El desierto que cambia vidas
Una iniciativa turística propone una inmersión en lo más profundo de Marruecos guiada por el cariño y la pasión de un matrimonio
“Mi cariño por el país, su cultura y sus gentes. La hospitalidad y el optimismo que están impresos en los genes de mi marido Kada, su simpatía y buena predisposición por transmitir su pasión por la percusión y los viajes. Y nuestras ganas de crecer y de hacer disfrutar a todo el que confía en nuestros servicios son los ingredientes de nuestro éxito”, explica Alicia Benito Sánchez junto a él, Abdelkader El Karaoui Kada. Los dos han fundado Tour por Marruecos, una iniciativa que invita a conocer este país de forma personal y descubrir el alma de esta pareja presente en todo lo que hacen.
“Nuestros viajes preferidos son los que implican una inmersión cultural en el país en conjunto, a través de sus paisajes, su cultura, sus costumbres y, sobre todo, el contacto con sus gentes”, continúa Benito. “En cualquier ruta, más o menos turística, incluimos pinceladas de nuestra filosofía, en mayor o menor medida, en función del tipo de viajero. Si la ruta elegida pasa por nuestro pueblo, lo recibimos y le mostramos el día a día de una aldea de 500 habitantes que descansa a los pies de las dunas de Erg Chebbi", explican de un lugar en el que conviven árabes, beréberes y minorías de raíces subsaharianas. "Con rasgos comunes y también matices culturales diferenciados, con personalidades moldeadas por las condiciones del árido entorno, donde predomina el ambiente comunitario y tribal, los rituales, la música y las tradiciones”, añaden.
El proyecto trata de fomentar el desarrollo de las zonas por las que los viajeros pasan y para eso propicia el uso de los negocios y las cooperativas locales, con el objetivo último de “llevar a cabo un turismo responsable y solidario”, aseguran.
“No ha sido un camino sencillo llegar hasta aquí”, comenta Benito. “Sacar adelante un negocio en Marruecos no fácil ni barato: el papeleo, el mantenimiento de los coches con sus permisos correspondientes y legalizaciones, el gestionar un equipo que responda a las expectativas de los viajeros y mantener satisfechos a clientes y trabajadores, lleva muchos quebraderos de cabeza. Además, hay que lidiar con la idiosincrasia de los marroquíes, al más puro estilo ‘la prisa mata’, dados a la improvisación, a fluir sobre la marcha, o a veces al incierto inchallah”, añaden. Pero a pesar de todos estos obstáculos, Tour por Marruecos se ha consolidado como una agencia conocida y respetada, sobre todo por las características de su oferta: más humana y original que otras y, además, adaptada a las necesidades de cada viajero. Todo programado con mucho cuidado para ofrecer la mejor experiencia a los que eligen sus servicios.
"Descubrí que los viajes ocuparían un importante papel en mi vida"
Benito tenía 22 años cuando visitó por primera vez Marruecos en 2009. Fue un viaje con amigos por el norte del país que le despertó el deseo de conocerlo más a fondo e incluso aventurarse a otras partes de África. Regresó un año más tarde, esta vez al sur donde se encontró con el desierto y se enamoró de él. “Fue el principio de todo. El momento en el que descubrí que los viajes ocuparían un importante papel en mi vida”, recuerda la granadina. Ese mismo año hizo varias incursiones más en el país y “a cada escapada alargaba más mi estancia”. Al principio solía ir acompañada, al menos parte del viaje, pero pronto comenzó a viajara sola. Hasta que un día compró un billete solo de ida con la intención de quedarse dos o tres semanas y al final fueron nueve meses. “Viajé a dedo, en transporte público, a pie, en dromedario. Conviví con familias árabes, imazhighen (beréberes), con nómadas en medio de la nada, en una simple jaima…” Más tarde adquirió un coche con el que pudo moverse con más libertad y borrar distancias. Solo tuvo que añadir una cama en la parte trasera para tener una casa móvil.
"No solo se puede, sino que además se debe, viajar y disfrutar con niños de cualquier edad", dicen los fundadores
Poco a poco, empezó a organizar viajes para amigos y familiares que se lo solicitaban y luego, el boca a boca, hizo que otras personas se sumasen a la iniciativa. Fue así como encontró una forma de ganarse la vida y hacer lo que más le gustaba. En 2014 conoció a Kada. Con él emprendió un viaje hasta Senegal y saltó la chispa. Vieron que compartían la afición por los viajes y se complementaban muy bien en el proyecto que pusieron en marcha juntos.
“Nosotros, como pareja, y ahora padres de un niño de 2 años y otro que viene en camino, seguimos sin cansarnos de viajar siempre que nos es posible, a la vez que organizamos viajes durante todo el año para otras personas, y en ocasiones vamos como acompañantes”, explica Benito. “Estamos redescubriendo Marruecos con ojos nuevos, y nos fascina la experiencia. Además, nos está sirviendo para consolidarnos como expertos en la organización de viajes en familia, y demostrar que no solo se puede, sino que además se debe, viajar y disfrutar con niños de cualquier edad”.
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