_
_
_
_
_

En esta casa empezó la leyenda del arquitecto Richard Rogers

Petr Krejcí
Anatxu Zabalbeascoa

El célebre arquitecto Richard Rogers concibió en 1968 una casa para sus padres a las afueras de Londres. Aquella vivienda ya respiraba el sello de estética industrial que desarrollaría más tarde y que hoy, restaurada, es todo un icono.

ENTRE LOS ARQUITECTOS burgueses era habitual que el encargo que les permitía demostrar su valía naciera del seno de su propia familia. Le sucedió a Richard Rogers, el autor —con Renzo Piano— del Centro Pompidou de París. En 1968, levantó en Wimbledon, al sur de Londres, una vivienda para sus padres con materiales prefabricados y los colores estridentes que tanto ha utilizado después. La casa ha sido ahora restaurada por Philip Gumuchdjian, quien —aprovechando la “renovación como una oportunidad para la reinvención”— ha protegido el carácter de la arquitectura en lugar de sus materiales. De este modo, aunque tres cuartas partes de los acabados de la casa —hoy convertida en alojamiento para los investigadores de la Universidad de Harvard— son nuevos, la vivencia del espacio es la original. Paños de vidrio funden los límites entre el interior y el exterior, y la luz natural reina por las estancias. En un cambio apenas perceptible, los atributos pop originales (ventanas de cantos redondeados) se han metamorfoseado en una transparencia que coloca la casa fuera del tiempo. 

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_