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Escritor, mecenas, matador y presidente del Betis

El escritor y torero Ignacio Sánchez Mejías, retratado en su juventud.
El escritor y torero Ignacio Sánchez Mejías, retratado en su juventud.Fotografía de archivo familiar Sánchez Mejías

La figura irrepetible de Ignacio Sánchez Mejías aunó tres territorios tan normalmente alejados como la literatura, el fútbol y los toros

EL ATHLETIC de Bilbao ha creado el Athletic Club de Lectura, una iniciativa única en el mundo porque ha conseguido promover la cultura entre los escolares gracias a los profesores Mikel Balenziaga y Jonan Bedialauneta, exfutbolista del equipo. Ellos han involucrado a todos los estamentos del club —directiva, fundación, cuerpo técnico y plantilla— para crear una afición con inquietudes literarias. Por cierto, en la historia del Athletic encontramos algunos precedentes como Chiripi (1931), novela de Juan Antonio de Zunzunegui sobre las peripecias de un goleador del Athletic de Bilbao.

Siempre han existido cientos de escritores futboleros y por eso me excuso de hacer un inventario, porque los casos realmente curiosos son los de futbolistas lectores como Juan Mata y Esteban Granero, de entrenadores escritores como Pepe Mel y Helenio Herrera e incluso de futbolistas letraheridos como Miguel Pardeza y Jorge Valdano. ¿Y los presidentes de los clubes? ¿Ha existido en España alguno que haya destacado por sus méritos intelectuales, artísticos y literarios? Sí, se llamaba Ignacio Sánchez Mejías (1891-1934) y fue el decimosegundo presidente del Real Betis Balompié.

Ignacio Sánchez Mejías escribió y estrenó dos obras teatrales en 1928 —Sinrazón y Zaya— que fueron recogidas junto a sus comedias

inéditas en el volumen Teatro (1988). Sin embargo, Sánchez Mejías ha pasado a la historia como matador de toros y mecenas de los poetas de la generación del 27, a quienes reunió por primera vez en Sevilla al conjuro del tercer centenario de la muerte de Góngora. Con toda justicia Sánchez Mejías fue el mentor de aquel grupo que tanto lo quiso y lo admiró, pues Rafael Alberti, José Bergamín, Dámaso Alonso, Gerardo Diego y Federico García Lorca disfrutaron a menudo de su hospitalidad en su cortijo de Pino Montano. Incluso el poeta Alberti hizo el paseíllo —de naranja y azabache—con la cuadrilla del maestro en la plaza de toros de Pontevedra, tan sólo para darse el gusto de ­vestirse de luces.

Los nombres de los presidentes de los clubes de fútbol terminan dando botes por las áreas de la prensa política, social y de sucesos; pero sólo uno ha recibido ­homenajes literarios como Citación-­fatal (Miguel Hernández), Verte y no verte (Rafael Alberti), Presencia de Ignacio Sánchez Mejías (­Gerardo Diego) y sobre todo Llanto por ­Ignacio Sánchez Mejías (Federico García Lorca). Me alegra recordarlo este 2019 en que se cumplen cien años de la alternativa que el torero recibió de Joselito El Gallo y Juan Belmonte.

El 5 de junio de 1932 el Betis y el Racing de Santander empataron a tres en Sevilla y aquella noche cenaron sus presidentes Ignacio Sánchez Mejías y el escritor taurino José María de Cossío, la otra rara avis del fútbol español. Los imagino bajo la sombra bienhechora de los árboles de los jardines de Pino Montano, quizá despidiendo el cumpleaños de Lorca —quien por esos días regresaba de Huelva— y recibiendo el del escritor, mecenas, matador y presidente del Betis. Sospecho que no hablaron de fútbol.

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