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El fin de la baja fidelidad

Para recuperar la pasión por el vinilo, la última evolución del giradiscos Rega Planar 3 (sobre estas líneas; desde 799 euros, con una cápsula Elys 2) es una apuesta segura. La firma británica ha optimizado —con nuevos materiales y simulación informática— el diseño de un modelo de 1977 con el que rompió moldes. Cuatro décadas después, Rega sigue manteniendo la original idea de una base rígida y un mecanismo mucho más sencillo que el de los modelos tradicionales. Desde entonces, ha estado siempre en el podio de los giradiscos de alta calidad que tienen un precio relativamente asequible.
Para recuperar la pasión por el vinilo, la última evolución del giradiscos Rega Planar 3 (sobre estas líneas; desde 799 euros, con una cápsula Elys 2) es una apuesta segura. La firma británica ha optimizado —con nuevos materiales y simulación informática— el diseño de un modelo de 1977 con el que rompió moldes. Cuatro décadas después, Rega sigue manteniendo la original idea de una base rígida y un mecanismo mucho más sencillo que el de los modelos tradicionales. Desde entonces, ha estado siempre en el podio de los giradiscos de alta calidad que tienen un precio relativamente asequible.Agradecimiento: SIT&B, distribuidor en España de Rega

Desde que toda la música cabe en un teléfono, la alta fidelidad ha ido quedando progresivamente arrinconada por los grandes televisores. Estas 10 novedades reconcilian lo analógico con lo digital. Y anuncian el regreso del sonido de calidad

LA DECISIÓN DE NEIL Young de retirar toda su música de Spotify, Apple Music y demás plataformas de streaming fue el puñetazo en la mesa de un verdadero audiófilo, además de músico genial: “No necesito que mi música sufra la peor calidad de difusión en la historia”, declaró entonces. Un año después, en noviembre de 2016, Young regresó —sin aclarar si el sonido ya cumplía sus exigencias o si lo hizo por ser práctico y no dejar tirados a millones de fans—. Desde entonces, los acordes de clásicos suyos como Harvest no han dejado de sonar en los diminutos altavoces de ordenadores, teléfonos o bafles bluetooth, que dejan fuera parte del alma que el rockero canadiense puso en sus canciones.

En la era de la música digital nos hemos acostumbrado a la baja fidelidad. Pero no tiene por qué ser así: estas novedades en equipos musicales llegan dispuestas a derribar todo tipo de prejuicios y a hacer que lo analógico y lo digital convivan mejor que nunca. 

Altavoces: Q Acoustics 3020i

La selección de unos altavoces condiciona el resto de un equipo de alta fidelidad, con el que hay que conjuntarlos. Con una oferta de calidad y variedad como la actual resulta fácil encontrar unos magníficos bafles si se dispone de mucho dinero y un amplio salón. Lo difícil es elegir unos excelentes y versátiles si el presupuesto y el espacio son menores. Eso es lo que los altavoces de estantería Q Acoustics 3020i llevan ofreciendo durante esta década. Su última renovación acaba de llegar, puliendo detalles de su diseño y afinando aún más su sonido cálido, rico y con bajos completos, superiores a lo que cabría esperar en un modelo de tamaño medio. 299 euros.

Auriculares: Grado GH3

Entre los audiófilos hay una tribu muy especial, los que apuestan por la alta fidelidad en auriculares. Pensando en ellos, Grado Labs lanza unas ediciones limitadas de sus más clásicos y legendarios auriculares, poniéndolos al alcance de bolsillos más modestos. El primero de estos modelos especiales es el GH3, con unas cajas que son un auténtico trabajo de artesanía realizado con pino noruego. Las características naturales de esta madera y su proceso de curado proporcionan una calidez de sonido asombrosa en unos auriculares. Su diseño los acerca a unos altavoces, en los que sí es tradición el uso de cajas acústicas de madera tratada de modo artesanal. 399 euros.

Reproductor portátil: FiiO M9

El trono del iPod lo ocupan ahora dispositivos portátiles para audiófilos. Son capaces de reproducir todo tipo de archivos digitales de alta resolución, que contienen un sonido aún más rico y detallado que las pistas de un CD. El nuevo modelo de la marca japonesa FiiO, el M9, cuenta incluso con un chip específico para descodificar las canciones en formato DSD. Con conector bañado en oro para auriculares, bluetooth y puerto USB-C, es un aparato muy versátil que puede funcionar hasta como DAC externo. Su intuitiva interfaz de uso, que combina pantalla táctil y una rueda lateral, lo convierten en un digno heredero del legendario reproductor portátil de Apple. 329 euros.

