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el médico de mi hij@
Columna
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“Doctor, le he traído al niño con dolor para que usted lo vea”

Cuando a un niño le duele algo, lo primero es conseguir calmar la molestia. Luego ya veremos

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El dolor es un síntoma frecuente en los peques, desde el primer momento de la vida los niños pueden sentir molestias y la forma de expresarlo es con el llanto. Es cierto que los bebés no siempre que lloran les duele algo, es una forma de expresar disconfor, pero no tiene por qué sufrir lo que los adultos interpretamos como tal dolor.

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Se puede medir la cantidad de dolor con pruebas neurológicas complejas, pero no existe un dolorímetro al estilo del termómetro para la temperatura, o el tallímetro o el peso para ver lo grandes que están nuestros herederos. Si lo hubiere podríamos cuantificar el sentimiento de algesia, pero ¿qué mediríamos, cuánto o cómo duele? La sensación es muy subjetiva, no todo el mundo interpreta el dolor de la misma forma, los niños tampoco, unos son más quejicas que otros igual que los adultos, la tolerancia al dolor se entrena, yo lo aprendí de pequeño al intentar rematar de cabeza un balón para meter gol, duele, duele mucho y luego ves futbolistas que consiguen grandes despejes con mínimo esfuerzo y sin el menor atisbo de dolorimiento.

Por otro lado, está la interpretación que hacemos del dolor ajeno, "Eso no es nada, ahora te damos 20 puntos de sutura y solucionado" o, todo lo contrario, movilizamos todo el botiquín de casa por un arañazo del nene de menos de un centímetro. Lo cierto es que hay dolores importantes, hablo de niños sanos por supuesto, quizás el que más intensidad tiene pueda ser el dolor de oídos, o en los mayorcitos un dolor de muelas, fracturas, golpes y por supuesto dolores de tripa y cefaleas. En los bebés destacan los cólicos del lactante que existan o no, según teorías, suelen solucionarse comiendo o relajando. Es el gran problema de los recién nacidos, su tripa, pueden tener heridas u otro tipo de lesiones y probablemente no tengan la sensación de disconfor que pueda producir la tripa, sencillamente porque es donde está el mayor aporte sanguíneo, ahí y en la cabeza, al fin y al cabo, brazos y piernas no son sino "adornos" en un menor de 6 meses.

Hace poco vi el video del amigo Fernando Fabiani, médico y actor sevillano, hablando de la confianza que todo médico tiene en los padres, aunque habla de fiebre evidentemente se refiere al malestar que esta produce.

"Si te creo, de verdad que te creo".

Cuando a un niño le duele algo lo primero que hay que hacer es quitarle el dolor, luego ya veremos de donde viene, eso es secundario, lo primero es conseguir calmar la molestia. Me fastidia sobremanera lo que denuncia Fernando en su vídeo, la madre o padre que espera su turno en la puerta de la consulta con el niño llorando por un dolor de oídos, dolor potente donde los haya. Y cuando le toca entrar dice:

"Le he traído con el dolor para que usted lo viera"… o "he venido directamente del colegio por si es una otitis"…

Os creo, os juro que os creo, si una madre me dice que ha tenido dolor de oído yo la creo y si me lo dice el peque también. Y si me dice que le ha dado un calmante y se le ha pasado, yo me alegro doblemente.

Lo primero quitar el dolor, si es una otitis ya se verá, tenemos tiempo para iniciar un tratamiento, pero es muy probable que solo con el calmante al niño se le pase su otalgia, que no es sinónimo de otitis. Lo primero quitar el dolor si se ha torcido un pie o se le sale el hueso, ya lo colocaremos, pero antes le quitaremos el dolor, a los médicos no nos hace falta el dolor para diagnosticar nada. Os creemos.

Es una barbaridad esa creencia de que hay que dejar evolucionar el dolor para no enmascarar una terrible enfermedad, si no te acuerdas de cómo te dolía y no eres capaz de contárselo a tu médico al día siguiente es que no era para tanto, un buen dolor se recuerda y siempre es mejor explorar a un niño al que ya no le duele y colabora, que a un crío en pleno llanto o en defensa para que no le toques.

Igual ocurre con el malestar de la fiebre, ya sabemos que siempre se exagera unas décimas o unos grados:

"-. Doctor mi niño ha tenido 39,25...

-. No mamá han sido 38 ¿no te acuerdas?

-. Calla niño, sabré yo..."

Pero me da igual, lo primero quitar el malestar. La urgencia es aliviar el dolor, darle algún calmante en casa, atenderle con los mimos necesarios y ya veremos de donde viene y si hace falta hacer algo más.

Por cierto, al hilo de esto ¿habéis exagerado alguna vez los síntomas del peque porque así parece que os harán más caso? ¿Hay que engañarle un poquito a vuestro pediatra porque si no, no le manda nada? ¿os suena, lo habéis visto?

Me da igual, ya contamos con ello, pero habéis de saber que, si las madres piensan que su hijo tiene algo importante, cualquier pediatra a pesar de todo estará atento y tendrá en consideración vuestras sospechas. No digo que tengáis razón siempre, pero al menos lo confirmaremos.

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