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Las Vegas se olvida del juego y apuesta por fiestas excesivas con los mejores DJ

El DJ David Guetta, en plena actuación en el Encore Beach Club del hotel Wynn de Las Vegas.
El DJ David Guetta, en plena actuación en el Encore Beach Club del hotel Wynn de Las Vegas.Danny Mahoney

Los grandes DJ mundiales y el deporte profesional compiten con los casinos por el cetro en el gran reino del ocio

UN NUEVO SONIDO se ha apoderado de Las Vegas en los últimos años, aplacando la cacofonía de sus máquinas tragaperras. Tras la crisis financiera de 2008, Las Vegas se encontró con los casinos vacíos y sin un plan B. Por si fuera poco, la mano dura del Gobierno chino contra la corrupción en 2012 redujo el flujo de dólares dedicados al juego, haciendo mella en los casinos de Macao y Las Vegas. Pero esta ciudad ilusoria, creada de la nada, supo transformarse como tantas otras veces.

Alrededor de 2011, el Electronic Dance Music (música electrónica de baile) arrasó en Estados Unidos, y los propietarios de hoteles de Las Vegas no tardaron en percatarse del potencial que brindaban los DJ para atraer a nuevos clientes, sobre todo a los cotizados mileniales. Estos últimos ven el juego como una actividad para jubilados. Las Vegas entendió que necesitaba ser más cool y, como todo en esta ciudad de excesos, solo supo hacerlo a lo grande.

Los grandes hoteles del Strip —la afamada calle con una gran concentración de hoteles-casino— volcaron sus esfuerzos en crear discotecas espectaculares, como Hakkasan, que costó 100 millones de dólares (más de 89 millones de euros), y ofreciendo contratos plurianuales a los mayores DJ del planeta, los cuales asegurarían llenar estos nuevos templos del ocio. La apuesta funcionó. La ciudad se llenó de nuevo. Así fue como los DJ se apoderaron de Las Vegas.

Lejos queda ya ese Las Vegas envilecido retratado por Martin Scorsese en Casino. En los 6,8 kilómetros que mide el Strip se concentran los 10 DJ más grandes del mundo. Uno de los fichajes más sorprendentes se produjo en 2013, cuando Tiësto anunció que dejaba su histórica residencia ibicenca para pasar a tocar en Hakkasan Las Vegas. Allí sigue actualmente. La prueba más reciente de esta fe en los DJ viene del recién renovado hotel ­Palms, que ha firmado un acuerdo de 60 millones de dólares (53,5 millones de euros)con DJ Marshmello por dos años, según la revista Forbes.

Pero las fiestas más excesivas y rentables para los hoteles son las pool parties, en las que el DJ deleita a unas 4.000 personas alrededor de una piscina en pleno día. La pool party de Wet Republic en el MGM Resort generó 44 millones de dólares [más de 39 millones de euros] en 20 semanas de 2016, según el antiguo CEO del grupo, Neil Moffitt.

Ningún otro destino del mundo ofrece este tipo de fiesta continua que no entiende de estaciones. Los DJ no solo llenan los clubes, sino que son el anzuelo que ayuda a aumentar la ocupación de las habitaciones, los restaurantes y las tiendas de los hoteles. Las Vegas ya no puede depender solo de los ingresos originados por el juego, que hoy representan únicamente el 34% del total de la economía del Strip, según el UNLV Center for Gaming Research.

Sin City nunca deja de reinventarse. La ciudad trabaja ya en su próxima conquista: convertirse en un imán del deporte profesional. Prueba de ello es el traslado del legendario equipo de fútbol americano Oakland Raiders a Las Vegas y la construcción de un estadio que costará 1.800 millones de dólares y se inaugurará en 2020. Desde hace dos años la ciudad cuenta con un equipo de hockey que llegó a la final del campeonato en su primer año. La voracidad de Las Vegas no tiene límite y busca ahora captar un equipo de la NBA y otro de béisbol. Pronto los hoteles se llenarán también de aficionados. 

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