No solo Marta Ortega contrató a Chris Martin: otros millonarios también cuentan con artistas para conciertos privados
Jennifer Lopez, Beyoncé, George Michael e, incluso, Bertín Osborne, han actuado en bodas, cumpleaños o exclusivos eventos a lo largo de su carrera musical
Marta Ortega contrató a Chris Martin y Norah Jones para que actuaran en su boda, un exclusivo evento celebrado este pasado fin de semana en A Coruña al que acudieron grandes rostros de la jet set española. Pero la heredera del imperio Inditex no ha marcado ninguna tendencia, sino que ha seguido la estela de las auténticas personalidades más internacionales. Desde millonarios rusos, jeques árabes o los narcotraficantes más peligrosos ofrecen miles (o millones) de euros por ver actuar a los artistas más cotizados del panorama musical.
Un caso muy sonado fue el de Sting, Jennifer Lopez y el español Enrique Iglesias, cuando hace dos años cantaron en la boda del hijo del multimillonario ruso Mijaíl Gutseríev. Por su breve actuación —se dijo que no estuvieron más de 45 minutos sobre el escenario cada uno— recibieron 1,5 millones de euros Sting, casi un millón JLo y unos 500.000 euros el intérprete de Súbeme la radio.
Más recientemente, en enero de 2017, Mariah Carey y Elton John fueron los que amenizaron otra boda, en esta ocasión la de la rusa Irene Kogan, nieta del multimillonario Valery Kogan, dueño del aeropuerto de Moscú. Según publicó entonces el portal TMZ, la novia contrató a los cantantes durante nueve horas y recibieron más de tres millones de euros por ser parte de la ceremonia, celebrada en Londres.
No ha sido el único evento privado en el que ha actuado Carey. En 2013, la intérprete de All I Want For Christmas (Is You) cobró un millón de dólares por tocar en dos conciertos ante el presidente de Angola, lo que desató la ira de organizaciones proderechos humanos, que la denunciaron públicamente. Poco antes, en 2011, había actuado para la familia del dictador Muamar al Gadafi y, según publicó entonces The New York Times, recibió también un millón de dólares por interpretar cuatro canciones en un concierto privado en la isla caribeña de San Bartolomé. No ha sido la única. Rostros conocidos como Beyoncé, Usher o el rapero 50 Cent. fueron las estrellas en otra de las fiestas navideñas de la familia árabe en el Caribe. También lo hizo Nelly Furtado en 2007; cuatro años después anunció que donaba el millón de dólares que había cobrado.
Y es que parece que ser uno de los artistas mejor pagados del momento no es suficiente. Ejemplo de ello es Beyoncé, quien no duda en engordar sus arcas con este tipo de exclusivos eventos. En 2015, la intérprete de Single Ladies sorprendió en un concierto en Las Vegas contratada por una empresa tecnológica, por el que cobró algo más de cinco millones de euros.
Tampoco hay que olvidar la anécdota de Bertín Osborne. En 2016, el presentador reveló durante una entrevista en El Hormiguero que hace años fue contratado por “uno de los mayores narcos de Colombia” para actuar en el cumpleaños de su hija. “Me contrató una agencia. Yo no sabía quién era. Nos fueron a buscar en un avión a Miami, me llevaron a una quinta impresionante, me subieron a un escenario impresionante. Y cuando me llevan del hotel y entro en un monte con unas verjas enormes, veía tíos con ametralladoras y perros. Y yo decía: ‘¿Dónde estamos?’ Tiene que ser alguien importante y peligroso”", contó el cantante de rancheras.
“Me subo a cantar y serían 300 personas. Y de repente veo a un tío en la primera fila y digo: 'Este me suena a mí”, añadió Osborne sin querer revelar el nombre, aunque se rumoreó que podría tratarse del mismísimo Pablo Escobar. Según contó el presentador de Mi casa es la tuya, el narco le dio la mano y le ofreció su amistad, pero, dijo, no cobró nada por aquello.
Otro de los conciertos privados más sonados fue el de George Michael para otro empresario ruso, en 2007, que llegó a pagar hasta 2,5 millones de dólares (2,2 millones de euros, al cambio de hoy) por una hora de actuación. El empresario, cuya identidad no fue divulgada, contrató al cantante británico y a su banda para entretener a sus invitados con un concierto que tuvo lugar en una propiedad privada situada a unos 30 kilómetros de Moscú. Según la agencia de relaciones públicas del cantante británico, Connie Filippello Publicity, Michael se convirtió entonces en el artista mejor pagado en la historia moderna de Rusia. Habría superado así los dos millones de dólares (1,76 de euros) cobrados, según la prensa, por la cantante Christina Aguilera por cantar en la boda del oligarca ruso Andréi Melnichenko dos años antes, en septiembre de 2005.
Una moda entre millonarios rusos de la que también fue partícipe Julio Iglesias. En 2014, el español cantó para el cumpleaños de la esposa de un rico empresario ruso que veraneaba en Marbella. El artista, que ese año actuó solamente en Alicante y en el tradicional Festival Starlite de la ciudad malagueña, sorprendió en exclusiva a la alta sociedad rusa. Y no era la primera vez que lo hacía, aunque actualmente Julio Iglesias, a sus 75 años, ya son contados los conciertos que ofrece el intérprete de Me va, me va.
En el caso del líder de Coldplay, se estima que la hija de Amancio Ortega pudo pagarle hasta un millón de euros por amenizar su ceremonia, partiendo de que en 2014, según la revista Variety, el exmarido de Gwyneth Paltrow cobraba unos 750.000 euros por un espectáculo privado de menos de una hora. Una cifra muy alejada de los 60.000 euros que se estimaba en ese mismo año que tenía por caché la artista Norah Jones, según una filtración entonces de la agencia especializada en organizar conciertos Degy Entertainment.
Sea como fuere, no son pocos los artistas que, además de colgar carteles de todo vendido en sus conciertos públicos, también completan aforos y causan furor en los eventos más exclusivos. No es algo nuevo y, parece, tampoco algo que tenga fecha de caducidad. Pero también hay quien ha rechazado ofertas millonarias. Es el caso de Adele, que antepuso su familia a su profesión.
A finales del año pasado, un multimillonario magnate árabe solicitó un concierto privado de la cantante británica en Oriente Medio por el que estaba dispuesto a ofrecer un cheque de 1,7 millones de euros. “No lo hará. Esta semana está ocupada en el jardín de su casa”, dijo entonces su representante en alusión a la despedida de la artista de los escenarios debido al pánico escénico que ha confesado en más de una ocasión y a su necesidad de dedicar más tiempo a su marido y su hijo, Angelo, de seis años.
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