“En emergencias, la malaria puede ser la principal causa de muerte”
Pedro Alonso, director del Programa Global de Malaria, explica cómo la primera campaña de la OMS contra el paludismo en crisis humanitarias ha salvado hasta 10.000 niños de Borno (Nigeria)
El Programa Global de Malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS), capitaneado por Pedro Alonso, ha roto moldes por partida doble. En 2017 lideró una campaña de administración masiva de fármacos para prevenir la malaria infantil en Borno, un estado de Nigeria asolado por el conflicto con el grupo extremista Boko Haram. Para empezar, esta es la primera vez que se ha implementado la quimioprevención en esta zona del Sahel —en otras se administra de forma estacional, antes de las lluvias—. Además, ha sido el primer ejemplo de distribución de antipalúdicos a gran escala junto con la vacuna de la polio y en un contexto de emergencia humanitaria.
Entre julio y noviembre de 2017, los equipos de la OMS en Borno utilizaron la infraestructura de la iniciativa contra la polio para llegar a 1,2 millones de niños menores de cinco años con alto riesgo de paludismo. Algunos, en lugares muy remotos y de difícil acceso. Según la OMS, “esta campaña integrada con los equipos de malaria, polio y emergencias de la organización es un ejemplo de colaboración sin precedentes para lidiar con la principal causa de muerte entre las poblaciones desplazadas”.
Coincidiendo con el VII Congreso Panafricano de Malaria, que la Iniciativa Multilateral sobre Malaria (MIM) organiza en Dakar (Senegal) esta semana, se han presentado los resultados de esta primera experiencia de quimoprevención en Borno. En una entrevista con Planeta Futuro, Pedro Alonso ha abordado el impacto de la campaña; las lecciones que ofrece y los pasos a seguir para ganarle terreno, incluso en las emergencias humanitarias.
- P. ¿Qué impacto ha logrado la campaña de quimioprevención en el estado de Borno?
- R. Se lanzó como respuesta a la emergencia asociada con Boko Haram. Se registraban altísimos niveles de mortalidad entre la población, sobre todo entre los niños menores de cinco años, entre los que la malaria era la principal causa de muerte. Como medida de emergencia, la OMS organizó una campaña de administración masiva de fármacos con cuatro rondas y un mes de separación entre cada una.
Nuestras estimaciones, basadas en modelos matemáticos, apuntan a que se han evitado unas 10.000 muertes en los últimos seis meses de 2017. Es mucho más difícil utilizar datos reales porque la situación en la zona sigue siendo muy comprometida desde el punto de vista de seguridad, pero los datos que tenemos confirman que el impacto ha sido muy grande y compatible con este tipo de estimaciones.
- P. ¿Qué lecciones ofrece esta campaña?
- R. Esta crisis nos ha enseñado varias cosas. En primer lugar, confirma algo que los equipos de emergencia no siempre tienen suficientemente presente: cuando se producen desastres sanitarios o humanitarios en países endémicos para malaria, esta dolencia puede acabar siendo la principal causa de enfermedad y muerte.
Estamos en un momento crítico en la lucha contra la malaria. Hemos heredado 15 años de extraordinario progreso, que primero se ralentizó y ahora ha parado
Esto ya ocurrió en los países afectados por el brote de ébola en África occidental, donde en ese mismo periodo hubo muchas más muertes por malaria que por ébola, y también ha ocurrido en Nigeria. Allí teníamos miedo de que hubiera enfermedades hemorrágicas o por arbovirus, pero lo que realmente ha matado a la gente es la malaria.
También lo estamos viendo en Sudán del Sur, donde posiblemente montaremos una campaña similar a esta, e incluso en Venezuela.
- P. ¿Y qué aprendizajes se desprenden de la colaboración entre equipos de diversas disciplinas sobre el terreno?
- R. La posibilidad de integrar la respuesta [contra la malaria] con otros mecanismos. En Borno se hizo con la campaña de polio, pero en otros países puede ser con otras iniciativas de inmunización o del Programa Mundial de Alimentos (PAM) de la ONU.
Nigeria ha sido un magnífico primer ejemplo de la capacidad de utilizar mecanismos de administración y plataformas logísticas [existentes] para las intervenciones de malaria. Un ejemplo que vamos a aplicar en otros sitios.
- P. La OMS recomendó que Nigeria implementase medidas de control vectorial (del mosquito Anopheles) y pidió a los donantes internacionales que ayudasen al Ministerio de Salud a financiar y adoptar estas pautas. ¿Cómo está la cuestión?
- R. Desafortunadamente, no se consiguieron los fondos necesarios para poder aplicar medidas de control vectorial y esto sigue siendo un problema. La respuesta de los donantes ha sido positiva, pero limitada, por lo que no hemos podido aplicar unas medidas que habrían sido altamente deseables.
Hoy todavía no tenemos garantizados los fondos para repetir la campaña durante esta temporada de alta transmisión [del parásito causante de la malaria]. Por lo tanto, hay una necesidad urgente de conseguir fondos para estas campañas.
- P. Mencionó la posibilidad de realizar otra campaña de quimioprevención en Borno y también en Sudán del Sur. ¿Qué confianza tiene en que se puedan realizar las campañas este año?
- R. Depende de la financiación que logremos. Estamos convencidos de que estas campañas se pueden hacer y tienen un enorme impacto. Lo que nos falta es conseguir los recursos. Ha quedado muy claro que la malaria ligada a las emergencias es un problema mayúsculo y que podemos hacer algo para mejorar la situación de estas poblaciones.
- P. ¿En qué punto se encuentra la lucha global contra el paludismo y cuáles son los próximos pasos?
Estamos en un momento crítico en la lucha contra la malaria. Hemos heredado 15 años de extraordinario progreso, que primero se ralentizó y ahora ha parado. Por lo tanto, la comunidad internacional está en una encrucijada: o tomamos un nuevo impulso para luchar contra la malaria, o la historia ya nos ha demostrado, ampliamente, que podríamos dar pasos atrás y perder los logros obtenidos en los últimos años. La conferencia que se celebra ahora en Dakar será crítica para que la comunidad internacional tome conciencia de ello y decida qué camino vamos a seguir.
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