La hermosa revancha de la hermana menor
El NOS Primavera Sound cerró en Portugal su séptima edición encabezada por Nick Cave, Lorde y A$AP Rocky con más de 100.000 asistentes por primera vez
La lluvia puede arruinar un concierto, pero también puede hipnotizar y arrastrar al público hacia el interior de la tormenta. Al menos, si encima del escenario están Nick Cave y sus Bad Seeds y a mitad de la actuación lanzan el vídeo de una tempestad, mientras miles de espermatozoides enfundados en chubasqueros levitan dentro de una nube gigante de gotas que solo se ven cuando las atraviesa un foco. No te das cuenta de que estás empapado hasta el final.
“Ojalá llueva más porque esto es precioso”, insistía Cave antes de dar los primeros pasos sobre el público como si caminara sobre el mar. Se necesitaban mutuamente. Fue un pacto tácito contra los paraguas, una hora y media de entrega y catarsis que cerraba el sábado en Oporto la séptima edición del NOS Primavera Sound. Según los organizadores, la hermana menor del festival barcelonés superó por primera vez los 100.000 asistentes, con una media de 30.000 al día.
Si el sábado fue pasado por agua, lo que le llovía el viernes a A$AP Rocky eran los sujetadores de las fans en un concierto que levantó tal fiesta que el rapero neoyorquino siguió derecho a seguirla en otro palco, de sorpresa, después de más de una hora de brincos en la que presentó su nuevo disco. La tercera cabeza del cartel, Lorde, también se fue calentando el jueves poco a poco en el arranque del festival con un cartel de casi 70 artistas que resume lo que se vio en Barcelona la semana anterior: Tyler the Creator, The War on Drugs, Fever Ray, Father John Misty, Jaimie XX o Mogwai completaron la lista de grandes nombres. En la previa, Fatboy Slim sacudió el miércoles el centro de la ciudad.
“Barcelona estaba creciendo cada año y nosotros nos proponíamos hacer un festival más pequeño para no entrar en competencia con nosotros mismos. Por el entorno que tenemos aquí del parque, queremos hacer algo más pequeño y cuidado, más gourmet”, cuenta Jose Barreiro, el director del festival, un promotor musical que en lugar de las primaveras cuenta los Primaveras y solo se quita dos años desde que todo empezó en 2001.
Este año, Barcelona optó por seguir abriéndose e incluso polemizar con apariciones como la de Amaia. Oporto también crece —además de ganar aforo, acaba de inaugurar dos escenarios— pero menos, porque lo tiene todo para quienes buscan la versión indie del festival más indie y así quiere seguir siendo, aunque una tercera parte de su público ya es extranjero. Es el lugar perfecto para los cazadores de ciudades “auténticas”, comida deliciosa y barata y barrios melancólicos a tiro de Vueling, Uber y Airbnb. Barreiro dice que la idea acabó de cuajar cuando los fundadores del festival vieron en Oporto señales de la Barcelona preolímpica.
Durante estos tres días también emocionaron decenas de conciertos pequeños. Muchas chicas. Una Fever Ray explosiva, con su traje de halterofilia, su circo de mujeres y su estallido de neones en un concierto adictivo lanzó un manifiesto feminista y sexual. Mattiel, rockera de Georgia, sorprendió con mucho baile a un público que no podía dejar de moverse y las gemelas franco cubanas Ibeyi llenaron de felicidad con su jazz electrónico el precioso escenario Pitchfork, el mismo que un día después Kelsey Lu inundó de intimidad.
Como todo el cartel, hubo artistas locales para todos los géneros: el rock de Black Bombain, la electrónica de Moullinex, el cantautor hipster bañado de fado Luis Severo o la pura rumba, que con Fogo Fogo venció mágicamente a la lluvia a primera hora del jueves para disparar la fiesta, que parece instalada en el lado atlántico de la Península. El año que viene, más, y llegamos a la mayoría de edad con el Primavera decimoctavo de Barcelona y octavo de Portugal, fijado ya con fechas: del 6 al 8 de junio de 2019.
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