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“Mauritania ha estado largo tiempo indefensa, y hacen falta fondos ya”

El director del Programa Mundial de Alimentos en Mauritania, Jean-Noel Gentile, alerta de que el hambre y la desnutrición pueden alcanzar a un millón de personas en agosto

Jean-Noel Gentile, director del Programa Mundial de Alimentos de la ONU en Mauritania, en la sede del ministerio de Agricultura.
Jean-Noel Gentile, director del Programa Mundial de Alimentos de la ONU en Mauritania, en la sede del ministerio de Agricultura.Samuel Sánchez
Lola Hierro
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En Mauritania saben que el hambre visita todos los años, pero este ha sido traicionera: ha llegado antes y con más saña. Hablamos de uno de los países subsaharianos de los que progresan adecuadamente, según los indicadores internacionales: mejora el Producto Interior Bruto y la esperanza de vida, desciende la pobreza extrema y la malnutrición infantil... No hay más que echar un vistazo a las estadísticas del Banco Mundial o de cualquier otro organismo. Pero la región no se libra del azote de frecuentes fenómenos naturales provocados por el cambio climático, como las inclementes sequías. La de este año ha hecho saltar las alarmas.

"Se ha dado un periodo más largo de lo habitual entre las dos temporadas de lluvias hasta el punto de que ha dañado los cultivos y los pastos para el ganado. Esto ha creado una situación crítica", advierte Jean-Noel Gentile, director del Programa Mundial de Alimentos en este país gigante de más de un millón de kilómetros cuadrados (el doble que España) y cuatro millones y medio de habitantes. Gentile concede una entrevista a Planeta Futuro a finales de mayo a su paso por las oficinas de su organización en Madrid, ciudad a la que acudió para dar seguimiento al apoyo que la organización recibe de España en Mauritania. La cooperación española financia actividades de asistencia alimentaria y resiliencia y operaciones del servicio aéreo humanitario de la ONU (UNHAS) en el país.

La prevalencia de la inseguridad alimentaria y de la desnutrición aguda severa ha alcanzado números que los expertos no están acostumbrados a ver en este país tan pronto. El PMA detalla en su último informe que un millón de personas están en situación de inseguridad alimentaria de forma crónica y, entre ellas, un 31% de los niños menores de cinco años malnutridos. "Normalmente, hay una temporalidad: un millón es la cifra a la que llegamos en la época de carestía, que es el periodo entre lluvias en el que ya se han agotado los recursos y la producción", describe el director del PMA.

Generalmente, este período tiene lugar entre junio y septiembre, pero luego, hacia enero, la inseguridad se reduce gracias a las cosechas de octubre, noviembre y diciembre. La emergencia viene porque no ha habido lluvia, no ha habido cultivos y ya en febrero la prevalencia era muy similar a la que se suele dar en agosto. "Ha aumentado un 60% en comparación con la de febrero del año anterior. Tenemos a más del 26% de la población en situación de inseguridad alimentaria", confirma Gentile. "Ahora mismo, estimamos que en Mauritania hay entre 500.000 y 600.000 personas necesitadas de ayuda urgente", alerta. Esta cifra puede llegar hasta el temido millón si no se interviene inmediatamente. Semejantes datos dibujan en Mauritania un panorama similar al vivido en 2009 y 2012, cuando 11 millones de personas de todo el Sahel sufrieron las consecuencias de los efectos adversos del clima. No crecían los cultivos, los animales morían deshidratados y la mortalidad infantil se disparó.

La prevalencia de la inseguridad alimentaria ha alcanzado números que los expertos no están acostumbrados a ver tan pronto

El pasado 25 de mayo, la ONU aprobó destinar una partida de emergencia de 30 millones de dólares para hacer frente al hambre y la malnutrición en Burkina Faso, Chad, Mali y Mauritania procedentes del Fondo Central de Respuesta a Emergencias de las Naciones Unidas (CERF, por sus siglas en inglés). Según la ONU, en total son necesarios alrededor de 1.370 millones de dólares para apoyar a la población afectada en esos países además de en Níger y en Senegal, una cantidad de la que por ahora solo se ha reunido alrededor de un 20%.

