“Estudiar la magia es fundamental para hacer frente a la manipulación política”
La neurocientífica Susana Martínez-Conde usa el ilusionismo para fomentar el pensamiento crítico en la era de los 'hechos alternativos' de Trump
"En la magia existe un desafío cognitivo, pero es más una experiencia emocional que un pasatiempo para poner a prueba nuestras capacidades", explica Susana Martínez-Conde. Ella conoce muy bien la magia, pero no por hacer juegos de manos o echar polvos mágicos. Es la directora del laboratorio de Neurociencia Integrada de la Universidad del Estado de Nueva York y se ha especializado en analizar cómo las ilusiones juegan con nuestra percepción de la realidad. Y en eso consiste la magia. Pero también la política, sobre todo la actual: "Llama la atención esa caradura de Trump hablando de hechos alternativos, pero como neurocientífica que trabaja con ilusiones no sorprende tanto: nuestro cerebro es muy susceptible de manipulación", explica Martínez-Conde.
"Explicar los mecanismos de las ilusiones es una herramienta fundamental para afianzar el pensamiento crítico entre los más jóvenes", explica la científica
La científica atiende a Materia desde Nueva York antes de volar a Tenerife, donde tiene previsto participar como cabeza de cartel en un festival, MágicaMente, que pretende la ciencia del cerebro aprovechando la emoción de la magia. Allí, a lo largo de toda esta semana, comparten escenario ilusionistas de primer nivel con importantes neurocientíficos, como Martínez-Conde, con la intención de ayudar al público a comprender los trucos de la mente por medio de los trucos de la magia. "Hace ya diez años que mi marido y colaborador Stephen Macknik y yo comenzamos a trabajar con esta idea de la neuromagia", explica la especialista, "porque aunque podrían parecer disciplinas muy lejanas, tienen muchos puntos en común".
"La magia nos ayuda a entender los procesos cerebrales", asegura Martínez-Conde. Y enumera: los mecanismos perceptivos, la gestión de la atención, la inferencia causal de la causa y el efecto, la ilusión de memoria, la toma de decisiones, la experiencia ficticia del libre albedrío... Todos esos procesos mentales son la caja de herramientas con la que trabajan los magos, lo sepan o no, y son fundamentales en el estudio del cerebro. Distraer con una mano, mientras colocas la carta con la otra ante nuestros ojos. Maestros del engaño cognitivo. "Pero sería reduccionista decir que los magos tratan de engañarnos: no es el objetivo, es solo un instrumento para crear la experiencia de la magia", aclara la neurocientífica, que acaba de publicar Los engaños de la mente.
El 'show' del cerebro
Un espectáculo científico. Ciencia mágica. A lo largo de esta semana, la isla de Tenerife está disfrutando de un evento tan sorprendente como sugerente: estudiosos del cerebro y profesionales del ilusionismo, mano a mano sobre el escenario. La magia como pretexto para explicar sesgos cognitivos. La ciencia como excusa para emocionarse con los trucos. El festival MágicaMente, una iniciativa del Museo de la Ciencia y el Cosmos de Tenerife, acoge durante estos días espectáculos, talleres, charlas, actividades para escolares y una exposición sobre el cerebro y la magia. Se trata de la segunda edición de este festival internacional que este año contó con un show especial en el Teatro Leal de San Cristóbal de La Laguna, con el espectáculo de ilusionismo ¡El ojo boquiabierto! de Luis Piedrahita (Premio Performing Fellowship 2017 por la Academia Mágica de Hollywood).
El II Festival Internacional de NeuroCiencia - MágicaMente, que organiza el organismo Autónomo de Museos del Cabildo de Tenerife, cuenta también con la presencia del campeón del mundo de Manipulación, Héctor Mancha, y el premiado en el mundial FISM 2018, Pére Rafart, entre otros ilusionistas reconocidos. Entre los neurocientíficos, destacan figuras como Susana Martínez-Conde (Universidad del Estado de Nueva York), Luis Martínez Otero (Instituto de Neurociencias de Alicante), Manuel Carreiras (Basque Center on Cognition, Brain and Language) o Carlos Álvarez González (Universidad de La Laguna), que ayudarán a explicar los avances en la comprensión del funcionamiento del cerebro humano.
Tan sofisticados son los mecanismos cerebrales implicados en la magia que son una buena medida de la inteligencia humana. "A un perro no le puedes hacer un truco de magia. Le puedes engañar, haciéndole creer que lanzas el palo, pero no creo que experimente esa sensación como mágica, que está basada en el asombro", explica Martínez-Conde, que sí ha observado esa emoción, que surge de la capacidad de asombro, en los grandes simios.
Y aunque insiste en que la magia es esencialmente una emoción, explica porqué el componente cognitivo es esencial: "El asombro nace de esa discrepancia entre lo que ves y tus expectativas. Y si no tienes esas expectativas, nos faltan los cimientos para crear la magia", analiza Martínez-Conde, que organiza cada año un concurso global para elegir las mejores ilusiones ópticas (en Verne están los recientes ganadores). "Explicar los mecanismos de las ilusiones es una herramienta fundamental para afianzar el pensamiento crítico entre los más jóvenes", advierte.
La chistera de Trump
De ahí que el paralelismo entre los trucos de los ilusionistas y los de los políticos le resulte tan evidente a la neurocientífica, que ha reflexionado desde su disciplina sobre la llegada de Donald Trump al poder y el uso de los "hechos alternativos". Para Martínez-Conde hay tres reglas básicas que nos pueden ayudar a combatirlos gracias a la ciencia de la ilusión. La primera es que a veces no podemos determinar cuál es la verdad, pero sí podemos establecer qué es falso. "Para nuestro cerebro no hay términos absolutos, no hay blanco ni negro, siempre depende del contexto", explica Martínez-Conde. Pero cuando Trump sacó de su chistera el conejo de que la multitud de su ceremonia de investidura era la mayor que las anteriores, una simple fotografía aérea comparada servía para mostrar que estaba mintiendo descaradamente.
Ese descaro es la segunda clave que detalla la científica: ofrecer tu opinión con un alto grado de confianza no convierte esa opinión en un hecho objetivo. En este caso usa como ejemplo la famosa ilusión del vestido: tanto los que lo veían dorado como los que lo veían azul lo afirmaban con la misma confianza absoluta en su percepción. Pero sabemos que era solo eso, una cuestión de percepción. "Puedes tomar las dos interpretaciones que compiten sobre el vestido como dos conjuntos igualmente válidos de hechos alternativos. Excepto por esto: si iluminas el vestido con una luz blanca simple, entonces se vería azul y negro para todos", escribió Martínez-Conde.
De ahí pasamos a la tercera regla: la percepción depende de la perspectiva, pero la subjetividad no es una medida de la realidad. Ver el mundo de una determinada forma, por culpa de la luz o de un prejuicio, no convierte esa visión en un hecho. "El estudio de los mecanismos causales de la magia es fundamental para hacer frente a la manipulación política. Debemos aprender a entrenarnos para resistir estas influencias: despertar la consciencia de que somos manipulables es un punto crítico para evitar que nos manipulen", advierte.
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