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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Desaceleración

Bruselas confirma la pérdida de ritmo de la economía española en 2018 y 2019

Pierre Moscovici, Comisario de Asuntos Económicos
Pierre Moscovici, Comisario de Asuntos EconómicosEFE

La Comisión Europea se ha sumado a las instituciones nacionales e internacionales que anuncian una leve desaceleración del crecimiento económico para España durante este año y 2019. Bruselas prevé dos décimas menos de crecimiento en 2018 (2,6%, desde el 2,8% anterior) y y otras dos el año próximo (2,2%, en lugar del 2,4% previsto). Las previsiones para España son coherentes con el frenazo que se detecta en la economía de la Unión, afectada por la subida del petróleo y por los daños de la política arancelaria de Trump. La desaceleración española es congruente pues con el clima de enfriamiento económico paulatino, todavía moderado, de sus socios de la Unión.

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La Comisión insiste en subrayar la capacidad de crecimiento de España por encima de las tasas medias europeas. Pero este consuelo no debe impedir al Gobierno español prestar suma atención a los factores de crecimiento. Conviene recordar que la estructura de la economía española es muy vulnerable en periodos de menos crecimiento o recesión. En tales circunstancias, destruye más empleo por unidad de PIB que las economías centrales del euro. El momento actual de la economía española dista mucho de ser delicado, pero no estaría de más examinar las condiciones de crecimiento del consumo y calcular el impacto de un petróleo caro.

Sobre el Presupuesto español, Bruselas ha hecho lo que suele: mencionar las debilidades evidentes en el cálculo de ingresos que, si bien son optimistas, están muy lejos de las recaudaciones permanentes infladas entre 2012 y 2017, y lamentar que no haya un ajuste estructural claro del déficit en 2019, puesto que los ingresos reales estarán por debajo de los presupuestados. Pero lo que cuenta para Bruselas es el clima de negociación y aceptación de las reglas de la eurozona que, a diferencia de Italia, muestra el Gobierno español. Nadie, y menos Bruselas, esperaba que después del acuerdo para revalorizar las pensiones, España fuera a cumplir a rajatabla con el déficit. Lo que importa es que existe una vía negociada para conseguir una rebaja menos acelerada del déficit.

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