El pájaro que inventó el vuelo moderno en tiempo de los dinosaurios
El vuelo ondulado es una reliquia evolutiva de hace 126 millones de años, señala un estudio de dos fósiles hallados en España
Hace más de tres décadas, unos trabajadores que roturaban el monte abrieron una ventana al mundo de hace 126 millones de años. Los surcos que hacían en la sierra de Cuenca para plantar pinos acabaron destapando la presencia de fósiles de dinosaurios, cocodrilos, pterodáctilos y muchos otros animales que vivieron en esta zona cuando era una marisma subtropical. Entre todos los especímenes encontrados sobresalían dos pequeños pajarillos.
“El descubrimiento fue un bombazo porque el conocimiento de la evolución temprana de las aves era mínimo”, explica José Luis Sanz, paleontólogo de la Universidad Autónoma de Madrid, quien dirigió durante años las excavaciones en el yacimiento conquense de Las Hoyas, que sigue activo.
Las dos especies descubiertas, concornis y eoalulavis, descritas en 1992 y 1996, respectivamente, eran de las primeras aves conocidas del Cretácico. Presentaban una extraña mezcla de dinosaurio y pájaro moderno, con dientes y garras que sobresalían del extremo de sus alas. Estaban tan bien fosilizadas que hasta se veían en el tórax los últimos crustáceos que habían comido antes de morir. Eoalulavis también conservaba el álula, las tres o cuatro plumas unidas al primer dedo de la mano que indicaban que su vuelo era mucho más evolucionado que el de Archaeopteryx, las primeras aves conocidas, que vivieron hace 140 millones de años, aunque hasta ahora no se había podido determinar cuánto.
Ahora, un nuevo estudio ha reconstruido el vuelo de estos dos pájaros y señala que inventaron el vuelo a saltos característico de muchas aves modernas. Cualquiera que haya visto un gorrión habrá reparado en que se desplaza por el aire ascendiendo con un aleteo rápido para después zambullirse con las alas pegadas al cuerpo, lo que disminuye la resistencia y aporta un desplazamiento más rápido y eficiente desde el punto de vista energético.
“Hasta ahora se pensaba que este tipo de vuelo a saltos apareció mucho más tarde, cuando las aves modernas empezaron a diversificarse después de la extinción de los dinosaurios, hace 65 millones de años”, explica Francisco Serrano, investigador del Museo de Historia Natural de Los Ángeles (EE UU) y primer autor del nuevo estudio sobre estas dos especies publicado en Paleontology. Junto a Sanz y otros expertos de España y Argentina, este biólogo malagueño volvió a estudiar en detalle los fósiles, para realizar la primera estimación precisa de su peso, envergadura y superficie de las alas. Después comparó esa morfología con datos de unas 200 especies de aves actuales.
Hasta ahora se pensaba que este tipo de vuelo apareció mucho más tarde, cuando las aves modernas empezaron a diversificarse después de la extinción de los dinosaurios
Los resultados del trabajo indican que las dos aves de Las Hoyas podían generar la potencia necesaria para realizar el vuelo ondulado y que esto les permitía aumentar su velocidad de crucero un 5% hasta los 17 metros por segundo, igual que las aves modernas del mismo tamaño, explica Serrano. En el estudio también ha participado el paleontólogo de la Universidad de Málaga Paul Palmqvist.
Los pájaros de Las Hoyas pertenecían a un grupo conocido como enantiornitas que se extinguió junto a los dinosaurios hace 65 millones de años. Descendientes de esos parientes extintos, las aves modernas —neornitas— se quedaron con el monopolio del vuelo, aunque fueron poco innovadoras. “En trabajos anteriores basados en las técnicas de Serrano hemos comprobado que otras aves extintas ya habían desarrollado el vuelo planeador como el de los buitres y también el aleteo constante. Ahora vemos que el vuelo a saltos también existía en las aves de La Hoyas. Todas estas aves se extinguieron y después los pájaros modernos volvieron a desarrollar estos tipos de vuelo, quizás porque es muy ventajoso, pero también porque probablemente las opciones de propulsión y anatomía son limitadas”, añade Luis Chiappe, coautor del trabajo y vicepresidente del Museo de Historia Natural de Los Ángeles. Un gorrión volando es una reliquia de 126 millones de años.
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