Un estudio atribuye una vértebra exhibida en Asturias al mayor dinosaurio carnívoro de Europa
La investigación clasifica las huellas de terópodos del Jurásico halladas en la región entre las de mayor tamaño a escala mundial
Los investigadores del Museo del Jurásico de Asturias (MUJA) Laura Piñuela y José Carlos García-Ramos, en colaboración con el especialista alemán Oliver Rauhut, del Museo de Paleontología y Geología del Estado de Baviera (Munich), han realizado una investigación sobre la vértebra caudal procedente de playa de Vega de Ribadesella (que se exhibe en el centro cultural), y la ha atribuido "al mayor dinosaurio carnívoro conocido hasta ahora en Europa".
El estudio, publicado en la revista científica electrónica Peer J, también resalta las características de las enormes huellas de terópodos del Jurásico asturiano, unas de las de mayor tamaño a escala mundial dentro de este grupo de dinosaurios carnívoros, según informa el área de Coordinación de Equipamientos Culturales del Principado de Asturias.
La publicación está enfocada a dos aspectos diferentes: por un lado, a la descripción de una vértebra de gran tamaño de un dinosaurio terópodo perteneciente a la familia Megalosauridae que habitó en Asturias durante el Jurásico Superior; y por otro, al estudio de diversas huellas de pisada de dinosaurios carnívoros (siete en total) de proporciones también extraordinarias.
El material óseo procede de los acantilados de la parte oriental de la playa de Vega y está representado por una vértebra caudal de la parte anterior perteneciente al mayor dinosaurio carnívoro conocido hasta ahora en Europa, con una longitud superior a los 10 metros. El ejemplar pertenecía probablemente a un Torvosaurus o Megalosaurus, no es posible precisar más, dos de los depredadores de mayor envergadura de la segunda mitad del Jurásico. El tamaño de la vértebra es tan sólo ligeramente inferior a la que poseía en idéntica posición el Tyrannosarus rex del Cretácico Superior de Norteamérica.
En el mismo nivel de donde procede el ejemplar óseo aparecieron además un diente de terópodo, restos vegetales, fragmentos de tortugas, dientes de cocodrilos, otra vértebra caudal (en este caso de un saurópodo) y varias huellas de pisada de dinosaurios cuadrúpedos.
El yacimiento representa parte del cauce de un antiguo arroyo jurásico excavado durante un periodo excepcional de lluvias torrenciales dentro de un clima cálido y semiárido que arrastraron y concentraron los fragmentos óseos de los reptiles mencionados. Las aguas que discurrían por dicho arroyo procedían a su vez de la recarga durante el periodo de intensas lluvias de un manantial próximo, situado al pie de un relieve calcáreo del Jurásico Inferior, elevado a causa de una falla.
La pieza, que forma parte de la colección del MUJA, se exhibe actualmente en una de las vitrinas destinadas al Jurásico de Asturias.
Esta nueva publicación sobre el Jurásico asturiano confirma una vez más que el territorio del Principado fue habitado en esa época por dinosaurios de grandes proporciones no solo pertenecientes al grupo de los saurópodos (icnitas de la playa de La Griega, ulna de Quintueles), sino también al de los terópodos, como el presente caso.
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