Toni Nadal, rastreando campeones
Durante 27 años ha entrenado al mejor tenista español de todos los tiempos. Hoy, el tío de Rafael Nadal forma a jóvenes en su academia de Manacor. En busca de nuevos diamantes en bruto.
El problema de hoy en día es que la gente le quiere buscar tres pies al gato. Y las cosas son más simples. Si uno quiere hacer algo lo hace y si no, no”. Toni Nadal (Manacor, Mallorca, 1961) asume con normalidad y clarividencia su nueva etapa profesional. Esta es su primera temporada sin entrenar a su sobrino Rafael —así le llama él—, tras 27 años a su lado y 75 títulos conseguidos. El curso pasado anunció que abandonaría la alta competición para centrarse en un ambicioso proyecto, la Rafa Nadal Academy by Movistar.
“Con la misma naturalidad que pasé de Manacor a Wimbledon, ahora he regresado a Manacor”
Enclavado en Manacor, se trata de un centro de alto rendimiento donde chavales de entre 12 y 18 años combinan sus estudios en la American International School of Mallorca con exigentes entrenamientos, todo en las mismas instalaciones, con la esperanza de convertirse en profesionales. “Nunca pensé, cuando entrenaba en el Club Tenis Manacor, que empezaría a recorrer torneos por España con Rafael, y que después viajaríamos por el mundo. Nunca entendí que hiciéramos nada diferente a jugar al tenis. Con la misma naturalidad que pasé de Manacor a Wimbledon, ahora he regresado a Manacor”.
De vuelta a casa, Toni Nadal asegura no mirar atrás con nostalgia, sino con agradecimiento. Cada día pasea entre pistas ocupadas por más de 100 jóvenes que sueñan con emular a su sobrino Rafa, dando consejos aquí y allá, tratando de influir y mejorar a los chavales. “Yo aquí he sentido lo mismo de siempre, porque a mí lo que me gusta es entrenar. He tenido la suerte de vivir grandes momentos con Rafael en Roland Garros, Wimbledon, US Open, Australia… Pero los mejores recuerdos los tengo casi siempre de cuando él era pequeño y yo le preparaba, con el interés de que mejorara y con las dudas de si conseguiríamos hacerlo”.
“Siempre he creído en la repetición y la reflexión. Consiguen ser mejores jugadores los que se dan más oportunidades”
“No creo en los métodos”, responde cuando se le pregunta si en la academia se intenta formar a los niños y niñas del mismo modo que él hizo con su sobrino. “Entiendo que los entrenamientos deben personalizarse. Yo enseñé a Rafael de una determinada manera, pero si hubiera ejercitado a Federer lo hubiera hecho diferente”, explica Nadal, que es la cabeza visible de un amplio equipo de 27 profesionales en la academia, entre entrenadores, psicólogos y fisioterapeutas. Lo que sí está presente es su filosofía: “Cruyff decía que el 70% de las cosas que pasan en un partido son fáciles: si las haces bien, has jugado bien. Esto es tan simple… Pero hoy en día los chavales carecen de mentalidad. Yo les digo que no se pueden cometer tantos fallos. Pero tienen falta de concentración. ¿Por qué ahora hay menos jóvenes en el circuito profesional? ¿Por qué llegan con más edad? ¿Eran mejores jugadores antes? Todo en la vida tiene una explicación”.
Toni prosigue, con la única posible receta que él cree que existe para fabricar campeones como su sobrino: “Pienso que consiguen ser mejores jugadores los que se dan más oportunidades”. Es decir, aquellos que, a pesar de caer una y mil veces, se levantan y siguen adelante. “Toda la vida he creído en la repetición y la reflexión. Si tú estás dispuesto a volverlo a intentar cuando las cosas no van bien, entonces tus capacidades mejorarán mucho. A los chavales les digo que no valen las excusas, que más vale la actitud que la aptitud. Mi función es motivarlos, estar al frente, pero al final es complicadísimo buscar palabras siempre diferentes. Finalmente de lo que se trata es de que respondan a una pregunta: ‘¿Tú estás dispuesto o no estás dispuesto?”.
A cualquiera que se le pregunte de entre los 130 niños y niñas que estudian y juegan al tenis en la academia —un 70% niños y un 30% niñas— responderá con idéntica ilusión: quieren convertirse en profesionales. Paula Ortega, barcelonesa de 16 años; Pedro Vives, mallorquín también de 16, o Uwe Diehl, alemán de 13, sueñan con la idea, pero también tienen presente que es una posibilidad muy difícil. Su ídolo, Rafa Nadal, número 1 del mundo en el momento de realizar este reportaje y que se recuperaba en Manacor de las molestias musculares que le obligaron a abandonar el Open de Australia, definía así el propósito de la escuela que lleva su nombre: “Nuestro objetivo principal es intentar llevar a los niños a un nivel de exigencia grande, no solo tenística sino educativa, de implicación y pasión por lo que hacen. Nuestra ilusión evidentemente sería intentar sacar jugadores profesionales desde aquí, pero lo primordial es que los chicos vivan una buena experiencia y que les sirva de preparación para el futuro, tanto si acaban viviendo del tenis como si van a la universidad y se dedican a otro trabajo”.
En la pista, su tío reconoce: “Uno siempre sueña con lo máximo. Soy consciente de que no es fácil que salga un Federer de aquí, porque en el mundo solo ha habido uno. Pero entiendo que si trabajamos bien podremos tener frutos en unos años”, subraya. La academia tiene diferentes modalidades: verano, semanal y anual. Esta última opción cuesta 56.000 euros con todo incluido (colegio, tenis y alojamiento). “A los chavales les digo que valoren lo que tienen y el compromiso de sus padres para que puedan estar aquí. Siempre hay que ser agradecidos”, recalca Toni.
Y sentirse normales y con los pies en la tierra, una obsesión que siempre persiguió inculcar a Rafa. “Yo ya sé que mi sobrino cuando juega al tenis en la final de Roland Garros es especial, porque hay muchos que lo intentan y pocos lo consiguen. Él también sabe que es un gran jugador, no hace falta que yo le halague. Rafa es puntualmente especial jugando al tenis, pero nada más. Si uno se cree especial es que es especialmente tonto. ¿Por qué no sentirse normal? ¿Por pasar una pelota por encima de una red?”.
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