_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El silencioso avance de la predistribución

Las razones de la incapacidad de los Gobiernos para revertir este aumento de las desigualdades son varias

José Fernández Albertos
Habitantes del Gallinero (Madrid), mientras desmantelan una de las chabolas.
Habitantes del Gallinero (Madrid), mientras desmantelan una de las chabolas.Andrea Comas.

Partamos de dos hechos poco controvertidos: las desigualdades generadas por el mercado (entre asalariados y dueños de capital, entre empleados y desempleados, y entre tipos de asalariados) han crecido en las sociedades de nuestro entorno en las últimas décadas. Simultáneamente, la capacidad de los Gobiernos de redistribuir la renta a través de las herramientas tradicionales (impuestos y transferencias) no ha sido capaz de aumentar en la misma medida. Las razones de la incapacidad de los Gobiernos para revertir este aumento de las desigualdades son varias: para algunos, las culpables son las cada vez más estrechas camisas de fuerza institucionales y globales que restringen el margen de maniobra de los Gobiernos. Para otros, el poder electoral de las clases medias hace que sea difícil redirigir los programas de gasto hacia los más necesitados. Otra posibilidad es que la desconfianza hacia las instituciones hace a la gente menos proclive a delegar en el Estado la capacidad de transferir recursos entre individuos a través de las políticas públicas.

Más información
La exclusión social severa sube un 40% desde 2007 en España

En parte como respuesta a esta realidad, muchos empezaron a hablar hace años de la necesidad de ir más allá de los mecanismos redistributivos tradicionales y apostar por políticas de predistribución para combatir la desigualdad. De acuerdo con este nuevo paradigma, deberíamos aspirar no a corregir las diferencias de renta producidas por el mercado, sino a modificar el funcionamiento de los mercados con el fin de que estos generen menos desigualdades en primer lugar.

Es demasiado pronto para evaluar en qué medida este nuevo paradigma ha alterado las demandas de los ciudadanos y las políticas sociales de los Gobiernos, pero tenemos algunos indicios de que las cosas se están moviendo en la dirección predistributiva: en EE UU, 40 jurisdicciones aumentaron los salarios mínimos como fruto de la presión de los votantes solo en el último año. Los laboristas británicos acaban de lanzar un plan para que los trabajadores participen en el capital de las grandes empresas, y la reunión anual de banqueros centrales en Jackson Hole ha debatido sobre cómo reducir el poder de mercado de las grandes corporaciones para que así crezcan los salarios.

La caja de herramientas de la política económica está cambiando. Haremos bien en adaptarnos a esta nueva realidad, y poner los medios —de experimentación y evaluación— para sacar el mayor provecho de ello.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_