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Teatro para concienciar a los jóvenes sobre el machismo

'Macho Man', que se dirige a adolescentes, pone rostro a la violencia de género con las imágenes de muchas de las víctimas. Una psicóloga les ayuda a asimilar la experiencia

'Macho' Man permanece en los Teatros del Canal hasta el 17 de marzo bajo la dirección de Álex Rigola
'Macho' Man permanece en los Teatros del Canal hasta el 17 de marzo bajo la dirección de Álex RigolaJaime Villanueva

Un jardín lleno de gnomos. Algunos de ellos tienen una hija en forma de Barbie. De esa forma representa la violencia sufrida por los niños en el núcleo familiar la inmersiva experiencia Macho Man en los Teatros del Canal, en la que se pueden escuchar testimonios reales de violencia de género. Además de las funciones para público general, el espacio escénico ha organizado una campaña escolar para los adolescentes que se ven inmersos en una realidad con la que no les gustaría sentirse identificados. Precisamente la estancia infantil en la que además de oír las desgarradoras experiencias de algunas víctimas se pueden observar dibujos reales de niños que han sido víctimas, es una de las que más llama la atención día tras día en esta instalación artística que desgarra a los jóvenes espectadores.

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Durante el recorrido, con sala dedicada a La Manada incluida en la que se puede leer parte de las declaraciones del juicio, no sospechan que el final del mismo tendrá como protagonista a un videojuego que conocen muy bien. Y es que el GTA permite a sus jugadores contratar los servicios sexuales de una prostituta a la que se trata con una virulenta violencia. Un juego dirigido al público adulto, pero que lamentablemente cae en manos de muchos niños.

En Macho Man se pone rostro a la violencia de género con las imágenes de muchas de las víctimas en una de las salas. Tras la intensa experiencia, una sala de descompresión sirve como primera toma de contacto entre los chavales y una psicóloga, experiencia que se complementa con un taller en el que expresan lo que sienten en tan difícil situación junto a una psicóloga.

Las psicólogas expertas en violencia de género del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, Timanfaya Hernández y María Rufo, explican cómo están viviendo su participación en Macho Man, que permanece en los Teatros del Canal hasta el 17 de marzo bajo la dirección de Álex Rigola.

Pregunta. ¿Cómo explicaríais de forma general esta experiencia tan directa a la que se enfrentan los escolares durante la campaña escolar de este Macho Man?

Respuesta. Con sus propias palabras califican lo que han sentido como “asco, decepción, rabia e impotencia”; son las emociones que más se han repetido. Es como si hubieran sufrido un "zarandeo emocional" que les hubiera dejado en una situación suficiente y necesaria para una auténtica toma de conciencia que les remueve pensamientos, actitudes y conductas previas y que posibilita, con la ayuda del taller, que se pueda analizar desde argumentos racionales, la lucha contra la violencia de género, las medidas que están a su alcance para combatir esa violencia así como la identificación de situaciones en su entorno más próximo, identificando el contexto cultural en el que se originan y mantienen.

La “sala de descompresión” es la sala donde acogemos a los chicos y chicas nada más salir de la exposición para darles una primera acogida y ayudarles a rebajar la tensión acumulada durante el recorrido de la instalación y estabilizarse emocionalmente. En esta acogida lo más destacado ha sido el impacto emocional que se genera en un primer momento y que está suponiendo para muchos de ellos la oportunidad de exteriorizar por primera vez experiencias personales en sus relaciones de pareja, el impacto de la violencia y el abuso en niños y niñas víctimas, y el sufrimiento concreto de muchas mujeres, además de permitirles identificar otras formas de violencia diaria menos evidentes.

P. ¿En qué consiste el taller que impartís?

R. En el taller, se sigue trabajando con las emociones y reflexiones que se han generado durante la visita a la instalación y se trabaja desde el análisis y la reflexión de la información que han recibido, su reconocimiento y la identificación de situaciones similares que viven en su día a día: celos y conductas de control que sienten, emiten o ven y de los que no habían valorado el impacto, actitudes hacia sus parejas, abusos que toleran sin reparar en el daño que provocan, realidades que conocen pero normalizan e interpretan como cotidianas, incluso situaciones en las que ellos mismos han podido dar miedo a su pareja o a otras mujeres.

En el taller se analizan las distintas manifestaciones de la violencia, su impacto en las víctimas, los diferentes ámbitos en los que puede presentarse (relaciones de pareja, entorno laboral, contextos de ocio…) y, lo más interesante, se trabaja en la identificación de alternativas de mejora que puedan ser asumidas por los participantes, cambios de conducta que contribuyan a romper la “ilógica” de las relaciones, la tolerancia a situaciones de maltrato y vulneración de derechos, etc. en definitiva, la construcción del espíritu crítico y propositivo.

P. Seguro que han surgido cosas que no esperabais en la reacción de los chavales durante la campaña escolar, ¿Podrías destacar algunas?

R. Ya en la primera visita hubo quién, asustado, se sintió reconocido y reflejado en alguno de los testimonios y actuaciones que vio en la instalación, manifestando el miedo al darse cuenta de las consecuencias que podía tener su comportamiento con su pareja, “él no quería ser un maltratador”. El poner cara y voz a los testimonios de mujeres víctima les ayuda a pasar del dato que conocen por los medios, a ver cómo es realmente la realidad de las víctimas. También les ofrece información complementaria, y en algunos casos muy diferente, a la que reciben por sus redes sociales.

De forma generalizada, les impacta ver los dibujos de los y las menores víctimas de violencia de género, reflexionan sobre el miedo de esos niños y a que sus hijos e hijas pudieran vivir violencia de género. Pero les cuesta más identificarse a ellas y ellos como víctimas.

P. ¿De qué manera creéis que el teatro puede ser una buena herramienta para concienciar a los adolescentes sobre la lacra de la violencia machista?

R. El teatro es una disciplina muy potente para llegar al otro, de conectar con el otro, es poner en acción lo que a veces con palabras no se puede expresar y esto facilita la identificación, el ponerse en lugar de... Este montaje, además, está diseñado con el uso de estímulos diversos que ayuda a los adolescentes y jóvenes a meterse en la piel del otro y sentir como real y cercana una realidad que quizás algunos la ven como lejana e improbable, que les pasa a otros, y que se desrealiza en los medios. El ayudarles mediante el teatro a situarles delante de esa realidad, cruel y presente consigue movilizarles y llevarles a involucrarse.

P. Probablemente, el problema se atajaría mucho antes si en los cursos elementales en la enseñanza se impartieran charlas sobre este tema, ¿Creéis que se están dando pasos en esa dirección?

R. Claro que se están dando pasos, despacio, pero estamos viendo que se está involucrando a las instituciones educativas como una de las formas de prevención más eficaz contra la violencia de género. La enseñanza, la educación es un factor esencial. A nuestros chicos y chicas hay que enseñarles a comprender de dónde viene la violencia de género y a identificarla y qué hacer, cómo combatirla o dónde acudir, es la única forma de prepararlos y también de que no permitan, ni toleren ni un solo comportamiento machista entre su ambiente de iguales.

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