Luis Miguel, un padre ausente
Los tres hijos del cantante mexicano crecen lejos de 'El Sol', mientras este relanza su carrera musical
Luis Miguel se sube al escenario, canta, le aplauden —o le abuchean— y ¿después? La vida detrás de los micrófonos del famoso cantante mexicano ha estado siempre rodeada de fiestas, viajes y frecuentes cambios de pareja. Pero, entre juergas y conciertos, el músico también tiene una faceta familiar poco conocida, cuyo centro son sus tres hijos: Michelle Salas (1989), y Miguel y Daniel Gallego (2007, 2008). De distintas madres, nunca se les había visto juntos, pero este jueves la primogénita ha publicado una fotografía antigua en uno de sus stories de Instagram —la publicación que desaparece a las 24 horas— con sus dos medio hermanos. Es la imagen de tres hermanos reunidos, con un padre que brilla ausente.
La fotografía, en la que se les ve jugando en un jardín, ha tomado por sorpresa a los seguidores del cantante. La prensa del corazón mexicana, que sigue con lupa la vida del ídolo pop, la ha valorado por excepcional. Rompe con el hermetismo característico de su vida familiar, un "misterio" incluso para Martha Figueroa, autora de Micky, un tributo diferente, la biografía autorizada del cantante. "Es la única faceta que no conozco mucho, la de Luis Miguel como papá", dice la periodista. Más allá de una pequeña estancia juntos en Los Ángeles hace años, los tres herederos han hecho vida aparte; apartados entre ellos, pero también de él.
El cantante tuvo a Salas con apenas 19 años, poco después de lanzar La incondicional, el hit que alcanzó el número 1 de las listas de pop latino en 1989 y lo elevó al cielo —en el ya famoso videoclip, sale montado en un caza militar mientras entona “no existe un lazo entre tú y yo, nada de amores, nada de nada”—. Durante años, su paternidad fue un secreto a voces, un rumor que acompañó los primeros pasos de la primogénita, criada por la familia de la madre. Hija de la actriz Stephanie Salas y bisnieta de Silvia Pinal, una de las musas del director de cine Luis Buñuel y protagonista de Viridiana (1963), Salas apenas vio a su padre durante su infancia y adolescencia.
A los 16 años, la hija olvidada dio por terminado el anonimato. “Ya no quiero que me compadezcan por ser la hija no reconocida de Luis Miguel cuando él sabe que existo. No le pido una vida, solo quiero que me dé cinco minutos para que me explique sus razones. Que me diga qué pasó y ¡ya!”, declaró en una entrevista con la revista Quién. Dos años después, al cumplir ella la mayoría de edad, el cantante le dio esos cinco minutos, la reconoció públicamente como hija y se empezó a fraguar un acercamiento. "Se les veía mucho juntos; en su yate, en Los Ángeles. Todo se veía perfecto", dice Figueroa. "Pero de un tiempo acá parece que se distanciaron porque ya no se han visto imágenes de los dos".
Desde entonces, Salas ha hecho carrera como influencer. Sus publicaciones en Instagram, red en la que acumula más de un millón de seguidores, muestran una vida de jet setter internacional: de compras en la Place Vendome, meca del lujo parisino, de paseo en el SoHo de Manhattan, o de safari en el parque Masai Mara en Kenya. Siempre impecable, va vestida de Dolce&Gabbana, Chanel o, más recientemente, de su propia marca, Milea, que acaba de fundar esta semana junto a la diseñadora mexicana Leah Kyriakis. “El rival más difícil está en tu cabeza”, dice la emprendedora en su última publicación, en la que posa con mirada intensa frente a un piano.
Mientras su hermana recorre el mundo, Miguel y Daniel Gallego hacen vida en un barrio acomodado de Ciudad de México, donde toman clases particulares de canto. Ellos sí ostentan el apellido del padre, pero tampoco lo ven a menudo. De 12 y 11 años respectivamente, son producto de la relación de tres años que mantuvo el cantante con la actriz de telenovelas Aracely Arámbula a mediados de los años 2000. El mayor, que se parece mucho al padre, tiene de padrinos a amigos cercanos de Luis Miguel, como el empresario Miguel Alemán, dueño de la aerolínea Interjet y nieto de un expresidente mexicano, y el torero Enrique Ponce. Sin embargo, al poco de nacer Daniel, la pareja se separó. Y, desde entonces, no ha trascendido ninguna fotografía del cantante con sus dos hijos pequeños.
Hace un año, tras estrenarse la serie de Netflix sobre la vida de El Sol, Arámbula le lanzó un dardo: “Le deseo que le vaya muy bien, porque así él se puede poner al día con todo lo que respecta a las mensualidades de mis hijos”, dijo ante los micrófonos de la cadena estadounidense Telemundo. Pese a estas declaraciones, fuentes cercanas al cantante aseguran que Luis Miguel siempre ha cumplido con los pagos.
Lo que sí está claro es que el éxito de la serie ha ayudado a aupar a Luis Miguel, cuya carrera musical había tocado fondo. Este año ha protagonizado una gira por todo el continente —ahora está en Estados Unidos—, aunque siguen las dudas sobre su futuro en los escenarios. Varias de sus recientes actuaciones se han saldado con abucheos y críticas por su aparente mala forma. Por otro lado, los líos amorosos que salen en la serie también han vuelto a atraer la atención sobre aquello que hay detrás: la estela de El Sol, sus hijos.
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