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Así burlan los mosquitos el veneno de los insecticidas

Un estudio identifica el gen que permite a uno de los vectores de la malaria metabolizar la sustancia con la que están impregnadas las mosquiteras

PIXABAY
Pablo Linde
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Una de las claves del éxito en la lucha contra la malaria en este siglo han sido las mosquiteras impregnadas en insecticida. Las muertes por esta enfermedad han caído en un 60% desde el año 2000, y el 70% de este descenso se debe a esta barrera mitad física, mitad química: se estima que ha evitado más de 663 millones de casos. Pero en estos años los mosquitos han evolucionado. El Anopheles funestus, uno de los grandes transmisores de paludismo de África, ha desarrollado resistencia al insecticida usado en la grandísima mayoría de mosquiteras, lo que pone en peligro la efectividad de esta profilaxis.

Hasta ahora, el mecanismo de la resistencia era una incógnita. Un grupo de científicos acaba de publicar en la revista Science que la culpable es una mutación en el gen CYP6P9a que permite a los mosquitos metabolizar el veneno. La impregnación de la redecilla, que por un lado sirve para espantar al insecto y por otro dañarlo, sería para sus portadores prácticamente inútil.

El descubrimiento, más allá de ayudar a entender los procesos de resistencia, abre la puerta para desarrollar nuevas sustancias efectivas para combatirla. “Nuestro estudio muestra que los insecticidas actuales (piretroides) están perdiendo efectividad. Pero también establecemos que las mosquiteras que incorporan otro químico (un sinergista) son más efectivas contra estos mosquitos”, explica por correo electrónico Charles S. Wondji, uno de los autores de la investigación. “Aunque recomendamos usar redes con estas combinaciones, el estudio enfatiza la necesidad de producir una nueva generación de mosquiteras impregnadas en un insecticida que no dependa de los piretroides, ya que incluso con otra sustancia añadida no resultan del todo eficaces”, añade.

El descubrimiento puede ayudar a buscar nuevas sustancias para combatir el paludismo en África

Las resistencias a los químicos que se usan tanto para eliminar a los mosquitos como para tratar la malaria son grandes amenazas para terminar con esta enfermedad. Pese a las esperanzadoras cifras de los tres primeros lustros del siglo, cuando se salvaron casi seis millones de vidas gracias a la reducción de la mortalidad año tras año, desde 2015 el progreso se detuvo: las cifras andan estancadas o con ligeros reputes, en torno a las 440.000 muertes por año.

La Organización Mundial de la Salud señala en sus informes anuales que detrás de estos peores resultados está una menor financiación en la investigación y las medidas sobre el terreno por parte de la comunidad internacional. Aunque es posible que las resistencias a los insecticidas hayan tenido también un papel, los estudios que se han desarrollado hasta el momento no han conseguido hallarlo.

La nueva investigación ha encontrado que los insectos que han desarrollado estas resistencias no solo sobreviven más a la exposición de las mosquiteras, sino que también tienen más éxito a la hora de picar a los humanos que aquellos que no portan la mutación. “Esto muestra que tienen un potencial de transmisión de malaria mayor”, resalta Wondji.

Carlos Chaccour, investigador especializado en malaria del instituto de salud ISGlobal de Barcelona, incide en que el hecho de que no se hayan encontrado pruebas de mayor transmisión “no quiere decir que no existan, sino que no se ha demostrado”. “Existe una alarma justificada con las resistencias, son un problema y las potenciales consecuencias están ahí, pero hay que seguir buscando pruebas”, matiza. En cualquier caso, cree que este descubrimiento es una potente arma que facilita nuevas investigaciones sobre el metabolismo del mosquito.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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