sobre ella.
Graham Watkins es especialista Principal del Sector de Cambio climático y Sostenibilidad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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