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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las ciudades y regiones: el corazón del desarrollo sostenible

El pasado 16 de julio, las alcaldesas, alcaldes, concejales y concejalas, gobernadores y gobernadoras, conquistaron el corazón de Naciones Unidas

Fórum de Gobiernos Locales y Regionales. Imagen cedida por UCLG.
Fórum de Gobiernos Locales y Regionales. Imagen cedida por UCLG.
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Ha sido en el marco del Primer Foro de Gobiernos Locales y Regionales del Foro Político de Alto Nivel, el espacio político de Naciones Unidas donde se realiza un seguimiento y revisión sobre cómo se está implementado la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible en los territorios.

No, no era la primera vez ni la última que las lideresas y líderes locales y regionales han estado allí. Cara a cara con los estados miembros. Y recibidos al más alto nivel. Lo que sí sucedía por primera vez y tampoco será la última (si de mí dependiera) es el estar los gobiernos locales y regionales como parte formal del instrumento político del que se ha dotado la ONU para evaluar el progreso de los estados miembros en el cumplimento de la Agenda Universal del Desarrollo: la Agenda 2030.

La Agenda 2030 es el compromiso de todas las naciones para un futuro sostenible, la herencia de Rio+20 que integra además el seguimiento de los entonces llamados Objetivos del Milenio y ahora sabiamente rebautizados como Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El 65% de los indicadores de los ODS serán realizables a nivel local, y necesitarán, por tanto, de liderazgo y acción local

Los Objetivos son 17 y para alcanzarlos, la provisión de servicios básicos a cargo de los ayuntamientos y apoyados por las administraciones provinciales y regiones (autonomías en el caso español) son básicos. La batalla por el desarrollo sostenible a nivel global se libra en las ciudades. Algunos estudios indican que hasta el 65% de los indicadores de los ODS serán realizables a nivel local, y necesitarán, por tanto, de liderazgo y acción local. Este es el mensaje que alcaldesas y alcaldes de la talla de Ada Colau, Manuela Carmena y Carlos Martínez han llevado a Manhattan en el emblemático edificio de la ONU.

Esta agenda de desarrollo está constituida y diseñada por los Estados y, por desgracia, sigue contando con algunos de los achaques propios de una agenda de, por y para estados. Aún con todo, no deja de ser un templo para buscar la acción multilateral, para los derechos humanos, para la transformación social y para poder llevar a cabo decisiones colectivas. Por ese motivo hemos ido a la ONU y vamos a la ONU y compartimos experiencias e incluso interpelamos a Estados miembros y a la comunidad internacional, sencillamente porque creemos que podemos aportar a las agendas globales desde lo local, más allá de la mera aplicación de las agendas.

Las transiciones que se necesitan, desde la ecológica hasta la democrática, han de ser pensadas desde las realidades locales

Lo que podemos aportar, creemos que no sólo es mucho sino que es vital. Estamos convencidos de que las transiciones que se necesitan, desde la ecológica hasta la democrática, han de ser pensadas desde las realidades locales, y para todo el mundo. Lo democrático tiene que ser pensado desde las realidades locales.

Las soluciones y reacciones que se dan a los grandes retos no son las mismas desde una perspectiva anónima y lejana que desde la cercanía de la vecindad. La solidaridad que se despierta en un barrio ante un barco a la deriva en el Mediterráneo o en el medio del pacífico no es la misma que cuando se trata este tema como un porcentaje dentro de una crisis global. El interés y los números en cuanto a la situación de la vivienda no es igual desde las calles de las ciudades que desde los despachos ministeriales o los mecanismos de integración regional. Estos son apenas dos ejemplos que demuestran la necesidad urgente de que las agendas globales se adapten a las necesidades del ciudadano, y esto solo se puede lograr involucrando a las ciudades con un papel activo en la mesa de toma de decisión global.

Evidentemente, ni uno solo de los alcaldes y alcaldesas, gobernadores y gobernadoras que estuvieron presentes en Nueva York tienen todas las respuestas a los retos globales, pero lo cierto es que tampoco pretenden tenerlas. Lo único que argumentaban, flanqueados por su Organización Mundial de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos, es que tanto sus experiencias como sus acciones sí que serán claves para poder definir políticas globales que den respuesta a estos grandes retos.

