Más cerca del adelanto electoral
Mucho deben de temer Ciudadanos y el PP a Sánchez, por más que repitan el eslogan de su debilidad
Ciudadanos y el PP, con el bloqueo presupuestario, pueden hacer un favor al Partido Socialista propiciando el adelanto electoral. Los sondeos —hoy mismo en 20 minutos o El independiente— retratan el liderazgo del PSOE. Y aunque es difícil saber hasta qué punto Sánchez es o no sincero con el mantra de agotar la legislatura —el periodismo no debe ser una rama del psicoanálisis—, hasta ahora él mismo ha fijado un límite en los Presupuestos. Al comenzar el curso, ante la ejecutiva, reiteró el deseo de 2020 pero no al precio de gobernar con los Presupuestos del PP. Prorrogar —según estableció en Ferraz— no es una opción. De creerle, el adelanto electoral está ahora más cerca. Y aunque Sánchez no haya demostrado precisamente una coherencia rocosa con sus principios —él, como Groucho, siempre tiene otros— esto tiene sentido. "¿Elecciones en 2018? En eso he aprendido a no atarme los dedos" dijo en su entrevista con la periodista Ana Pastor para El Objetivo.
Cabe pensar que Ciudadanos y el Partido Popular han hecho un cálculo de riesgos: Sánchez resulta más temible en La Moncloa con Presupuestos que en las urnas. Es lo que se deduce del bloqueo en la Mesa no solo a la treta de privar al Senado de veto a los Presupuestos, sino incluso a la reforma rápida por lectura única. Así que mucho deben de temer a Sánchez, por más que repitan el eslogan de su debilidad, porque esto, de creer en las encuestas, les puede llevar a un escenario electoral adverso. Y su victoria de hoy puede ser pírrica si van a las urnas y Sánchez sale fortalecido. De hecho, Casado no despega de momento en ningún sondeo, e incluso se advierte cierta sangría también hacia Vox. Pero tanto el Partido Popular como Ciudadanos parecen haber perdido la perspectiva general para obsesionarse peleando entre sí, en su frontera, para ver cuál se impone como referencia de la derecha. En plena volatilidad en su espectro, asumen un riesgo contra un PSOE sí dominante en la izquierda.
El problema para el PP y Ciudadanos es que ese duelo feroz por ver cuál de ellos lidera una oposición más implacable contra Sánchez puede dar votos… a Sánchez. Ciertamente el atajo de la reforma legal parasitaria era controvertido, e incluso hay razones para considerar que la lectura única no es la vía adecuada, pero se diría que el PSOE está logrando proyectar mejor su mensaje: la derecha bloquea torticeramente los Presupuestos, secuestrando la voluntad de la soberanía popular. Un análisis retórico de sus mensajes apunta a que ese es el objetivo. Y contra eso, la presidenta del Congreso, Ana Pastor, no ha logrado hoy dar relevancia a su razonamiento sobre la doble tramitación: por un lado, el público no suele obedecer a los tecnicismos sofisticados; pero además ella misma ha abusado estos años del papel de vicepresidenta in pectore del Gobierno Rajoy con la cartera virtual de control parlamentario. Aunque se afane en proclamar su independencia, lo cierto es que ha vetado el dictamen de los letrados de la Cámara. Y eso, desde lo del Parlament, vende mal.
De momento al PSOE le conviene mantener la hipótesis de los Presupuestos, e incluso negociar con Podemos, que ya ha presentado un documento con 17 puntos. Pero el día de hoy previsiblemente va a reforzar al sector nada desdeñable del PSOE partidario de adelantar elecciones. Tal vez en julio algunos aún creyesen que el Valle de los Caídos y algún otro golpe de efecto bastarían para prolongar el mandato, pero eso ya no cuela en un clima cada vez más delicado con la resaca de la tesis doctoral y, sobre todo, los errores de descoordinación que la vicepresidenta parece incapaz de cicatrizar. Y Cataluña va para largo. De ahí la importancia de tener un relato fuerte para el electorado socialista: "Lo hemos intentado, convencidos de que seis mil millones repercutirían en el bienestar de los españoles, pero la derecha prefiere impedir que haya Presupuestos". En política, ya se sabe, la percepción es determinante: las cosas, electoralmente, no son lo que son sino lo que parecen. Así que la peor noticia para Sánchez puede ser la mejor noticia para Sánchez.
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