Olga Ladyzhenskaya, la investigadora que sorteó la tragedia gracias a las ecuaciones
Sus resultados en todo el espectro de las ecuaciones derivadas la convirtieron en la intelectual rusa más destacada de su generación en medio del comunismo más represor
El sistema soviético persiguió a su familia y mató a su padre, pero Olga Ladízhenskaya superó todos los obstáculos que pusieron a su apellido para cumplir su sueño de estudiar Matemáticas y convertirse en la pensadora más influyente de su generación. Fue tan brillante que le permitieron seguir estudiando en la escuela, al contrario que a sus hermanas, pero tuvo que esperar mucho tiempo para poder acceder a la universidad.
Cuando obtuvo su doctorado dirigió el Laboratorio de Física Matemática en el Instituto Steklov y siempre eligió quedarse en Rusia a pesar del colapso de la Unión Soviética y la precaria situación económica del país.
Reconocida mundialmente como una gran matemática, los métodos de Ladízhenskaya para resolver ecuaciones diferenciales parciales continúan siendo utilizados en la actualidad y han sido de gran ayuda para desarrollar investigaciones en otros campos científicos, como en meteorología, aerodinámica, oceanografía y medicina cardiovascular.
Olga Aleksandrovna Ladízhenskaya nació el 7 de marzo de 1922, en Kologriv, una pequeña ciudad rusa rodeada de bosques cerca del río Unzha. Olga fue la hija menor de tres hermanas de un profesor de matemáticas, Aleksandr Ladízhenski, descendiente de la nobleza rusa, y de Anna Mijailovna, de origen estonio y ama de casa. El abuelo de Olga, Gennadi Ladízhenski, fue un famoso pintor y ella guardó cuidadosamente durante toda su vida pinturas de paisajes de su abuelo.
Kologriv estaba demasiado lejos de los centros culturales, así que los libros fueron casi la única fuente de educación. En el verano de 1930 el padre de Olga empezó a explicar a las tres hermanas las nociones básicas de matemáticas y geometría, más tarde formuló un teorema y después hizo que sus hijas lo demostraran. La pequeña de la familia fue la que más talento para el pensamiento lógico demostró y su llegó a estudiar cálculo con su padre con el nivel de una persona adulta.
En 1937 su padre fue arrestado por el régimen de Stalin y en un juicio sumarísimo fue declarado “enemigo del pueblo” y condenado a muerte. Las dos hermanas de Olga fueron entonces expulsadas de la escuela, pero a Olga se le permitió terminar sus estudios por su brillantez intelectual, aunque no fue admitida en la universidad por su apellido.
Años después, en 1943, ingresó en la Universidad de Moscú gracias a la influencia de la madre de uno de sus alumnos, que admirada la capacidad matemática de la profesora. Comenzó a estudiar álgebra, teoría de números y ecuaciones en derivadas parciales. Pasó grandes apuros económicos pero pudo asistir a seminarios avanzados sin seguir otras clases obligatorias en materias que tenía superadas. Destacaba tanto que se le otorgó una beca Stalin y una tarjeta de racionamiento para trabajadores sin la cual no habría podido sobrevivir.
Antes de terminar sus estudios organizó un seminario de jóvenes sobre ecuaciones en derivadas parciales, invitando a participar en él a los grandes matemáticos de Moscú. Su interés por esta rama de la matemática se debe a la influencia de su tutor, Petrovski, así como al libro de Hilbert sobre la materia. Se graduó en 1947.
Ese año se casó con Kiselev, un matemático de San Petersburgo, y su tesis doctoral, defendida en 1949, supuso un punto de inflexión en la teoría de ecuaciones en derivadas parciales. Comenzó a participar en el seminario de Física Matemática de San Petersburgo, lo que le permitió conocer y relacionarse con muchos matemáticos de su ámbito de investigación. Fue una de las líderes de este centro de investigación hasta su fallecimiento.
En 1951 completó su tesis, pero no pudo publicarse hasta la muerte de Stalin, en 1953, cuando también publicó su primer libro, Problemas mixtos para una ecuación hiperbólica. Un año después se convirtió en profesora en la Universidad Estatal de San Petersburgo y en investigadora en el Instituto de Matemáticas Steklov de la Academia de Ciencias de la URSS, que más tarde dirigiría hasta 1991.
Durante la década siguiente realizó grandes avances en la resolución de ecuaciones diferenciales parciales elípticas, parabólicas e hiperbólicas lineales y cuasilineales. En 1961 hizo una importante aportación al área de los problemas no lineales de la física matemática con otro de sus libros, La teoría matemática del flujo incompresible viscoso, un clásico imprescindible.
Debido al régimen comunista, Olga solo había podido viajar una vez al extranjero, cuando asistió al Congreso Internacional de Matemáticos (ICM) de 1958 en Edimburgo. Tuvieron que pasar 30 años hasta que lo pudo volver a hacer con la apertura soviética, lo que le permitió el contacto con otros investigadores extranjeros, que le permitió comprobar que habían estado estudiando los mismos temas.
Ladízhenskaya no solo estaba interesada en las investigaciones científicas. También sintió siempre una gran pasión por las artes y fue una participante activa en la comunidad intelectual de San Petersburgo. Fue además una amante de la naturaleza. Sus profundas creencias religiosas siempre fortalecieron su asombroso carácter. Fue una gran conversadora y le conmovieron la injusticia y las desgracias de los demás, prestando su apoyo a los solitarios y desvalidos. Cuando fue miembro del consejo municipal de diputados populares, ayudó a los matemáticos y a sus familias en San Petersburgo a obtener alojamiento gratuito.
Su carrera se tradujo en alrededor de 250 artículos y siete libros, focalizada siempre en el estudio de las ecuaciones en derivadas parciales, ámbito en el que consiguió las primeras demostraciones rigurosas.
Entre los muchos honores que recibió en vida, destacan su nombramiento como oradora en 1994 en la Emmy Noether Lecture de Zúrich o su elección como miembro numerario de la Academia de Ciencias rusa y también de varias extranjeras. Asimismo, recibió numerosos premios, como la medalla de oro Lomonosov, la medalla Ioffe y la medalla de la Universidad de San Petersburgo. También fue candidata a la medalla Fields, una de las máximas distinciones matemáticas.
Olga murió mientras dormía en San Petersburgo el 12 de enero de 2004, apenas dos meses antes de cumplir 82 años. Dos días antes de su muerte había diseñado un artículo sobre algunos aspectos computacionales de la hidrodinámica y había planeado terminarlo en Florida, adonde se disponía a viajar.
Durante toda su vida expuso abiertamente sus puntos de vista sobre asuntos sociales, incluso durante la época del régimen político totalitario, a menudo descuidando su propia seguridad.
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