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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Doctores refugiados para mejorar la salud de los refugiados

Reino Unido ha comenzado a capacitar a médicos exiliados por la guerra, muchos de ellos de Siria y Afganistán, para llenar las plantillas de las clínicas. Lo mismo sucede en Turquía

Ahed es examinado por el doctor Mohammad Khattab en Ankara el 22 de febrero de 2018. El equipo médico del centro de Ankara está compuesto en parte por refugiados sirios.
Ahed es examinado por el doctor Mohammad Khattab en Ankara el 22 de febrero de 2018. El equipo médico del centro de Ankara está compuesto en parte por refugiados sirios.ADEM ALTAN (AFP)
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A menudo, los refugiados sirios son considerados una molesta sangría para las comunidades en las que se establecen, especialmente con respecto a la atención sanitaria. Pero, para quienes escapan de una guerra civil, la ignorancia de su tragedia es poco comparado con la realidad de sus necesidades y con... la diversidad de sus especialidades profesionales. Si bien los refugiados suelen portar grandes problemas de salud, también cuentan con años de experiencia en la profesión médica, algo que, si se le da uso adecuado, podría ser una bendición para las comunidades que los acogen y para otros refugiados.

Uno de los mayores retos que debe enfrentar un refugiado es encontrar un médico. En muchos países anfitriones, la xenofobia, las barreras lingüísticas o la limitada disponibilidad de personal médico pueden causar un tratamiento inadecuado. Esto es especialmente cierto en el caso de los sirios, dispersos en todo Oriente Medio, el norte de África, Europa y América del Norte.

Pero muchos refugiados tienen también un alto nivel de educación. A medida que se establecen en lugares alejados de los hospitales y clínicas en los que una vez ejercieron, los médicos sirios simplemente quieren volver a trabajar. ¿No es tiempo de que lo puedan hacer?

En el Reino Unido se están poniendo en marcha iniciativas para que así sea. El Servicio Nacional de Salud (NHS) y la Asociación Médica Británica han comenzado a capacitar a médicos refugiados, muchos de ellos de Siria y Afganistán. A través de la enseñanza del inglés, estudios de posgrado y la inscripción profesional, programas de Londres, Lincolnshire y Escocia apuntan a reintegrar doctores refugiados a la profesión médica. Son iniciativas que merecen aplausos.

Los doctores desplazados son más capaces de tratar los males de los pacientes refugiados y pueden ayudar a no sobrecargar los sistemas de atención sanitaria de los países anfitriones. Además, su capacitación es menos costosa y más veloz que educar a un nuevo estudiante de medicina. Con los aproximadamente 600 doctores refugiados que viven en el Reino Unido, hay abundancia de recursos humanos sin aprovechar.

Más aún, los pacientes refugiados se benefician si son tratados por doctores que comprenden sus circunstancias, incluido el inmenso estrés psicosocial que conlleva el desplazamiento. Los traductores pueden ayudar, pero no siempre están disponibles en situaciones de crisis.

En Jordania y Líbano, las iniciativas para permitir a los doctores sirios atender a pacientes refugiados han sido criminalizadas

El Reino Unido no está solo en el reconocimiento del potencial de los refugiados. En Turquía, doctores y enfermeros de origen sirio han recibido capacitación para ayudarles a familiarizarse con el sistema de atención de salud turco. La meta es habilitar a profesionales sirios para que traten a pacientes refugiados, mitigando así las barreras lingüísticas y logísticas a una atención efectiva, accesible y digna.

Otros países anfitriones, sin embargo, no han sido tan previsores ni abiertos. En Jordania y Líbano, donde viven más de 1,6 millones de refugiados sirios registrados, las iniciativas para permitir a los doctores sirios atender a pacientes refugiados han sido criminalizadas. Los doctores que pasan por alto la ley se arriesgan a que los arresten y, posiblemente, a la deportación. Incluso Canadá, país que por lo general se abre a la diversidad y respeta los derechos humanos, está atrasado con respecto a enfoques innovadores en lo que concierne a la salud de los refugiados. Los doctores sirios deben volver a capacitarse “por muchos años” en Canadá, y a menudo tienen dificultades para pagar los altos costes de la formación.

En medio de esta resistencia, la atención de salud a los refugiados se debería ver como más que una serie de retos logísticos y operacionales, sino también como un proceso político. Si los pacientes refugiados han de recibir la atención adecuada y los doctores refugiados han de utilizarse adecuadamente, es necesario abordar dos dimensiones del problema.

En muchos países de origen de los refugiados, los problemas de salud de la comunidad lésbica, homosexual, bisexual, transgénero e intersexual son un tabú

Para comenzar, puede que los doctores refugiados tengan dificultades para ser aceptados por sus colegas locales, debido a un sesgo político o personal. Para desarrollar políticas de éxito es esencial reconocer el potencial de resistencia local a los programas de integración de doctores refugiados.

Más aún, se debe capacitar a los doctores refugiados para dar respuesta a la diversidad de necesidades médicas que enfrenten en sus hogares adoptivos. Por ejemplo, en muchos de sus países de origen, los problemas de salud de la comunidad lésbica, homosexual, bisexual, transgénero e intersexual (LGTBI) son un tabú, incluso entre los profesionales médicos. Para los doctores refugiados que se reubican en países que reconocen los derechos y la salud del colectivo LGTBI, el currículo de integración debe incluirlos. Mejorar la salud de los refugiados LGTBI puede servir de base para una sociedad más abierta.

En todo el mundo, cerca de 22,5 millones de personas están registradas oficialmente como refugiadas y cerca de 66 millones han sido obligadas a abandonar sus hogares. Es improbable que estas cifras desciendan en el corto plazo, ya que las calamidades provocadas por el cambio climático —y los desastres naturales y humanos— siguen empujando a más gente a dejar sus comunidades.

En algún momento, cada uno de estos futuros refugiados necesitará acceso a profesionales médicos capacitados en salud, diversidad e inclusión. Empoderar a los refugiados de estas profesiones para que formen parte de la solución ayudará a superar arraigados dogmas sobre la integridad e identidades sociales de los refugiados. Pero sobre todo marcará un paso crucial para asegurar una salud más inclusiva para ellos.

Vural Ozdemir es doctor médico, escritor independiente y asesor sobre tecnología, sociedad y democracia.

Traducido del inglés por David Meléndez Tormen. Copyright: Project Syndicate, 2017.www.project-syndicate.org

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