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Red de expertos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Qué planeta vamos a dejar a nuestros niños?

Actuar hoy contra el cambio climático supone garantizar el futuro de la sociedad y, de esta manera, garantizar los derechos y el bienestar de la infancia

Tiquania Lewis, de dos años y su hermana Tiquanisha, de cinco, juegan cerca de unos árboles derribados por el huracán Irma en la isla de Anguilla, en el Caribe, en septiembre de 2017.
Tiquania Lewis, de dos años y su hermana Tiquanisha, de cinco, juegan cerca de unos árboles derribados por el huracán Irma en la isla de Anguilla, en el Caribe, en septiembre de 2017. Joe English (Unicef)
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Safira solía pasear por el paseo marítimo al salir de la escuela. Tenía tiempo para disfrutar del olor del mar hasta que terminaban sus hermanos pequeños. Les recogía y juntos iban a su casa a hacer los deberes. Sus padres trabajaban en una fábrica seleccionando y envasando arroz, que luego era exportado a diferentes lugares del mundo. Así era su vida cotidiana. Era, fundamentalmente, feliz.

Pero ya no existe el paseo. Ha sido inundado por el nivel del mar. No son los paseos lo peor que ha perdido Safira: la envasadora de arroz tuvo que cerrar, pues las crecidas del mar devastaron la cosecha, y sus padres perdieron el trabajo. Safira y sus hermanos tuvieron que cambiar de escuela y dejar las actividades extraescolares. A su hermano pequeño le cuesta respirar más que antes. Además, han comenzado a sentir el rechazo por vivir de las ayudas sociales: quienes antes les llamaban amigos, ahora les echan en cara ser extranjeros.

Esta historia no es real, pero podría ser la de una chica marroquí dentro de tan solo 20 años en, por ejemplo, Valencia. En nuestro país no es una realidad, pero sí lo es ya para muchos niños de las islas del Pacífico, las costas del Índico y del Caribe. En efecto, los científicos expertos han mostrado evidencias sobre los efectos del cambio climático en nuestros mares y costas. Según las predicciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el nivel del mar se elevará un extra de 26 a 98 centímetros para el año 2100. Y si la tasa de derretimiento de Groenlandia continúa al mismo ritmo (está en los niveles más altos en al menos 450 años, según un estudio aparecido en la revista Geophysical Research Letters), la elevación del nivel del mar será mayor. Son muchos los que hablan de que el nivel puede aumentar en unos dos centímetros en tan solo tres décadas.

El cambio climático tiene consecuencias directas sobre la salud de los niños, pero también sobre el uso recreativo que se hace de ríos, mares, y otras masas de agua

El cambio climático es uno de los principales desafíos para la población mundial, especialmente para los niños, niñas y adolescentes, que están en desarrollo y tienen una especial necesidad de bienestar y protección. Las consecuencias directas de este fenómeno implican pérdida de suelo, de cosechas y de recursos alimenticios. Pero también tendrá consecuencias en la salud y en la educación, en especial de niñas y niños. Son, como siempre, los más vulnerables y los más perjudicados, pese a ser los más alejados de las causas y decisiones que provocan todo.

España es uno de los países europeos más vulnerables al cambio climático. 2016 fue el cuarto año más caluroso del que se tiene registro, las lluvias se redujeron un 20% y la temperatura media aumentó en todo el país. Olas de calor, incremento de las temperaturas, sequías, aumento del nivel del mar o disminución en la disponibilidad del agua son solo algunos de los efectos en nuestro país. Si no se toman medidas, durante los próximos años estos fenómenos aumentarán tanto en frecuencia como en intensidad.

Como alertamos en nuestro informe El impacto del cambio climático en España, este fenómeno tiene consecuencias directas sobre la salud de los más pequeños, con problemas respiratorios o aumento de alergias, pero también sobre, por ejemplo, el uso recreativo que se hace de ríos, mares, y otras masas de agua.

Y aún podría ser peor. Niños y sus familias tendrían que migrar de nuestro país en busca de nuevas oportunidades. Pasarían a formar parte de los millones de personas llamados “migrantes climáticos”. ¡Qué manera tan aséptica de mencionar a los expatriados, a los desterrados a los expulsados! Según el nuevo informe del grupo del Banco Mundial, presentado el pasado mes de marzo, el impacto del cambio climático en África subsahariana, Asia meridional y América Latina podría provocar que, en el año 2050, esas tres regiones deban hacer frente a 140 millones de desplazados internos. Esto supondría una amenaza para el desarrollo de muchos países.

Los insostenibles patrones de producción y consumo de una parte de la humanidad están impactando de una manera desigual en todo el mundo, y quienes son menos responsables del problema son los que más sufren las consecuencias. Este impacto varía en función del área de residencia, género, edad e ingresos económicos, pero los más vulnerables son los que quedan especialmente desprotegidos.

Quienes son menos responsables del problema son los que más sufren las consecuencias

Tenemos la evidencia. Trabajamos de manera constante para no dejar pasar cada oportunidad que tengamos de poner a los niños y niñas en el centro de las políticas de mitigación y adaptación al cambio climático. Para ello, tenemos una doble oportunidad: la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que este año se celebrará en Polonia en diciembre, y la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética.

Actuar hoy supone garantizar el futuro de la sociedad y, de esta manera, garantizar los derechos y el bienestar de la infancia española y del resto de países y territorios. Consolidaremos así los avances logrados y lograremos prevenir los riesgos e impactos del cambio climático.

Trabajamos en cada posibilidad de evidenciar el triste o imposible mundo que podríamos estar dejando para nuestras niñas y niños. Trabajamos para que la historia de Safira no pase de ser una fantasía.

Maite Pacheco es directora de Políticas de Infancia y Sensibilización de UNICEF Comité Español

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