"Mauritania ha sido el primer país en recibir ese fondo y ya estamos preparando la distribución de alimentos con el servicio aéreo humanitario de la ONU (UNHAS), la Agencia de la ONU de la Alimentación (FAO) y Unicef", adelanta Gentile. El país ha recibido cuatro millones de dólares que irán a prevenir que los niveles de mortalidad y desnutrición aumenten más. "Hemos comprobado la situación en terreno, enviado misiones, confirmado dónde están las necesidades más acuciantes", enumera el director del PMA. "Ahora estamos diseñando el plan de respuesta humanitaria con el Gobierno y los donantes". Se trata de un plan de apoyo a agricultores, pastores y ganado para cuya ejecución el PMA necesita 32,7 millones de dólares, de los cuales todavía quedan 19,9 por aportar.

Con estos números se puede comenzar una primera intervención, pero son necesarios más fondos para aumentar proporcionalmente las acciones de ayuda, pues el pico más crítico será entre junio y septiembre. La población prioritaria son los menores de cinco años, embarazadas y madres lactantes, niños con desnutrición... "Ellos recibirán paquetes de comida o dinero en efectivo, complementos nutricionales y tratamientos contra desnutrición aguda severa", explica el director del PMA.

Problema sobre problema

Una de las consecuencias que ya se deja ver es el aumento de las migraciones del campo a la ciudad para buscar trabajo y también una en la cantidad y la calidad de las comidas que se realizan a lo largo del día. "También aumenta el abandono escolar porque los niños, en vez de ir a clase, dedican cada vez más tiempo en ir a buscar agua a lugares más lejanos", detalla el experto.

"También nos hemos percatado de una trashumancia precoz, la población se está marchando con su ganado en busca de pastos", continúa Gentile. Mauritania es un país sostenido por la ganadería en el que el 75% de su población es agropastoralista y depende de este sector. Si los pastores se van antes del hogar en busca de alimentos o si venden sus animales para obtener algo de dinero y cubrir necesidades básicas a corto plazo, las ganancias de sus hogares se reducen, y por tanto su alimentación también.

El 25 de mayo, la ONU aprobó destinar una partida de emergencia de 30 millones de dólares para el Sahel

Por eso el Gobierno mauritano se está encargando de impulsar puntos de venta de alimentos a precio subvencionado y también trabaja en la excavación de pozos en las zonas donde se están concentrando más ganaderos con sus reses porque hay pastos, pero no agua. "La mayoría se concentra en el sur, en la frontera con Senegal. Por ahora no hemos recibido noticias de conflictos graves entre granjeros y pastoralistas, pero sí que existe mucha presión sobre los puntos de agua disponibles porque hay más población y más animales alrededor de ellos", asevera Gentile.

Entre la población más vulnerable se encuentra la refugiada, cuyo número aumenta en vez de descender: desde enero de 2018 ha pasado de 52.000 a 55.000 y con previsiones de llegar a los 60.000 a finales de año. De ellos, el PMA atiende a 54.000. "Mauritania no está forzando a esa población a volver a Mali [país de procedencia] porque las condiciones no son seguras allí; es una situación que no va a mejorar a corto plazo", lamenta el experto, en referencia al conflicto tuareg y al terrorismo yihadista que azota a este país.

Por eso, el PMA y otras agencias de la ONU y ONG trabajan con la población desplazada en estrategias que sirvan para integrarlos con la población local y también reforzar sus capacidades y aumentar sus oportunidades de obtener una ocupación. "Tenemos dos sociedades distintas que tienen que compartir los mismos escasos recursos para sobrevivir; eso añade tensiones", reconoce Gentile. Por eso, la prioridad no es solo resolver la crisis alimentaria sino, sobre todo, facilitar maneras para que ellos mismos puedan sostener parte de sus necesidades a largo plazo. Y para eso, una vez más, hacen falta una ayuda que no llega y tiene que llegar, en palabras de Gentile: "Este país ha permanecido mucho tiempo indefenso, —dice—, pero necesitamos fondos ya".

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Sobre la firma

Lola Hierro
Periodista de la sección de Internacional, está especializada en migraciones, derechos humanos y desarrollo. Trabaja en EL PAÍS desde 2013 y ha desempeñado la mayor parte de su trabajo en África subsahariana. Sus reportajes han recibido diversos galardones y es autora del libro ‘El tiempo detenido y otras historias de África’.

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