El tamaño sí importa
La solución el 20 de septiembre de 2017 frente a la consellería de Economía era un pasillo por el que se pudiera salir en coche, la densidad de la concentrción lo impedía
El tamaño sí importa. Importa aquí el del pasillo de seguridad ordenado por Jordi Sánchez a sus voluntarios de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) el 20-S de 2017, ante el departamento de Economía.
¿Por qué? Porque si fue un minipasillo, o mediano o amplio, denotará qué buscaban los convocantes. Si una coartada. O una auténtica protección que permitiera circular libremente. O un sí-es-no-es.
Un guardia civil lo oscureció con adjetivos. La declaración —estentórea— del capitán Pedro la desacreditó el presidente de la Sala, por lo selectivo de su memoria.
Otro, el teniente Norberto, lo aclaró más, se le dispensó respeto, incluso cuando dudaba de un detalle. Justamente por eso.
Como no hay aún careos, careen la declaración de Jordi Sánchez (21/2) con la del teniente ayer. Discrepan en percepciones.
Para Jordi aquello era una protesta que no impidió una “absoluta normalidad” en la tarea de la comitiva judicial que registraba los despachos oficiales.
Para Norberto, “lo que se ha visto ahí no lo he visto en 30 años de profesión, a mí nunca me han robado un coche”.
Pero coinciden —¡noticia!— en complicidad y respeto mutuo. El guardia calificó su relación negociadora de “camaradería”; el asambleísta, de “cordialidad”.
Sobre estas bases es más fácil dilucidar el alcance de sus diferencias objetivas. Sobre el tamaño del pasillo. Este se “hacía para facilitar la entrada y salida de las personas que decidía la comitiva judicial y concretamente los detenidos que debían presenciar el registro de sus despachos”, explicaba Jordi, su arquitecto.
Durante todo el día “centenares de personas lo transitaron sin problema”, añadía. Y eso que apenas medía metro y medio de ancho; en algunos tramos, menos.
“Un cordón así yo no lo veo seguro [para la comitiva], si hubiera sido de mossos, sí”, discrepaba Norberto. “Se veía poco pasillo, desde mi perspectiva”, añadía con gracejo gráfico.
Porque, sin más metros, los usuarios quedaban “al alcance de los manifestantes”. Pues en cuestión de control de masas, “las situaciones cambian en minutos, la masa, por la ley de contagio, no piensa y puede ser un desastre”. “Os masacrarán si la secretaria judicial sale por ahí, ‘nos advirtió una mossa”, detalló.
La solución era un pasillo de tres metros por el que pudieran salir en coche. Pero la densidad de la concentración lo impedía sin disolverla, sintonizaron ambos.
Esta historia impacta en el debate jurídico-judicial. La sedición es un alzamiento “para impedir, por la fuerza” la aplicación de las leyes o el cumplimiento de la labor de las autoridades (Código Penal, 544). Parece que sea de “mera actividad”, y requiere uso de fuerza. Aunque, ¿de quién?
Pero también exige un “resultado”, pues si esa conducta “no ha llegado a entorpecer de un modo grave” la ley o la tarea de la autoridad (547), su penalidad es inferior.
¿Protesta por el registro o evitación? ¿Uso aislado de fuerza o activado? ¿Pacifismo o intimidación? Cuestión de pasillos.
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