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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado

Los judíos de Berlín te invitan a entrar en sus casas y hablar de su pasado

Gracias al proyecto Denk mal am Ort un grupo de vecinos abre las puertas de su hogar una vez al año, cuentan cómo son sus vidas y cómo fueron obligados por los nazis a abandonarlas

Los inicios del boicot a los productos judíos poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Los inicios del boicot a los productos judíos poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial.Archivo fotográfico alemán
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Marie Rolshoven, especialista en historia de la cultura, vive en el barrio berlinés de Schöneberg, donde en otro tiempo vivieron artistas e intelectuales como Albert Einstein. Nueve antiguos habitantes de su edificio dueron deportados durante el nazismo. Ella quiere mantener viva la historia de sus vecinos.

Inspirándose en el proyecto Open Jewish Homes (Hogares judíos abiertos) de Ámsterdam, importó la idea a Berlín junto con su madre Jani Pietsch (historiadora y artista), y ampliaron el concepto de rememoración de la historia judía a todas las personas o familias que sufrieron persecución en la ciudad en época nazi. La iniciativa se llama Denk mal am Ort, un juego de palabras que se puede traducir como “piensa in situ”, o “monumento in situ”.

Los habitantes de Berlín que quieren participar en Denk mal am Ort abren su casa un fin de semana al año. Cuentan cómo son sus vidas y hablan del destino de los judíos que vivieron en ella en el pasado y fueron obligados por los nazis a abandonarla. Los berlineses rememoran a sus vecinos con charlas, lecturas, fotografías y documentos históricos. Para recordarlos es importante enterarse de sus historias.

Pero, antes que nada, Rolshoven y Pietsch asesoran a sus conciudadanos sobre cómo averiguar si su casa o su piso fue el hogar de algún perseguido durante el nazismo, y si lo fue, a dónde dirigirse para aprender sobre la historia. Como es normal, los habitantes de más edad suelen conocer mejor el pasado de la casa o de los edificios.

Petra Michalski habla delante de la que fue la cada de Einstein, íntimo amigo de su tío János Plesch.
Petra Michalski habla delante de la que fue la cada de Einstein, íntimo amigo de su tío János Plesch.

Gracias a Denk mal am Ort, los ciudadanos se cuentan lo que aconteció en esta ciudad unos a otros, de vecino a vecino, en sus casas y en los mismos lugares en los que vivieron las víctimas, ya sea un antiguo piso, un patio, un jardín, un sótano, una escalera, delante de un edificio de viviendas, en un lugar de trabajo, en una universidad, o en los lugares donde se escondieron de sus perseguidores.

Hace unas semanas se celebró el recorrido de este año. En la plaza de Markeineke, en el barrio berlinés de Kreuzberg, se rinde homenaje al famoso boxeador Johann Trollmann, de ascendencia gitana, y a otras ocho víctimas. En 1933, los nazis despojaron a Trollmann del título que este había ganado en el campeonato alemán de boxeo. La hermana del deportista, de 80 años, llegó por sorpresa a la plaza para recordarlo.

“Queremos animar a los ciudadanos a reflexionar en el mismo lugar de los hechos y, en cierta manera, contribuir a construir una sociedad fuerte. Reunimos a las personas, nos ocupamos de las tareas de documentación y de hacer algo de investigación, y organizamos el fin de semana conmemorativo”, explica Pietsch.

Denk mal am Ort es un homenaje vivo al Holocausto, pero no solo eso. También es una manera de promover la tolerancia con las minorías de la ciudad

La iniciativa nació en 2016. Con el reciente apoyo de la Administración del Senado para la Cultura y Europa, este año Rolshoven y su madre han podido permitirse traer a algunos antiguos vecinos judíos, actualmente residentes en el extranjero, a las casas que antes ocuparon sus familias. Escuchar contar su historia a los alemanes que viven en ellas en la actualidad puede ser muy gratificante para todos.

Denk mal am Ort es un homenaje vivo al Holocausto, pero no solo eso. También es una manera de promover la tolerancia con las minorías de la ciudad, como los judíos y su historia. La verdadera riqueza de una ciudad son sus habitantes y la espléndida diversidad cultural que estos representan y que constituye una pieza de su historia.

En la iniciativa pueden participar todos los berlineses, ya sean individuos, grupos de interés, comunidades de vecinos, asociaciones, o cualquiera que quiera recordar a una persona o una familia en particular de una manera creativa. “La creatividad no tiene límites cuando se trata de recordar”, afirman sus promotoras.

“Todas las casas tienen una historia que contar, y es bueno arrojar algo más de luz sobre ella una vez al año”, declaraba la activista holandesa Denise Citroen, iniciadora de Open Jewish Homes en Ámsterdam.

Los habitantes de la ciudad no deben limitarse a hablar abiertamente de su ciudad. Es su responsabilidad mantenerla viva.

Este texto fue originalmente publicado en inglés en www.citycise.com

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