Receptor bluetooth: Audioengine B1

Bluetooth y alta fidelidad no casan bien. Para viajar por esa conexión inalámbrica tan extendida, la música digital ha de ser comprimida de nuevo y pierde calidez y detalle. Pero muchas veces es lo más práctico para enviar música desde el móvil o tableta hasta el equipo musical. Entonces es muy recomendable usar un buen receptor bluetooth como este, que logra que esas pérdidas sean mínimas y ofrece dos salidas de sonido: una analógica, para conectar directamente a cualquier amplificador o altavoz activo, y otra digital, para pasar por un DAC. Esta última es la mejor opción para sacar un buen sonido bluetooth y hacer olvidar su mala fama de baja fidelidad. 179 euros.

Radio: Roberts Stream 94i

La música digital no tiene por qué jubilar viejas ideas como las radios. De hecho, modelos como este han hecho que por fin la radio entre en el siglo XXI. Esta evolución del tradicional transistor de FM incluye un sintonizador para radio digital (compatible con el sistema DAB+). Su conexión wifi permite también escuchar miles y miles de emisoras por Internet y de podcasts, y además conectarse directamente a Spotify y a la música almacenada en discos de los ordenadores de la casa. La sencillez en el manejo es uno de los puntos fuertes de un aparato que también puede controlarse desde una app para el móvil. Este último modelo funciona también como altavoz bluetooth. 289 euros

Conversor digital-analógico (DAC): Schiit Modi 3 y Multibit

El mayor problema de la música digital no es que al comprimir en MP3 se produzca una pérdida de calidad irreparable. Es que —esté más o menos comprimida— hay que convertirla a analógica para que suene por unos altavoces, y el conversor de digital a analógico (DAC) de la mayoría de teléfonos, ordenadores y altavoces inalámbricos es un componente de bajo coste. Schiit fabrica DAC de alta calidad a un precio asequible y acaba de renovar su gama con dos modelos que son la mejor inversión para que todos nuestros dispositivos digitales (incluidos los televisores) suenen realmente bien a través de una cadena de música. 125 y 295 euros.

Todo en uno digital: Naim Uniti Atom

El sucesor del CD es el streamer, o reproductor de música digital en red, como este de Naim, marca de la época dorada del sonido analógico. Saca brillo al sonido digital, ya sea de streaming o de archivos de alta resolución en su propio disco duro o en la red local de casa. También recibe la música de cualquier móvil, ya sea por wifi (Chromecast o AirPlay 2) o por bluetooth. Basta con conectar unos buenos altavoces y tenemos la mejor cadena de alta fidelidad digital y compacta posible, pues ya integra su propio amplificador y DAC, ambos con el sello de calidad de Naim. Su vistosa pantalla integrada y el control remoto con una app redondean su exquisita experiencia de uso. 2.550 euros.

Amplificador: Marantz PM6006

El corazón de un equipo de alta fidelidad clásico siempre ha sido un amplificador estéreo. Para renovarlo o para empezar de cero, una opción segura es la del fabricante Marantz, que ha renovado recientemente uno de sus modelos estrella: el resultado es el PM6006, la evolución de una línea que ha recibido multitud de premios debido a su excelente relación calidad-precio. El secreto está en que dentro de él las diferentes etapas del proceso de amplificación se realizan en componentes electrónicos separados —a la antigua usanza, en lugar de emplear circuitos integrados—. Incorpora un DAC interno muy decente y tres conexiones digitales. 569 euros.

HomePod

La última reencarnación de la sencillez del iPod de Apple, que finalmente ha lanzado en España su altavoz inteligente. Basta con decirle: “Oye, Siri, ponme algo de música”, y arrancará con una lista de canciones infinita, adaptada a nuestros gustos musicales. Es el modo más básico de funcionamiento del HomePod, que también acepta peticiones concretas y que se presta como asistente domótico para tareas como encender luces o regular la calefacción, todo con órdenes de voz, que le damos empleando un lenguaje natural. 
Sorprende la calidad de sonido de un altavoz de tan solo 17 centímetros de altura, cuya inteligencia artificial es la idea opuesta a la de escoger un disco, ponerlo a girar y dejar caer suavemente la aguja sobre él. (349 euros)

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