Rodearnos de más gente para estar cada vez más solos
Un ciudadano aislado se radicaliza cuando habla, cuando conduce y cuando vota


No sabemos qué nombre darán los historiadores de dentro de varios siglos a nuestra época. Eso si quedan historiadores y no se impone la premisa falaz de que lo importante no es tener conocimientos sino saber dónde buscarlos. Suena bien hasta que uno va al médico. “Es un gran cirujano. No tiene ni idea, pero sabe donde encontrar lo que no sabe”. De modo que, suponiendo que los historiadores hayan sobrevivido, algún nombre tendrán que darle a nuestra época. Quién sabe lo que quedará y les servirá para ello. Casi seguro que no existirá —por demasiado avanzada— una tecnología capaz de leer nuestros medios electrónicos. Un alivio. No seremos la civilización de los gatitos, los memes o los “mira lo que he tomado esta mañana de desayuno”.
Pero a la vez, esta incapacidad técnica para saber lo que escribimos —pruebe el lector con un disquete que tenga en casa, y no han pasado 50 años— también impedirá detectar en el futuro un curioso fenómeno que se multiplica a medida que aumenta la posibilidad de estar conectados: en nuestra sociedad avanzada crece el sentimiento de soledad. Una paradoja. Nos dicen que vivimos en un planeta casi superpoblado y que desde nuestros teléfonos —pequeños y livianos— podemos conectar con cientos de amigos, miles de followers y docenas de grupos de Whatsapp. En suma, una malla de opciones para no estar solos. En teoría es fantástico porque se pueden aprender cosas nuevas o compartir intereses comunes. Cierto que lleva tiempo y esfuerzo, pero eso es un pequeño precio ante el chute de dopamina de los likes. Podríamos ser una civilización de gente sociable y feliz que está sola cuando quiere pero no es solitaria. No es así. Y esto tiene consecuencias.
Según un estudio aparecido en EE UU la mayoría de sus ciudadanos experimentan fuertes sentimientos de soledad o de falta de significado de sus relaciones personales. La Universidad de California añade sal a la herida con cifras que muestran que ese sentimiento se intensifica de generación en generación. Y esta soledad no es inofensiva. Genera angustia, enfado y la demanda de una compensación. Radicaliza a la hora de pensar, hablar, conducir o de votar. El ser sociable se siente estafado, porque se siente solo en lo que cree una maraña de gente riendo o pasándolo bien. Y quiere que alguien pague. Nos estamos volviendo una civilización enfadada.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Roban la caja fuerte del famoso ‘Camión de los regalos’ de la lotería de Extremadura: “Me la han liado”
El momento en el que una manga marina toca tierra en Mazarrón provocando daños materiales en el mobiliario urbano
Kim Kardashian desata la polémica tras regalar un perro a cada uno de sus cuatro hijos por Navidad: “Los cachorros no son peluches”
Enrique de Inglaterra y Meghan Markle buscan nuevo jefe de prensa: dimite su undécima publicista en cinco años tras 10 meses en el puesto
Lo más visto
- Europa entra en estado de alerta ante la embestida estratégica de Trump
- ¿Qué pasa si uno solo de los ganadores del Gordo de Villamanín decide denunciar?
- La larga sombra del hijo único: China paga con una crisis demográfica su mayor experimento social
- Los grandes derrotados del Gordo de Navidad de Villamanín, 15 jóvenes de entre 18 y 25 años: “Hoy hemos perdido amigos”
- El giro del PP con Vox: de prometer no gobernar con la extrema derecha a normalizarlo tras el resultado en Extremadura




























































