El renacimiento de Renée Zellweger
Después de un respiro personal y profesional de seis años, la actriz llega al medio siglo estrenándose en la televisión y rodando uno de los papeles de su carrera: el de Judy Garland
Los que la conozcan solo como Bridget Jones se habrán perdido el 95% de su carrera. Literalmente: las películas sobre la simpática británica son solo tres de los 45 títulos que acumula. Pero ella está dispuesta a remediarlo. Porque Renée Zellweger lleva más de la mitad de su vida dedicándose a la interpretación, un oficio que tuvo claro desde bien pequeña y que, en general para su suerte y en ocasiones para su desgracia, se ha convertido en su seña de identidad. Pero está decidida a que este, en el que acaba de llegar al medio siglo de vida, sea su año. Un gran papel y un paso hasta ahora inédito en su carrera así lo pretenden.
A sus 50 recién cumplidos, la actriz ha arrancado esta etapa vital sin prisa pero sin pausa. Por primera vez estrena una serie de televisión, Dilema, para Netflix; además, en otoño llegará a las pantallas el que sin duda será uno de los papeles de su carrera, el de la leyenda del cine y la música Judy Garland en el biopic homónimo. Un personaje que guarda ciertas similitudes con ella y que puede suponer su gran renacimiento para el público y la crítica, habitualmente quisquillosa con sus trabajos.
"Judy Garland es la misma vida", comentaba la actriz en una reciente entrevista con la revista británica Town&Country. Las dos pasaron de intérpretes a leyendas en su juventud y gracias a cintas que, aunque las consagraron, también las encasillaron. Trabajos que hicieron que todo lo que les pasará después, en lo personal y lo profesional, fuera observado con lupa: sus decisiones, sus cambios físicos y también sus amores, sus maridos o sus hijos (o la falta de ellos). Si la relación entre Garland y su hija Liza Minelli estuvo bajo el foco durante toda su vida, Renée Zellweger ha tenido que decir en más de una ocasión que no necesita hijos para ser feliz.
Cuenta Zellweger que Garland la acompañó toda su infancia: aunque en su pueblo de Texas no había cine, la música de la artista —fallecida en Londres de una sobredosis en 1969, con solo 47 años— sonaban constantemente en el equipo de música de sus padres. De hecho, sus canciones la marcaron tanto que recordaba cómo, durante la promoción de Bridget Jones en Japón, fue a un karaoke de Tokio y cantó Over the rainbow, el tema que popularizó Garland en la banda sonora de El mago de Oz. "¿No es gracioso? Es la única vez en mi vida que he cantado en un karaoke", explica en esa misma entrevista.
Ese torbellino que fue Bridget Jones hizo que la carrera de Zellweger se disparara: logró una nominación al Oscar por esta comedia en 2002, otra en 2003 por el musical Chicago y otra en 2004, por la que se llevó el galardón, gracias al drama Cold Mountain. Algo que dejó ver su versatilidad, pero que la sobreexpusó. También en lo personal: en junio de 2005 se casó con el cantante country Kenny Chesney y en septiembre se separó. De ahí que en 2009 —entonces salía con Bradley Cooper— la intérprete decidiera hacer una parada en su carrera, en la que llegaban a acumularse hasta cinco estrenos en un solo año, y respirar. Esa pequeña pausa se convirtió en un dilatado parón de seis años, algo poco habitual para una estrella de cine de su envergadura.
Cuando volvió, a finales de 2014 y de la mano de una más madura Bridget Jones, de nuevo era ella la que estaba en el centro de la polémica por el visible cambio de su rostro. Tanto que tuvo incluso que hablar de ello y constatar que se veía "más sana" y "más feliz que nunca". Ahora ella misma dice que ese parón le hizo ponderar lo verdaderamente importante. "Ahora soy mejor haciendo que cuidar de mí misma sea la primero", confesaba en esa misma entrevista. "No me di cuenta de que eso era una opción. Ahora, es una prioridad", reconoce.
Esa prioridad la ha hecho elegir mejor sus proyectos y lograr cambios de registro como el de Dilema, donde llega a la televisión y, por primera vez, en su vida interpreta a una mujer seductora y peligrosa, incluso depredadora. "Creo que ella misma quería hacer algo que fuera un poco emocionante, animado, distinto a lo que se piensa de ella", explica a la revista británica el creador de la serie. Un cambio para ser más Renee Zellweger que nunca; es decir, para ser la de siempre.
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