Explorando los límites de lo posible

PIAGET HA PRESENTADO recientemente su Altiplano Ultimate 910P (oro blanco; 29.600 euros), un reloj automático de tan solo 4,3 milímetros de grosor. La empresa suiza prolonga, con esta pequeña obra maestra, 60 años de desafíos en pos del perfil más fino posible.

Aunque las soluciones técnicas en las que se basa no son estrictamente novedosas —la fusión caja-mecanismo y el recurso a un rotor periférico en la cara delantera (que se encarga de trasladar a la maquinaria la energía que generan los movimientos de la muñeca)—, sí lo es su combinación. Piaget va un paso más allá al integrar la esfera horaria en el mecanismo, dejando en un mismo plano todos los elementos móviles del reloj, por lo general superpuestos. El resultado es una pieza de exquisita coherencia técnica y estética. Pese a la delgadez del conjunto, sus engranajes aparentes producen una paradójica impresión de profundidad, al tiempo que revelan la magia de su funcionamiento. En un mercado saturado de reediciones anecdóticas, este reloj aúna códigos tradicionales y creatividad en una propuesta diferenciadora. Seguramente, cuando Valentin Piaget lanzó su primer ultrafino en 1957 ya sabía que los innovadores acaban siendo los clásicos del mañana.