_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

‘Fracking’

En Cataluña destaca el golpe de timón de ERC al presentar a Maragall a la alcaldía de Barcelona y a Junqueras a las europeas

Enrique Gil Calvo
El conseller de Exteriores, Ernest Maragall.
El conseller de Exteriores, Ernest Maragall.EUROPA PRESS

Los términos en boga para describir la actualidad son “fractura” y “fragmentación”, que aluden a un accidente fortuito. Pero los traumas políticos no son producto del azar sino de actuaciones deliberadas. Resulta preferible la noción de fracking:la técnica de explotación de hidrocarburos mediante la inyección hidráulica que fractura el subsuelo. Y eso describe mucho mejor el estado de la cuestión, fracturada por actores que sacan petróleo electoral inyectando disolventes a la actualidad política.

Hay un fracking obvio que resulta casi banal, como el de los CDR que inyectan bajo el asfalto catalán su violencia de baja intensidad, o el de los canales digitales que filtran el material inyectado por el comisario de las alcantarillas. Y hay otro fracking mucho más serio, que podría trastocar la realidad. En Cataluña destaca el golpe de timón de ERC al presentar a Maragall a la alcaldía de Barcelona y a Junqueras a las europeas, lo que ha dividido definitivamente al secesionismo, hasta ahora unificado bajo la égida del prófugo de Waterloo. El frente constitucional también está dividido con las divergentes ambiciones electorales de los tres tenores liberal, conservador y socialdemócrata. Un fracking estatal resultante de la moción de censura, mera conjunción astral de una constelación Frankenstein predestinada a estallar.

Y eso por no hablar de otros frackings menores, como el de la coalición Unidos Podemos (también cuarteada en Madrid, en Barcelona y en las demás autonomías) o el del CIS de Tezanos, electoralmente hablando muy significativo. El fracking político se ha convertido en el zeitgeist de nuestra época: no sólo afecta y divide a España sino también a los países de nuestro entorno (véase el Brexit o el Insorgimento italiano), e incluso a la propia UE, que amenaza con estallar en un implosivo big bang. Como sucederá en cuanto se rompa la gran coalición que gobierna en Berlín y por tanto en Europa, tras la caída en desgracia de Angela Merkel debida al irresistible ascenso de Alternativa por Alemania (AfD).

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

¿Cómo explicar el auge del fracking? Es la vieja estrategia del divide et impera en la era del marketing electoral. Lo más eficaz es actuar como los inversores en bolsa que apuestan a la baja tomando posiciones cortas (lo que se hace vendiendo caro valores prestados para recomprarlos a bajo precio en cuanto han caído). Una técnica de bajismo que permite sacar votos apostando por la próxima caída del capital político asociado a los consensos mayoritarios. Pura especulación populista, de seguro éxito en la era del efecto Trump.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_