Los niños menores de 12 años no necesitan remedios para la tos y el resfriado común
No hay estudios clínicos que avalen su eficacia ni datos que aporten seguridad
Los niños se resfrían más que los adultos, de unas seis a 10 veces al año. Y con cada uno de ellos sufren síntomas —como congestión nasal, secreción nasal, tos y fiebre lev— que pueden durar hasta siete o 10 días. Por esto puede parecer que los niños están casi siempre enfermos.
No es de extrañar que los padres quieran que sus hijos se encuentren mejor y, por lo tanto, intenten ayudar. Una de las soluciones más frecuentes es recurrir a los medicamentos de venta libre (OTC), muy publicitados para tratar distintas enfermedades, incluidos los resfriados, y fáciles de encontrar —tanto para niños como adultos— en cualquier farmacia.
Es tentador comprar uno o más de estos productos para ayudar a los hijos. Sin embargo, en los casos de niños menores de 12 años, lo mejor es no usar este tipo de productos para la tos y el resfriado comín. No hay estudios clínicos que avalen la eficacia ni datos de seguridad, un problema que he estudiado como profesor de práctica farmacéutica.
Los niños no son solo adultos pequeños
Cuando se trata a niños con OTC o medicamentos recetados, es importante comprender que la eficacia del medicamento y los efectos adversos difieren totalmente con los de la población adulta.
En los últimos 30 años, hemos aprendido mucho sobre la farmacología pediátrica, sobre la acción y el comportamiento de los medicamentos —conocida como farmacocinética—, y sobre las diferencias en comparación con los adultos. Antes de esto, los profesionales de la salud pensaban que las drogas funcionaban y se comportaban de manera similar tanto en niños como en adultos.
Basándose en esta creencia, los profesionales de la salud a menudo solo reducen la cantidad de un medicamento en función de la proporción del peso del niño comparada con la de un adulto. Por ejemplo, un proveedor prescribiría el 50% de una dosis de medicamento para adultos para un niño que pesara la mitad que el adulto. Se supuso que la eficacia del ingrediente activo en los OTC para la tos y para los resfriados era similar en niños, por los resultados de estudios realizados en adultos.
Sin embargo, hemos aprendido, y continuamos aprendiendo que esta estrategia no es precisa y puede ser peligrosa. La mayoría de los medicamentos no se estudian ni evalúan específicamente en niños antes de su etiquetado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) y antes de estar disponibles para el público.
Una dosis segura de medicamento y la frecuencia con la que se debe administrar vienen derivadas de estos estudios y evaluaciones formales. Pero sin investigaciones formales, los medicamentos farmacológicos específicos para pediatría no se evalúan ni determinan con precisión. Además, un médico puede prescribir legalmente cualquier medicamento a un niño, incluso si no hay datos que respalden su eficacia y seguridad en los niños.
Los medicamentos OTC se regulan de manera diferente que los que requieren receta
La regulación de la FDA de los medicamentos de venta libre difiere de la de aquellos que requieren receta médica (RX). Los ingredientes activos en los OTC libre se evalúan y aprueban por categorías terapéuticas, como la de la tos y el resfriado. Desde 1972, la FDA ha estado revisando las categorías de productos de medicamentos OTC para seguridad y eficacia, y continúa haciéndolo.
Los productos pediátricos para la tos y el resfrío OTC han experimentado cambios regulatorios significativos en los últimos años. En 2007, varios expertos en atención médica solicitaron a la FDA que revisara cuidadosamente la eficacia pediátrica y los datos de seguridad de estos productos, solicitando que estos productos estén específicamente etiquetados para su uso en niños menores de seis años.
Un año después, en 2008, la FDA recomendó que los productos de venta libre para la tos y el resfrío no se administren a niños menores de dos años. Además, el grupo que representa a los fabricantes de productos farmacéuticos de venta libre, la Consumer Healthcare Products Association, anunció que estos productos se etiquetarían como "no utilizables" en niños menores de cuatro años. La FDA estuvo de acuerdo, y este sigue siendo el estado actual del etiquetado de edad pediátrica para productos de venta libre para la tos y el resfriado.