Es sabido que todos los ámbitos de gobierno son cruciales para definir una visión de desarrollo global, pues en la era de la urbanización sería un error pensar que las ciudades han de tomar el gobierno a imagen y semejanza de las naciones. No, lo interesante e importante es que las ciudades contribuyan a reinventarlo. ¿Por qué reinventar los modelos de gobernanza? Porque se necesitan nuevas construcciones para pensar en lo local y después construir lo global junto con la ciudadanía, que nos han de ayudar a recuperar los valores democráticos y los valores humanos y sociales que nos unen.

La Agenda 2030, universal y ambiciosa, es una gran esperanza porque demuestra que hemos entendido nuestra interdependencia, del norte, del sur, del este y del oeste, de grandes y pequeños.

En la torre de babel de la ONU hemos dejado tres mensajes principales con los que pretendemos contribuir con nuestra solidaridad internacional a construir un mundo más sostenible.

Aunque hay Objetivos de Desarrollo Sostenible dedicado a las ciudades, como el ODS 11, todos los objetivos son de igual importancia para los gobiernos locales porque están íntimamente relacionados y dependen de nuestra capacidad para dar servicios adecuados.

El objetivo principal del compromiso 2030, que es no dejar a nadie, en ningún lugar, atrás, solamente se puede construir desde lo local. Esto se conseguirá con la complicidad y total participación de las comunidades y en base al desarrollo del Derecho a la Ciudad.

Con más de 800 millones de personas sin hogar en el mundo los liderazgos locales han de ponerse al frente de la transformación del concepto de vivienda y que pase a un derecho humano básico

La vivienda digna es, en este sentido nuestra preocupación principal, pues con más de 800 millones de personas sin hogar en el mundo vemos como los liderazgos locales han de ponerse al frente de la transformación del concepto de vivienda y que pase de un mero bien inmobiliario a un derecho humano básico. Es por esto que surgió en este foro la Declaración de las Ciudades por una Vivienda Adecuada, como parte del compromiso de los gobiernos locales y liderado por la ciudad de Barcelona.

Los sistemas de gobierno y financiación de los que nos hemos dotado hasta ahora, basados en un mundo de Estados-nación, han dejado de responder a las necesidades de un planeta urbanizado e interconectado. Hemos de poner en manos de los ciudadanos el control de su propio futuro, permitiendo una participación diferente en la toma de decisiones y garantizando el reparto de recursos y responsabilidades entre las distintas esferas de gobierno.

La transición ecológica va más allá del cambio climático y de la supervivencia de la especie y planeta tal y como lo conocemos. Implica un cambio de paradigma de la forma de producción y consumo, pero también de nuestros modelos de educación, trabajo y convivencia que solamente podrán ser dados forma desde nuestras calles, plazas y colegios.

Durante dos días ciudades grandes y pequeñas, regiones de los diferentes continentes han presentado sus experiencias expectativas y visiones han ilustrado con casos y exposiciones de políticas concretas los que estas visiones implican. Todas estas acciones están recogidas en un Segundo Informe sobre la Localización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que facilitado por CGLU, cuenta con las contribuciones de numerosas asociaciones de gobiernos locales del planeta.

La nutrida delegación iberoamericana, contando con alcaldes de capitales como Montevideo, San José y Quito entre otros han dado fe del gran compromiso existente por contribuir activamente a la agenda.

Los alcaldes de Bonn, Monreal, Chefchaouen, Bangangté, Kitchener, Berlín, Utrecht, Kitakyushu, entre otros muchos han manifestado la importancia de actuar de forma global para poder cumplir con sus responsabilidades locales. Un mensaje que, como vemos, va calando cada vez más en los gobiernos nacionales y que esperamos llegue también a los vecinos de esas ciudades.

(Aquí la declaración oficial y más información sobre el encuentro).

Ha sido un gran momento, con pasos significativos y apoyos específicos de la Secretaría de Naciones Unidas, y en particular de la Adjunta a Antonio Guterres y Amina Mohamed – una gran defensora de los ODS–, tanto como de nuestras agencias amigas y sus liderazgos, ONU-Hábitat y el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas.

Nos queda camino y sobre todo concreción sobre nuevos mecanismos de consulta, participación e incidencia. Seremos pacientes pero contamos con sus incansables esfuerzos, junto a nuestros socios de la sociedad civil para que el espacio de las ciudades sea el de las comunidades.

Nuestro centenario movimiento de gobiernos locales y regionales, originado en Gante en el 1913, celebró su primer congreso con la ambición de aprender. En Nueva York, con muchas de esas mismas ciudades presentes hemos podido observar cómo llega la época de liderar; de liderar la transformación a sociedades más creativas, solidarias y sostenibles.

Emilia Saiz es Secretaria General de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU)

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