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Los alargamientos de pene no funcionan, y hasta pueden acortar el miembro

Solo alrededor del 20% de los hombres que se someten a estas intervenciones acaba satisfecho, y los efectos secundarios pueden ser muy graves, según un nuevo estudio

Inefectivos y peligrosos. Así define los procedimientos de alargamiento de pene una revisión de la evidencia científica disponible de la efectividad de 21 métodos. Según el trabajo, dicha evidencia es escasa y de poca calidad, y solo alrededor del 20% de los hombres que se someten a esta cirugía quedan satisfechos con el resultado. No es para menos; entre las complicaciones a las que se enfrentan figuran la disfunción eréctil, la deformidad y la insensibilidad del órgano. Irónicamente, las intervenciones también pueden dar como resultado un acortamiento del miembro.

El nuevo trabajo repasa 17 estudios previos sobre intervenciones quirúrgicas y otras que no precisan pasar por el quirófano, y concluye que el bisturí no debería formar parte de la intimidad de los hombres. Este tipo de intervenciones deberían reservarse para casos necesarios por motivos médicos, como la reconstrucción, apunta. A pesar de que los autores reconocen que algunas personas sí experimentan un alargamiento significativo, dejan claro que su postura, tras ver lo que realmente se sabe al respecto, está muy lejos de apoyar estas prácticas: "Los inyectables y la cirugía deberían ser la última opción, considerada no ética fuera de los ensayos clínicos", escriben.

El trabajo también concluye que el problema de los hombres que buscan alargarse el pene está mucho más arriba, en su cabeza. Según ha declarado al diario británico The Guardian el autor principal del estudio, el urólogo del hospital londinense King's College Gordon Muir, "la inmensa mayoría de los hombres que pueden querer tener el pene más largo tienen un órgano de una longitud completamente normal". Muir ha añadido que la auténtica causa de que frecuentemente acaben insatisfechos y peor de lo que estaban es "la banda de charlatanes" que acechan a estas personas inseguras, ofreciéndoles intervenciones sin ningún valor demostrado.

Capítulo aparte es el valor económico. El urólogo asegura que la mayoría de los procedimientos que se llevan a cabo en Reino Unido se hacen en clínicas privadas porque el sistema público no los financia si se hacen por motivos estéticos. Según Muir, un alargamiento que por lo público puede costar unas 3.000 libras se practica hasta por 40.000 en instalaciones privadas (de 3.400 a 46.000 euros).

Según dicen los autores en el nuevo estudio, que ha visto la luz en la revista Sexual Medicine Reviews, el consejo profesional adecuado es determinante para evitar los problemas derivados de las intervenciones. "La mayoría de los hombres comprendieron que su pene era normal y rechazaron cualquier tratamiento posterior" cuando lo recibieron, apunta el texto.

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