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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado

El verde: la solución olvidada para salvar el planeta

Efectos y soluciones globales para intentar frenar el cambio climático.

Collins Street 1880, 1945 y 2013, Melbourne
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Desde finales del siglo XX, la preocupación por el medioambiente y los efectos del cambio climático a nivel global ha ido en aumento. La superpoblación, la falta de zonas verdes, los altos niveles de contaminación tanto atmosférica como visual, la acumulación de basura y aguas residuales o la congestión de tráfico son algunos de los graves problemas que padecen las ciudades contemporáneas. Pero, ¿cuáles son las herramientas que disponemos y como se pueden arreglar los problemas a los que el mundo se enfrenta?

Pues parece ser que los árboles son una posible solución ya que, entre muchas otras cualidades, absorben el ruido, canalizan y escurren el agua de lluvia, y son hogar para miles de especies. Tanto es así que el aumento del 10 % de zonas verdes en una ciudad podría compensar el aumento de temperatura provocado por el cambio climático. Un dato interesante y alarmante es que, según la Sociedad Española de Ciencias Forestales, España mantiene el ritmo de desforestación más alto de Europa con un 2,19 % frente al 0,51 europeo.

Una de las iniciativas para poner de manifiesto el valor de los árboles se está llevando a cabo en la ciudad de Melbourne; se trata del proyecto llamado Urban Forest Visual realizado conjuntamente con las autoridades locales donde se puede explorar la ubicación, género y el ciclo de vida de todos los árboles de cada distrito de la ciudad. No solo eso, sino que además esta iniciativa sirve como herramienta interactiva y educacional, donde se anuncian tanto las actividades para plantar árboles, así como información sobre cada especie, la edad, el estado de conservación… Son pequeños gestos a replicar y tener como referente, pues contribuyen gratamente a cuidar nuestro entorno.

Gracias a distintos estudios, como el Environmental Performance Index –realizado cada dos años por la Universidad de Yale– es posible establecer un ranquin de los países más y menos contaminantes del planeta en función de cómo cuidan el medioambiente: la calidad de sus bosques, la biodiversidad, calidad del aire, etc.

Según su último estudio, Finlandia ocupa el primer lugar teniendo como objetivo para 2020 que un 38 % de la energía que se consuma en el país provenga de energías renovables. Islandia ocupa el segundo lugar gracias a sus políticas medioambientales como la protección de sus bosques así como también la utilización de energías renovables. Y Suecia, en tercer lugar, destaca por la implantación de energías renovables además de la conservación de sus bosques, su buena calidad del aire y agua potable. De hecho, la ciudad sueca de Halmstad ha sido la primera en introducir los contenedores verdes diseñados por la compañía estadounidense Freight Farms en distintos supermercados (como el ICA Maxi) con la idea de reducir el impacto ambiental. Se trata de unos contenedores equipados y preparados para poder cosechar en cualquier parte del mundo, especialmente en países con climas extremos, con el fin de reducir la dependencia de los productos importados y favorecer el cultivo de hortalizas frescas todo el año, independientemente de las limitaciones estacionales del clima nórdico.

En España, cada año se desperdician 7,7 millones de toneladas de alimentos

Este tipo de invenciones se entienden después de conocer, por ejemplo, que el 45 % de las hortalizas perecederas cultivadas en Europa se desperdician antes de llegar a nuestros hogares, según confirma Ellen MacArthur Foundation. En España, según un estudio publicado por la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (HISPACOP) avalado por el Instituto Nacional del Consumo, se menciona que cada año se desperdician 7,7 millones de toneladas de alimentos. Es decir, el desperdicio medio por hogar (de media de 2,7 personas) es de 1,3 kg/semana o 76 kg/año.

Después de leer con preocupación que el medioambiente ha dejado de tener una consejería propia en Andalucía, es evidente que queda mucho por hacer ya que los próximos años son decisivos para incorporar medidas que eviten el aumento global de la temperatura. Es importante tener en cuenta que el aumento de 2 grados centígrados para 2100 podría cambiar radicalmente el futuro de nuestras ciudades causando daños terribles como, por ejemplo, la desertización o la subida del nivel del mar, poniendo en riesgo ciudades enteras. El mundo no se solucionará solo. Está en nuestras manos actuar y buscar las mejores soluciones para salvar el planeta.

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