China consigue que una semilla de algodón brote en la Luna por primera vez
La sonda 'Chang'e 4', que el pasado 3 de enero alunizó con éxito en la cara oculta del satélite, llevó consigo otras semillas, huevos de mosca de la fruta y algunas levaduras
China llegó casi 40 años tarde a la carrera espacial, pero ha sido hábil desarrollando su programa de exploración y encontrando hitos que alcanzar primero. Hace unos días, la sonda Chang’e 4 se convirtió en la primera máquina humana en aterrizar sobre la cara oculta de la Luna. Allí, a bordo de un frasco de un palmo de ancho donde se recreaba una biosfera en miniatura, una semilla de algodón se ha convertido en el primer vegetal en crecer en la Luna. Una imagen enviada ayer por la agencia espacial china (CNSA) mostraba ese histórico primer brote.
Según ha explicado Xie Gengxin, investigador de la Universidad de Chongqing y principal diseñador del experimento, junto al algodón viajaron semillas de colza, patata, una especie de hierba, una levadura y huevos de mosca de la fruta. Todas estas plantas tenían su papel dentro de la biosfera. La hierba (Arabidopsis thaliana) crece rápido y es fácil de observar, la levadura puede desempeñar un papel en la regulación del dióxido de carbono y el oxígeno del frasco y la mosca de la fruta haría de consumidora del proceso de fotosíntesis.
Los científicos mantuvieron a los seres vivos en estado durmiente durante los 20 días de viaje espacial. Una vez que la Chang’e 4 se instaló sobre el satélite, desde el centro de control de la agencia espacial china se envió una orden para que las plantas comenzasen a recibir agua y un tubo dirigiese la luz solar para que comenzasen a germinar. Parece que el algodón fue el único que lo logró.
La agencia de noticias Xinhua ha informado de que el pasado domingo la sonda Chang’e 4 entró en modo de reposo para sobrevivir la primera noche lunar desde su llegada. La temperatura descenderá de los 150 grados bajo cero y lo arrasará todo. “La vida dentro del frasco no sobrevivirá a la noche lunar”, ha reconocido Xie. Los organismos se descompondrán dentro de su cápsula sin afectar el entorno lunar, ha tranquilizado la CNSA.
Aunque ya se han cultivado todo tipo de plantas en la Estación Espacial Internacional y los propios chinos han logrado hacer crecer arroz en su laboratorio espacial Tiangong-2, esos experimentos se produjeron a unos 400 kilómetros de la superficie terrestre. La Luna se encuentra a 380.000 kilómetros de distancia y las dificultades son mayores. En sus declaraciones, Xie ha afirmado que el cultivo de patatas podría servir para alimentar a las futuras colonias lunares, aunque este experimento, en el que la mayor parte de la biosfera murió sin dar señales de vida, aún está muy lejos de ese objetivo.
Lo que sí ha logrado China, y ese es uno de los objetivos de la exploración espacial para todos los países, es llamar la atención del mundo e inspirar a los científicos del futuro, en particular a los chinos. Varias instituciones del país eligieron este proyecto dentro de un concurso de ideas para diseñar experimentos que llevar a la Luna.
China sigue muy por detrás de EE UU en la carrera espacial, pero ya plantea proyectos para enviar su primera misión tripulada a la Luna en la década de 2030 y sigue apuntándose pequeñas victorias. En 2016, en otra categoría en la que logró el primer puesto, lanzó 6.000 embriones de ratón a bordo de un satélite recuperable. Cuando volvieron a la Tierra, algunos se habían desarrollado hasta la forma en que podían ser implantados en el útero y hay quien puede imaginar el futuro de una estirpe nacida en el espacio. Para alimentarla, no obstante, no servirá un momentáneo brote de algodón en el espacio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.