Además, las revisiones de la literatura médica indican que los ingredientes de los medicamentos OTC son en realidad ineficaces para reducir los síntomas del resfriado en los niños. Los productos de venta libre para la tos y el resfriado también pueden ser peligrosos de usar: hay más de un centenar de casos descritos en informes publicados de muertes de bebés y niños pequeños en los que estos productos fueron la única causa o causas contributivas importantes.
Aunque es poco probable que varias dosis de productos pediátricos para la tos y el resfriado sean tóxicas, estos informes describieron situaciones en las que los productos se usaron inapropiadamente, con dosis demasiado altas, muy frecuentes, mediciones incorrectas de los líquidos (demasiado altas) o la administración de medicamentos con ingredientes activos similares de numerosos productos de venta libre que resultan en grandes dosis acumulativas.
Los padres pueden cometer estos errores fácilmente, teniendo en cuenta la dificultad para medir con precisión las pequeñas dosis líquidas y el deseo de que los medicamentos ayuden (más es mejor).
Una advertencia sobre la codeína
Los recientes estudios y recomendaciones han cambiado significativamente el uso de otro medicamento utilizado históricamente para tratar la tos en niños: la codeína. Un opiaceo que todavía está disponible sin receta en algunos medicamentos para la tos en algunos estados de Estados Unidos y en todo el país en productos con receta.
En los últimos años hemos aprendido que la codeína se metaboliza de manera diferente de un sujeto a otro. La codeína sola tiene muy poca actividad farmacológica útil, pero el hígado la convierte químicamente en su forma activa, la morfina y otra sustancia química. La morfina es peligrosa, ya que suprime la respiración. Debe usarse con precaución incluso en adultos.
Durante muchos años, la codeína se ha usado para tratar el dolor y la tos en niños y adultos. Evaluaciones recientes, sin embargo, han determinado que su eficacia clínica para estos usos es inferior a otros medicamentos disponibles. Hemos aprendido que la cantidad de morfina producida por el metabolismo hepático de la codeína puede variar ampliamente de persona a persona como resultado de las diferencias genéticas.
Algunas personas pueden convertir la codeína en mucha morfina, mientras que otras la pueden convertir en una cantidad mucho menor. La evidencia se ha acumulado en los últimos 10 años demostrando que la codeína puede producir una disminución significativa en la respiración en algunos bebés y niños.
Se han documentado más de 20 casos de fallos respiratorios mortales en bebés y niños. En 2016, la Academia Estadounidense de Pediatría publicó una advertencia sobre los peligros de administrar codeína a bebés y niños, recomendando que su uso para todos los propósitos en niños —incluyendo la tos y el dolor— se limite o suspenda.
Pruebe estos remedios en su lugar
Cuando su hijo sufra el próximo resfriado, en lugar de buscar un producto sin receta, use un producto de aerosol o solución salina nasal con solución salina para ayudar con la congestión nasal. También puede colocar un humidificador de aire frío en su habitación por la noche para ayudar a aliviar la congestión nasal. El paracetamol o ibuprofeno pueden administrarse según sea necesario para la fiebre.
Si su hijo tose lo suficiente como para sentirse incómodo o para evitar el sueño nocturno, intente darle miel, siempre y cuando tenga uno o más años. Varios estudios clínicos han demostrado recientemente que la miel es un supresor eficaz de la tos, y es probable que sea mucho más segura que la codeína y los productos sin receta para tratar la tos y otros síntomas del resfriado.
Estas terapias han sido respaldadas por la Academia Estadounidense de Pediatría. Al usar estos tratamientos en bebés y niños pequeños, siempre es aconsejable hablar primero con el pediatra de su hijo, ya que varias enfermedades más graves pueden inicialmente producir síntomas similares a los de un resfriado común.
*Edward Bell es profesor de Farmacia en la Drake University. Este artículo es una publicación original de The Conversation. Lea aquí el artículo en inglés.
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