10.000 personas confesaron sus secretos en pos de la ciencia. Resultado: amargan a quien los guarda
Eso sí, contárselos a la persona inaudecuada nos genera más ansiedad y que enfermemos más. Estos nuestros secretos más preciados
A pesar de que hoy en día millones de personas compartimos nuestra vida en las distintas redes sociales, todos nos guardamos una parte de intimidad. Son nuestros secretos y, según un estudio publicado en 2012 del que se hace eco la Asociación Americana de Psicología, de media tenemos 13 secretos personales y cinco de ellos no se los hemos contado absolutamente a nadie.
Según esta misma investigación, en la que se contó con más de mil participantes, los expertos del departamento de Psicología de la Tufts University (Boston, EE UU) descubrieron que solemos guardar secretos para nosotros mismos porque su contenido nos genera vergüenza. Esta costumbre tiene sus beneficios y sus perjuicios.
Es fundamental saber elegir a quién se los contamos
Así lo indican distintos estudios llevados a cabo por la psicóloga Anita Kelly, de la Universidad de Notre Dame (Indiana, EE UU) y autora del libro La psicología de los secretos. En su trabajo Las consecuencias de revelar secretos personales, la experta explica que tomar la decisión de contar este tipo de intimidades es compleja porque puede tener consecuencias negativas, como el hecho de que la persona que recibe el mensaje nos rechace tras conocer la información. En otra de sus investigaciones apunta que mantener el secreto puede evitar que los demás se generen una mala impresión sobre nosotros.
Sin embargo, todo es cuestión de encontrar a la persona indicada con las que poder hablar, revelan desde KeepingSecrets.org, una organización de la Universidad de Columbia (EE UU) que ha recopilado datos de más de 10.000 personas mayores de 18 años. Con "persona indicada" se refieren a aquella que "no nos juzgará, será capaz de darnos un buen consejo y será discreta". Además, se trata de alguien que "no usará nuestro secreto en nuestra contra". Una vez tengamos identificada a esta persona, podremos desahogarnos a gusto.
En caso de no conseguir contarle el secreto a nadie, desde la organización de Columbia recomiendan otros métodos que pueden ayudar a liberar la carga que suponen, como escribirlo en un diario privado, algo que puede "ayudarnos a ver las cosas desde otra perspectiva", o contarlo online de forma anónima. Porque no hacerlo puede hacernos más daño.
Mantener un secreto puede afectarnos mental y físicamente
La literatura científica sobre la carga que produce guardar un secreto personal es amplia. Los estudios de Kelly, por ejemplo, hablan de cómo, con el paso del tiempo, podemos empezar a tener síntomas psicológicos negativos como ansiedad, culpa o vergüenza. Esto se debe a que la mayor parte de los secretos que mantenemos suelen ser sobre cosas negativas.
Y no solo lo nota nuestra mente. Otra investigación llevada a cabo por Kelly descubrió, tras dividir a los participantes en dos grupos —unos que debían imaginarse contando sus secretos a personas que les criticaban y otros a personas que los aceptaban— que los del segundo grupo se enfermaron menos en las siguientes semanas que los del primero.
Los secretos que mejor guardamos
Las encuestas llevadas a cabo por la Universidad de Columbia a más de 10.000 personas de distintos géneros y etnias desvelan cuáles son los temas de los que somos más reticentes a hablar. Un total de 38 componen una lista en la que también aparecen los porcentajes de participantes que no le han contado el secreto a nadie y de aquellos que se lo han dicho al menos a una persona.
Mentiras que hemos contado, traumas, robos que hemos cometido, problemas laborales —entre los que están la satisfacción o el hacer algo impropio en el trabajo—, embarazos, abortos, adicciones y consumo de drogas, ideología y religión, problemas con nuestro aspecto físico o enfermedades mentales son algunos de los ejemplos de las cosas que mantenemos en la intimidad.
Los más comunes son aquellos que tienen que ver con nuestras relaciones amorosas. Los deseos, la falta de sexo en la pareja, el descontento con la relación y, el que se lleva la palma, pensar en terceras personas, que es el secreto mejor guardado de los participantes: "Es el que más nos guardamos para nosotros mismos", dicen desde la organización, mientras que las mentiras que hemos dicho alguna vez solemos contárselas a al menos una persona.
Igual que ocurre con otros secretos, aquellos que tienen que ver con nuestras relaciones y que mantenemos ocultos a nuestras parejas pueden afectarnos tanto psicológica como físicamente, pero también pueden terminar dañando la pareja, concluye el trabajo de la Universidad de Columbia.
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